“La más vieja medicina, vuelve Momo en cada esquina”, cantaban los Rebeldes en el año 2000, en una recordada presentación escrita por Fernando Ulivi. Este jueves, cerrando el Desfile, justamente una murga maragata volvió a pisar la principal avenida capitalina después de tanto tiempo. De Frente y Mano, cerca de la una y media de la madrugada, salió a divertirse y divertir por 18 de Julio al escaso público que por esas horas acompañaba en las primeras cuadras. Con carteles de “Barrimos con el desfile” y “Ustedes no laburan mañana”, el conjunto de San José encaró su recorrido pese a que desde Andes hasta la plaza del Entrevero había mucha menos gente que al comienzo.

Edu Pitufo Lombardo, de la Murga La Gran Muñeca, durante el Desfile Inaugural del Carnaval, el 19 de enero.

Edu Pitufo Lombardo, de la Murga La Gran Muñeca, durante el Desfile Inaugural del Carnaval, el 19 de enero.

Foto: Natalia Rovira

Pero la energía fue la misma, de principio a fin. El retorno del Desfile Inaugural al Centro de Montevideo convocó a miles de personas que lo vivieron con un entusiasmo particular, como valorando lo que tantas veces parecía una simple excusa para dar el puntapié inicial del Concurso y la hoja de ruta de los tablados. El fervor y las ganas de ser parte se notaron especialmente elevados desde que Valores de Ansina pisó 18, abarrotada en sus veredas, sus balcones y sus sillas, lo que incluso generó algún inconveniente, ya que no eran numeradas y muchas personas que tenían la entrada no pudieron acceder a su lugar.

La plaza Independencia fue, como siempre, el lugar de encuentro entre las agrupaciones y los hinchas. Las fotos, los abrazos, la curiosidad por saber cómo son los trajes de este año, y el ansia de los artistas por salir a bailar y cantar desde ahora hasta fines de febrero. Saludos entre componentes de distintos conjuntos, mientras la música no paraba de sonar desde los carros que acompañaban a parodistas y revistas. Ahí nomás, improvisados puestos de panchos y empanadas eran la salvación para los que hacía rato que no se alimentaban. También era posible saciar la sed con algún refresco o cerveza. En ese sentido, hubo una murga que se preparó con todo para la calurosa noche y llevó un carro de supermercado que hizo las veces de “barra móvil”, desde la que un utilero servía tragos a sus compañeros.

En el final del trayecto, la escena era la misma pero con mucha más gente. Las gradas repletas, el escenario armado al pie de la estatua de la Libertad y una plaza Cagancha desbordante. La cuadra posterior al cierre del recorrido oficial sirvió para que las comparsas de negros y lubolos, sobre todo, hicieran el deleite de los que no estaban en primera fila y de muchísimos turistas que desde la puerta de un hotel cuatro estrellas no paraban de tomar fotos y filmar videos.

Desfile Inaugural del Carnaval, el 19 de enero, en el centro de Montevideo.

Desfile Inaugural del Carnaval, el 19 de enero, en el centro de Montevideo.

Foto: Natalia Rovira

Imágenes y momentos que deja el Carnaval, y que se viven de manera especial como lo vivió Manuel Abrojo Cadenas. El mítico cupletero desfiló con su murga de toda la vida, La Nueva Milonga, a sus 82 años. No hubo quien no quisiera sacarse una selfie con el Abrojo, hipnótico en su vaivén murguero y todo un símbolo del carnaval uruguayo. Otros que acapararon la atención del público fueron los Zíngaros. Con su impactante vestuario, los parodistas gitanos siempre son una referencia y le pusieron el toque de emoción ya desde antes de comenzar a desfilar. Denis Elías, una de las voces del conjunto, dedicó unas palabras a Panchito Araújo, recientemente fallecido, que provocaron una ovación de todos los que estaban al pie del Palacio Salvo.

En materia de humor varias agrupaciones jugaron fuerte en este desfile, siendo quizás Sociedad Anónima los que tuvieron mejor respuesta y efectividad, ya que lograron el primer premio de su categoría. El conjunto de Carlos Barceló avanzó por 18 de Julio liderado por un carro que llevaba a sus músicos con un cartel que titulaba “Agencia 4to piso”, acompañado pasos atrás, entre otros personajes, por jeques árabes con maletas con la leyenda “454 kilos de pescado”. Cerrando su marcha, un Pinocho sobre una tabla de surf daba el toque final a la propuesta de los maragatos, nunca exenta de fuerte crítica política.

“18, sos la más mimosa de Montevideo y de mi recuerdo”, cantaban los Patos Cabreros en su retirada 2017. Y así fue. Otra vez el Desfile recorrió la calle donde lo hizo la mayor parte de su historia. Los ganadores se conocieron en los fallos dados sobre la mañana del viernes, generando ese “sponsor de último momento”, como lo llaman los conjuntos que se quedan con el premio. Más allá de eso, la fiesta abrazó a todas y todos, y seguirá siendo parte de su (y nuestra) rutina hasta los primeros días de marzo.

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