La confrontación especular contra la acción de la nueva derecha no es nada conveniente. El enfoque del problema no debe contener, entiendo, la propuesta de radicalización de la izquierda.
La lucha trans en Uruguay está atravesada por un relato incómodo: dictadura, prostitución, cárcel, abusos, y a la vez resistencia, arte y comunidad. Negar esta historia es volver a invisibilizar a quienes sobrevivieron en los márgenes.
Confundir libertad de expresión con derecho a destruir al semejante es parte de la trampa contemporánea. Se vende como pluralismo lo que en realidad es habilitación del fascismo cotidiano, vestido de “opinión incómoda”.
Hace un par de días Marconi nuevamente fue noticia. Sin embargo, esta vez el titular nada tiene que ver con balaceras, muerte, violencia. Es noticia Marconi porque el barrio cobra vida en las calles.
La ideología neoliberal del lucro cesante funciona porque es simple; triunfar en ella es ser más poderoso, más rápido, más amoral. Su simplicidad hace que se pueda subir al carro desde cualquier posición geopolítica o religiosa.
En los países centrales del mundo, la economía se basa en el conocimiento y es motorizada por la innovación. Eso no sucede en las periferias, lo que es una causa mayor de su subordinación –económica, política y aun ideológica–.
El crimen organizado es una categoría ahistórica, una especie de mantra cuya mera pronunciación hace innecesaria la tarea de sumergirse en la historicidad y las particularidades locales de los fenómenos de la violencia.
En los intercambios de posiciones entre oficialismo y oposición, cuando nadie da en la tecla de los problemas de la seguridad, el debate destructivo sobre la criminalidad desprestigia al sistema de partidos políticos, a la democracia y a sus instituciones.