La poca cantidad de prensa y autoridades contrastó con la cantidad de veces que a nivel discursivo se insiste en que el futuro está fuertemente vinculado a la ciencia, la investigación y la innovación. Sin embargo, el convenio firmado ayer en la sede del Institut Pasteur de Montevideo (IP) entre su director, Luis Barbeito, y el presidente del Banco de Seguros del Estado (BSE), Mario Castro, es toda una novedad: mediante el acuerdo, el Banco de Seguros del Estado se compromete a financiar la investigación científica que se llevará a cabo en dos nuevos laboratorios que se construyeron en el centro, aportando para ello 100.000 dólares anuales por un período de cuatro años.

Al BSE este acuerdo le permite promover “la generación de conocimientos y la aplicación de resultados de investigaciones científicas y nuevas tecnologías moleculares para la prevención y el tratamiento de pacientes siniestrados”. Por su parte, al IP el acuerdo le posibilita dinamizar su programa G4, que tiene que ver con grupos de investigación a cuatro años liderados por jóvenes investigadores en biomedicina, iniciativa que comenzó este año con el objetivo de “retener el talento científico en el país” y evitar que la falta de oportunidades a nivel local los obligue a buscar nuevos caminos en el exterior. La construcción de los cuatro nuevos laboratorios se concretó gracias a una donación que recibió el IP de parte de una mujer que ayer estuvo presente en la firma del convenio pero que prefiere mantenerse en el anonimato.

¿G20? ¡G4!

El programa G4 abarca a equipos de investigadores jóvenes que fueron seleccionados tras presentar proyectos que debieron defender ante un jurado integrado por científicos del Consejo Internacional del IP. En noviembre se eligieron los dos primeros grupos: los proyectos presentados por María Eugenia Francia y Gregorio Iraola, que además de tener acceso a los nuevos laboratorios recibirán, acuerdo con el BSE mediante, fondos semilla para el período 2019-2023.

El proyecto de Francia, ApiLab, es un laboratorio de apicomplejos, que es como se conoce a determinados parásitos de interés tanto para la salud humana como animal. El laboratorio analizará específicamente “la neosporosis bovina, una enfermedad causada por un parásito que provoca abortos espontáneos en bovinos y ovinos” y que en nuestro país es un problema sanitario ganadero de impacto económico. El objetivo del ApiLab será analizar los apicomplejos que se dan en Uruguay para conocer “en qué grado y cuál es la gravedad de las enfermedades que causan”, lo que permitiría “adaptar los tratamientos y los diagnósticos que se usan para que sean más representativos y aplicables en el país”. Trabajando en conjunto con la Cátedra de Parasitología y Micología de la Facultad de Medicina, ApiLab también buscará ofrecer a los pacientes “un diagnóstico inequívoco del parásito u hongo que les está causando enfermedad”, buscando “mejorar la efectividad del tratamiento de los pacientes y conocer con mayor exactitud la epidemiología nacional de estas enfermedades”.

Por su parte, el Laboratorio de Genómica Microbiana, proyecto presentado por Iraola, “usará las herramientas de la bioinformática y la secuenciación del ADN para estudiar la evolución y epidemiología de bacterias dañinas para el organismo”. También se centrará en uno de los grandes problemas sanitarios del siglo XXI: la resistencia bacteriana a los antibióticos. En esa dirección, el nuevo laboratorio “buscará determinar el papel del microbioma ambiental como reservorio de microorganismos patógenos que son resistentes a antibióticos, comprender cómo varía el microbioma del intestino humano en condiciones de salud y enfermedad, y caracterizar el microbioma presente a nivel estomacal e intestinal en bovinos”.