Los rubros del Concurso Oficial de Carnaval generaron el destinte de algunos límites rígidos entre categorías. En la categoría de revistas prima lo coreográfico, de acuerdo con el reglamento, pero al verlas en el escenario es fácil notar que hacen de todo. Bailan, cantan, actúan, apelan al humor y a la crítica social. Son un caldo de cultivo de talento nacional.
De acuerdo con el reglamento oficial, una revista “debe constituir una expresión artística integral de libre creación, conceptualmente imaginativa, tendiente a la diversión”, establece la normativa del Concurso Oficial de Carnaval. Alegría, música y baile son elementos prioritarios.
Los espectáculos de revistas se arman en una sucesión de cuadros que se deben enlazar entre sí sin interrupciones. Se tienen que “armonizar coreografías, vestimenta, bailes, música, canciones y parlamentos”.
La música puede ser grabada o inédita. A la hora de juzgarla, se tomará en cuenta “la calidad y el aporte artístico que realice al espectáculo”. Si surgen “desajustes en su afinación o sincronización” habrá consecuencias negativas en materia de puntaje. Las pistas grabadas no pueden tener “voces humanas en beneficio de servir de apoyo o complemento a las voces o arreglos corales interpretados en vivo”. Pueden incluir parlamentos, pero no deben superar los 30 segundos en total.
A diferencia de la música, las letras deben ser inéditas. Para la categoría de revistas se evalúa especialmente la coherencia de los textos. Además, en el reglamento se advierte que “el recurso de apelar a tintes dramáticos o emotivos puede enriquecer el desarrollo del espectáculo, pero utilizado en exceso puede escapar a la esencia del carnaval”.
En esta categoría es sumamente importante el rubro coreografía, que tiene dos jurados. Abarca todas las coreografías y bailes dentro de los espectáculos, es decir, “las estructuras en las que suceden movimientos con un sentido”. Se tiene en cuenta el destaque de las y los solistas. Importa la técnica, pero también la expresividad, lo performativo. El cuerpo de baile debe estar integrado por personas de ambos sexos.
A diferencia de los cuerpos de baile, quienes integran el coro no están obligados a cambiar su vestimenta entre cuadro y cuadro.
Todos los rubros deben aportar a la visión global del espectáculo que presenta cada conjunto para que haya coherencia y cohesión.
El mínimo de componentes es 18 y el máximo es 28. Los espectáculos en el Teatro de Verano durante el concurso oficial deben durar entre 45 y 50 minutos.
Además de estas especificidades, se destaca la necesidad de que haya continuidad, dinamismo, un clima “alegre y colorido” y una “fina técnica revisteril” a lo largo de los espectáculos.
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