El Museo Nacional de Brasil, que este año cumplió 200 años, quedó totalmente destruido por un incendio que comenzó en la noche del domingo. Si bien no hubo víctimas, el fuego destruyó casi la totalidad del acervo del museo, que constaba de más de 20 millones de piezas.

Las áreas correspondientes a arqueología, paleontología, antropología e invertebrados –que contenía alrededor de cinco millones de insectos– fueron totalmente destruidas, al igual que los laboratorios y las salas de clase. Entre los objetos más preciados destruidos por el incendio, se hallaba Luzia, el esqueleto humano más antiguo de América del Sur –data de al menos 11.400 años–, hallado en 1975. También fue arrasada por las llamas la mayor colección de arqueología egipcia de América Latina, compuesta por más de 700 piezas, la de arqueología clásica, con 750 piezas de las civilizaciones griega, romana y etrusca, la colección de momias precolombinas y decenas de fósiles de dinosaurios.

El museo, ubicado en el barrio carioca de São Cristóvão, dependía administrativamente de la Universidad Federal de Río de Janeiro, institución que desde hace tiempo denunciaba no recibir del gobierno las partidas mínimas para el mantenimiento del edificio. El paleontólogo Alexander Kellner, director del museo, pidió al gobierno federal que entregue el dinero para la recuperación del predio, ya que los elementos materiales que se perdieron son imposibles de recuperar.

Martín Ubilla, paleontólogo uruguayo que trabajó en el museo carioca en una investigación comparativa de fósiles de roedores, contó a la diaria que el incendio “fue una de las peores noticias que podemos recibir los científicos que trabajamos en estas cosas. Estamos comunicados con varios colegas y todavía estamos bajando a tierra la situación real de lo que se ha perdido. Es realmente lamentable, porque se podía haber evitado teniendo un apoyo financiero adecuado. Es importante destacar que se ha perdido buena parte de la historia de la ciencia de Brasil, pero también de Sudamérica. No podemos ver esto únicamente en clave nacional, porque el Museo Nacional de Brasil es una referencia para todo el continente”. El científico uruguayo fue aun más lejos: “Lo que pasó es una pérdida de patrimonio a nivel mundial, porque por ejemplo se perdió toda la información que había sobre lenguas de tribus indígenas ya desaparecidas, algo que obviamente no vas a poder recuperar. Esto que pasó debe servir para generar conciencia entre quienes están en las órbitas de decisión, de que este tipo de inversiones tienen un retorno muy importante e imprescindible para toda la sociedad”, concluyó.

Otro incendio en Río

Hace poco más de 40 años, el 9 de julio de 1978, se incendió el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro. El hecho tuvo gran impacto en Uruguay, porque allí se encontraba una gran exposición de Joaquín Torres García, que había arribado a Brasil proveniente de París. 73 obras del maestro uruguayo, entre cuadros y murales, fueron destruidas por las llamas. El origen del fuego no fue aclarado y el museo –una institución privada– excluye el episodio de su historia oficial hasta el día de hoy.