Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Luis Lacalle Pou afirmó ayer en Salto que está “prejubilado”, pero es obvio que se propone ser otra vez candidato a la presidencia en las próximas elecciones nacionales y que hasta el momento no asoma en el Partido Nacional (PN) ninguna figura capaz de disputarle con éxito esa postulación. Por lo tanto, era previsible que retomara la actividad política pública y no sorprende que haya comenzado en el último tramo de campaña para las elecciones departamentales que se realizarán el domingo, en las que el PN buscará consuelo tras la derrota de Álvaro Delgado el año pasado.
Ya se había anunciado que el expresidente trataría de aportar en los departamentos en los que la contienda es más reñida, y no cabe duda de que uno de ellos es Salto, donde los partidos que integran el lema Coalición Republicana sumarán votos para competir con el gobernante Frente Amplio, en vez de enfrentarlo separados como lo hicieron en 2020.
Sucede, sin embargo, que el candidato a la Intendencia de Salto apoyado por Lacalle Pou es el otorrinolaringólogo Carlos Albisu, su amigo y compañero del sector Aire Fresco. Albisu, quien cerró ayer su campaña con oratoria del expresidente, tuvo que renunciar en 2023 a la Comisión Técnica Mixta (CTM) de Salto Grande debido a un escándalo de contrataciones por designación directa a militantes nacionalistas y a algunos colorados, en gran cantidad y con altas remuneraciones.
En aquel momento, Lacalle Pou comentó que no podía descartar la existencia de “exageraciones” por parte de Albisu, pero agregó que le tenía “aprecio”, “afecto personal” y “confianza”, y que había “trabajado muy fuertemente por el departamento” de Salto.
La CTM había enviado cada año a la cancillería de Uruguay, como era su obligación, una memoria de su actividad, su presupuesto de gastos y el cálculo de los recursos que iba a necesitar el año siguiente. De hecho, Albisu había pedido para 2023 mucho más dinero que el que el Poder Ejecutivo decidió asignarle. Además, es inimaginable que sus procedimientos clientelistas (que no se limitaban a las contrataciones directas) fueran ignorados en el PN y en Aire Fresco.
Lacalle Pou aplicó criterios tan peculiares como poco pertinentes para defender a sus correligionarios desde la presidencia. Antes de lo de Albisu, había declarado que Gustavo Penadés contaba con su “confianza” y su “respaldo”, y que sería de “mal amigo” no creerle que era inocente. Aun antes había calificado de “profesionalmente intachable” el desempeño de Alejandro Astesiano como jefe de seguridad presidencial, alegando que nunca había percibido indicios de que no fuera merecedor de confianza.
En los casos de Astesiano y Penadés, el expresidente se presentó luego como alguien sorprendido en su buena fe. Con Albisu ni siquiera intenta eso, pese a que los hechos quedaron a la vista. Lacalle Pou no ahorró ayer elogios a “Carlitos”: quiere que la ciudadanía de Salto elija como intendente a una persona que se mostró decidida a usar las instituciones para su provecho político personal. Que intervenga de este modo en la campaña no es ilegal, pero envía una pésima señal a la opinión pública.
Hasta mañana.