¿Qué nos imaginamos si nos piden dibujar a una persona haciendo ciencia? Quizás un laboratorio con microscopio y pipetas, frascos, probetas con líquidos de colores sobre una mesa. Y posiblemente, también que los manipule un hombre.

Se han realizado numerosos experimentos de este tipo para conocer la percepción social sobre la participación femenina en los sectores de la ciencia y analizar así cómo se reproducen esquemas de género existentes en el mundo entero en áreas como la tecnología, la ingeniería y la matemática. Las notorias desigualdades entre hombres y mujeres en la ciencia derivaron, a fines de 2015, en que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declarara el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia con el objetivo de lograr “el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, y además para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas”, según el organismo internacional.

En la declaración de la ONU se menciona que “en los últimos 15 años, la comunidad internacional ha hecho un gran esfuerzo inspirando y promoviendo la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia”, pero “ellas siguen enfrentándose a barreras que les impiden participar plenamente en esta disciplina”. De acuerdo con un estudio realizado en 14 países (con cifras a 2015), la probabilidad de que las estudiantes terminen una licenciatura, una maestría o un doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es de 18%, 8% y 2% respectivamente, mientras que la probabilidad de que los estudiantes masculinos tengan éxito en esto es de 37%, 18% y 6%.

En Uruguay, más de la mitad de las personas que se dedican a la ciencia son mujeres, que se concentran mayormente en la ciencias médicas (57% a 43%) y en el sector de las humanidades (53% a 47%) y trabajan en los ámbitos académicos y públicos (53% mujeres y 47% varones).

Para la investigadora adjunta del Laboratorio de Genética Molecular Humana e integrante de la Comisión de Género del Institut Pasteur Victoria Prieto, si bien la situación varía en relación a las diferentes disciplinas científicas, los obstáculos para las mujeres en la ciencia en el país no aparecen en el acceso a los espacios educativos, sino “más adelante en la carrera”. Menciona que, por ejemplo, en el Sistema Nacional de Investigadores “en los niveles más bajos de iniciación hay mayoría de mujeres, y esa cantidad va disminuyendo a medida que aumenta el nivel, hasta un 20% en los niveles más altos”. “Es una realidad que responde a una multitud de factores, que primero hay que ir documentando, para después analizar las distintas aristas y poder actuar sobre todos los factores que influyen en esto”, añade.

Para contribuir con la reflexión sobre el rol de las mujeres en la ciencia, y en ocasión de la celebración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, el Institut Pasteur de Montevideo decidió este año convocar a niñas y niños de entre ocho y 12 años a presentar proyectos artísticos que reflejen su idea sobre la participación de las mujeres en la ciencia, con el objetivo de reflexionar a través de los dibujos, las maquetas o las esculturas presentados cuáles son los estereotipos que prevalecen sobre científicas y científicos, o quizás de encontrarse con la grata sorpresa de algún cambio de percepción, según explicaron a la diaria Prieto y Daniela Hirschfeld, encargada del área de comunicación de la institución, quienes trabajan en la organización de la iniciativa.

El 11 de enero, investigadoras del instituto llevaron a sus hijos y a familiares pequeños a los laboratorios del Pasteur para celebrar este día, y que así sus hijos e hijas vieran cómo se construye a diario la aventura de la ciencia. Este año decidieron ampliar la propuesta a niños y niñas “que tengan interés en la ciencia y alguna inclinación por el arte y que puedan, a través de expresiones plásticas, mostrar cómo ven a las mujeres en la ciencia. La idea no es que el concurso derribe estereotipos, sino tratar de mostrar que no existe el estereotipo del típico científico varón y que también las mujeres pueden ser científicas. A través de la mirada de los niños queremos impulsarlos a que hagan esa reflexión”, dice Hirschfeld. Además de presentar sus obras, los niños deberán adjuntar un breve escrito que explique su construcción y su reflexión al respecto.

Prieto agrega que hay dos puntos claves en la propuesta: la edad y el género. La investigadora explica que el rango de edad se estableció en virtud de que “hay datos que dicen que a los cinco años los varones y las nenas se perciben de igual manera, competentes e interesados por la ciencia, pero un año más tarde, a los seis, esas tendencias divergen. En un año de vida los estereotipos ya se fijan y las niñas no se sienten tan capacitadas y tan interesadas en la ciencia como los varones”. Sobre involucrar tanto a niños como a niñas, Prieto dice que “una tendencia podría ser convocar sólo a niñas, como para estimular su interés a participar en la ciencia, pero esta actividad tiene como objetivo cambiar estereotipos, por eso se incluyó a los varones. Como la reflexión en torno a género muchas veces queda como encapsulada entre mujeres y niñas hablando entre nosotras, nos parecía importante promover los cambios de estereotipos desde la infancia en los varones y que los varones tuvieran un modelo de mujer científica; evitar un modelo masculino para un varón y un modelo femenino para mujer”.

Espacios educativos

Año a año aumenta la cantidad de mujeres que deciden dedicarse a la ciencia, y en esa tarea es fundamental que participen, desde la propia infancia de los niños y las niñas, los maestros. Aunque Prieto no participa en ámbitos educativos primarios, sostuvo que disciplinas como matemática, ingeniería y física están “masculinizadas”, y eso “se ve en los niños” porque los varones, por lo general, “se tienen más fe en esas áreas que las niñas”. “Me parece que los docentes deben ser conscientes de esos fenómenos que se dan y tratar de actuar estimulando a las niñas”, así como “tener mucho cuidado de que el sistema educativo no retroalimente esos sesgos”, agrega.

“Una parte del problema es de autopercepción de las capacidades propias de las niñas. Ese es un tema con muchas aristas, entonces me parece que está bueno que los docentes ayuden a que todas las personas se sientan con las mismas capacidades, independientemente del género”, enfatiza Prieto.

Explorar el laboratorio

La iniciativa se lanzó el lunes 14 y las obras serán recibidas en el Institut Pasteur hasta el 4 de febrero. De todos aquellos que se presenten, la Comisión de Género elegirá diez ganadores. El premio: los autores podrán disfrutar de un día en el laboratorio acompañados por las investigadoras. “La idea es que no sólo quede en un concurso artístico, sino que se aproveche la integración en el arte de los niños para también traerlos a la ciencia; mostrarles cómo trabaja una científica, qué hace diariamente un investigador o un técnico, cómo es el ambiente en un laboratorio, qué características tiene el trabajo que se hace allí y qué tipo de investigaciones se realizan”, sostuvo Hirschfeld. Los afortunados tendrán la posibilidad, además, de participar en experimentos como auténticos científicos. La lista de ganadores se anunciará el jueves 7 de febrero en las redes sociales del instituto y en su página web.