Rodrigo Camaño es profesor de música, director de coros, estudiante de la Facultad de Artes y, desde hace un buen tiempo, nuestro “marcosvelascólogo” de cabecera. En paralelo con el tramo final de sus estudios en el IPA, comenzó a profundizar en el cantor y su vasta obra: “Conocía cuatro o cinco canciones que estaban en el cancionero popular, pero me empecé a dar cuenta de que su obra era más conocida de lo que yo pensaba y muy interesante, que abarcaba muchos rubros, como el humor, la fábula, los diferentes géneros musicales uruguayos. A partir de eso me di cuenta de que es una personalidad que merecía un poquito más de reconocimiento y que, al mismo tiempo, no había mucha cosa escrita sobre él”, contaba a la diaria en 2022.

Marcos Velásquez (1939-2010), autor de un puñado de canciones fundamentales del cancionero uruguayo y pionero en el estudio de nuestro patrimonio musical, fue integrante de la generación del 60 y de lo que luego se denominó movimiento de canto popular. Oriundo del oeste montevideano, desde chico anduvo entreverado en peñas y otras rondas con guitarra y conoció de primera mano a los cantores Carlos Molina, Alberto Moreno y Aramís Arellano, quienes serían modélicos para su perfil artístico. Con la maleta llena de polcas, candombes y milongas se radicó primero en Chile, en 1968, y luego en Francia, tras el golpe de Estado de Augusto Pinochet en 1973. Durante su exilio europeo no dejó de cantar y difundir el folclore de nuestro continente a la vez que participó de manera activa en encuentros de denuncia y solidaridad en el marco de las dictaduras latinoamericanas y sus crímenes. En 1987, consolidada la reapertura democrática, regresó a Uruguay, donde vivió hasta sus últimos días.

Camaño lleva una década como una rastrojera trillando cada uno de los recovecos del músico. En 2019 publicó el ensayo biográfico Marcos Velásquez. Cantor criollo; dos años después hizo pública la web cantorcriollo.com.uy, donde recopila textos, fotografías, videos, audios y otros materiales surgidos de la investigación, y en 2022 editó un segundo título, Marcos Velásquez. Panorama del folclore musical uruguayo, que reúne, en gran parte, textos inéditos del autor de “El tero tero” que giran en torno a sus reflexiones sobre el folclore, lo tradicional o lo autóctono. También impulsó la creación del espacio Marcos Velásquez en el barrio del Prado y en 2023 la exposición de afiches Marcos Velásquez. Canto para un pueblo en lucha, en el Museo de la Memoria.

Con el mismo nombre de esta muestra gráfica, desde hace unas semanas se encuentra disponible en librerías la publicación editorial que completa la trilogía y que se enfoca en los carteles promocionales del compositor. Gran parte de la recopilación pertenece al archivo del homenajeado conservado por su hermano y colega, Jorge Velázquez (sí, con zeta); otros fueron llegando de manos amigas y también están los que el investigador compró en ferias de la ciudad. El catálogo abarca, sobre todo, su largo exilio europeo y da cuenta de ese infatigable periplo. Hay pósteres en español, francés, italiano, checo o alemán; de conciertos en solitario y compartidos con artistas uruguayos, de otros países de América y del viejo continente. Entre otros: Los Olimareños, Daniel Viglietti, el Sabalero, Numa Moraes, Joan Manuel Serrat, Paco Ibáñez, Isabel Parra, Quilapayún y César Isella, y la lista sigue.

El libro mantiene el formato de la serie, pero impreso en papel satinado y a todo color, a favor de la colección que se luce en toda su magnitud. Para esta tarea fue clave el apoyo de Anáforas, el portal de la Facultad de Información y Comunicación dedicado a la conservación y difusión, en formato digital, del acervo gráfico, literario y artístico del país. El proyecto universitario puso a disposición su experiencia y equipos para lograr la mejor digitalización posible de materiales que, en algunos casos, superan los 50 años. “No ignoramos que la capacidad de evocación que tienen esos papeles originales [...] se asordina en el universo digital en el que pretendemos darles nuevos alientos. Sin embargo, la belleza de esas composiciones gráficas y la fuerza testimonial de esos afiches aseguran su valor singular dentro del universo interminable de estímulos visuales en que vivimos”, aseguran Mariana Noguera y Rodrigo Echániz, de Anáforas, en el prefacio del libro.

Para los amantes de la canción popular y la música en general, el impreso es lo que un golden ticket para los niños de Charlie y la fábrica de chocolate. Las decenas de piezas recuperadas son un muestrario de las tendencias gráficas que destacaron en la década de 1970 y sus alrededores, un caldero de colores, tipografías e ilustraciones que marcaron época. Por ejemplo, aparecen diseños del maestro Carlos Palleiro, tan presente en carátulas de discos y libros en esos años y que por estos días expone parte de su trabajo en el Museo Nacional de Artes Visuales.

Más allá de lo visual, que es un montón, el portafolio también es un testimonio histórico que da cuenta de aquellos años signados por el terrorismo de Estado, los exilios, la resistencia y su organización transoceánica. Como detalle, no hay en el compendio piezas de la estancia chilena del cantor de la que escapó tras ser perseguido, apresado y torturado por el régimen de Pinochet. Esta ausencia es también una huella.

A modo de anexo, pero también de complemento perfecto tras el festín visual, la publicación contiene las letras de las canciones incluidas en el álbum Nuestro camino. Antología, editado por Ayuí/Tacuabé en 1996. Además de la posibilidad de leerlas con la versificación y la puntuación correspondiente –empresa no siempre posible en la jungla digital–, cada obra es acompañada por un código QR para escuchar las versiones de este recopilatorio grabado a iniciativa de Rubén Olivera, quien “tuvo la responsabilidad de llevar a Marcos al estudio para revisitar su obra” en las condiciones que merecía. Ahora sí, que venga el trigo, que venga el maiz, que venga el choclo pa’ deschalar.

Marcos Velásquez. Cantos para un pueblo en lucha. PárrafoSur, 2025. El libro se presenta el jueves 22 de mayo a las 19.00 en la sala Camacuá de AEBU. Junto con el autor participarán Numa Moraes, Jorge Velázquez y Mariana Noguera.