La ciencia tiene múltiples fines y se construye de muchas maneras. En la búsqueda de conocimiento no hay investigaciones cerradas, sino cadenas de preguntas interminables. Quizás sea la voluntad de encontrar el final de esa hilera de interrogantes o una sed insaciable de saber la que atrapa a científicos en sus estudios durante años e incluso décadas. Esta historia científica comenzó en 2005, cuando un grupo de investigadores –encabezado por el biólogo Gabriel Laufer, al que luego se unió la bióloga Noelia Gobel, ambos del Museo Nacional de Historia Natural– se dedicó a identificar los focos de invasión de las ranas toro (Lithobates catesbeianus). Un seguimiento de una década les valió la publicación del artículo “Estado actual de la invasión de la rana toro en Uruguay”, en la editorial científica Springer, y otros dos trabajos: uno en el que estudiaron las horas de mayor actividad de su canto y otro en el que analizaron la dieta de los renacuajos de la rana exótica invasora.
La interminable curiosidad de estos biólogos los llevó a realzar dos nuevos trabajos que brindan más herramientas para enfrentar la expansión de la rana toro: uno en el que analizan los cambios en los sistemas acuáticos invadidos por ellas, y otro en el que denuncian un nuevo foco de esta especie, nada más ni nada menos que dentro del área protegida Humedales de Santa Lucía.
Se expanden
“Detección con participación ciudadana de una nueva población feral de rana toro (Lithobates catesbeianus) en un área protegida en Uruguay” fue publicado en noviembre en la Revista Latinoamericana de Herpetología. Los autores indican que gracias a un grupo de cazadores deportivos de la Asociación de Cazadores del Uruguay se detectó la presencia de ranas toro en la localidad de Cerrillos, Canelones, dentro de una de las áreas protegidas más importantes del país. Este nuevo foco se suma a los existentes en Rincón de Pando (Canelones), detectado en 2005, Paraje Bizcocho (Soriano) y Aceguá (Cerro Largo), detectados en 2007, y San Carlos (Maldonado), detectado en 2015. De todas formas, ambos expertos consideran que, debido a que la invasión de ranas toro en nuestro país está en sus primeros estadios, el control y la erradicación continúan siendo posibles y relativamente sencillos de alcanzar. Si no queremos enfrentarnos a daños severos e irreparables a los ecosistemas, es momento de actuar.
El conocimiento producido por la ciencia nos enriquece como sociedad y nos da instrumentos para actuar y tomar decisiones. Los autores resaltan, en el artículo publicado, el “potencial de participación de los diferentes actores sociales que se encuentran en el territorio, como una estrategia de detección y alerta temprana de las invasiones biológicas”. “Cualquier acción de conservación no se puede llevar adelante sin la ciudadanía”, dice Gobel, y menos aun sin la población de las comunidades afectadas. Por eso, los investigadores no se quedaron sólo en la recolección de datos, sino que se acercaron a la comunidad de Aceguá, a los institutos educativos y a los productores agrícolas para informarlos y promover su participación en el control de estos usurpadores de ecosistemas. “Los niños de Aceguá tienen mucho conocimiento sobre los anfibios y la rana toro”, dice Gobel, y en los predios privados invadidos por estos anfibios los productores han aprendido a identificarlas, cazarlas y hasta a consumirlas. “Esto es muy importante”, enfatiza la bióloga.
Desde el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente están desarrollando un plan de control de este animal exótico invasor, pero como Gobel no participa en él no pudo dar muchos detalles sobre su implementación.
Toro-consecuencia
En “Cambios en las comunidades acuáticas recientemente invadidas por un depredador tope: evidencia de ranas toro en Aceguá, Uruguay”, también publicado en Springer en noviembre, los científicos se propusieron estudiar los efectos producidos por una población invasora de ranas toro en fase temprana sobre los componentes de comunidades acuáticas nativas como fitoplancton, zooplancton, invertebrados, peces y anfibios en cuerpos de agua invadidos de Aceguá.
La rana toro es considerada una de las especies invasoras más dañinas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Sus efectos negativos sobre la biodiversidad nativa se deben a la competencia, la depredación y la introducción de enfermedades. Los anfibios se encuentran entre los más negativamente afectados por varias de estas razones.
Las comunidades nativas estudiadas están compuestas principalmente por anfibios y peces. Las especies más comunes identificadas fueron los peces Characidae (conocidos como carácidos), Hyphessobrycon anisitsi, Astyanax laticeps y Cheirodon interruptus. Miden menos de nueve centímetros de longitud y generalmente se encuentran en grandes grupos en arroyos, estanques y humedales locales; se alimentan de detritus, algas, crustáceos de pequeño tamaño y larvas de insectos. Estos cuerpos de agua también son los sitios más usados por ranas y sapos para reproducirse y desarrollarse. Los renacuajos más comunes en los sistemas estudiados son Boana pulchella, Odontophrynus americanus, Pseudis minuta, Scinax sp. y Phyllomedusa iheringii. Estos se alimentan de detritus y fitoplancton, y en menores cantidades de crustáceos y larvas de insectos. Para investigar los efectos de la rana toro sobre estas comunidades, a lo largo de un año los investigadores realizaron cuatro muestreos de campo de fitoplancton, zooplancton, macroinvertebrados y vertebrados acuáticos en siete charcos en el sitio invadido, para comparar los resultados de los charcos invadidos con los de los no invadidos por la rana toro.
Al tratarse de una invasión en estados iniciales, los investigadores no encontraron diferencias significativas en la abundancia de los componentes no vertebrados entre los charcos invadidos y no invadidos. Por ejemplo, la densidad de fitoplancton y zooplancton no varió sustancialmente. Una situación similar ocurre con los macroinvertebrados. Sin embargo, en el caso de los vertebrados la presencia del pez Characid era 20 veces mayor en los sistemas invadidos, y en el caso de Pseudis minuta la abundancia disminuyó entre nueve y diez veces. “En referencia a las abundancias, entre los resultados más relevantes está que en los charcos invadidos por ranas toro hay más cantidades de mojarras de tamaños más grandes y menores cantidades de renacuajos de algunas especies como Pseudis minuta y Scinax”, sostiene la bióloga.
Otro efecto de la presencia de ranas toro en los cuerpos de agua muestreados es el cambio de tamaño en algunas especies de peces y renacuajos. El aumento del tamaño de varias especies en los charcos fue notorio: 47% en Astyanax laticeps, 30% en el pez H. anisitsi y 16% en C. interruptus. En las especies nativas de anfibios, el renacuajo de Boana pulchella experimentó un crecimiento de 32%, y el de O. americanus, de 19% en los cuerpos de agua invadidos. “En resumen, lo que determinamos en las investigaciones es que la rana toro al invadir produce un cambio en la estructura de la comunidad nativa. Los cuerpos de agua invadidos tienen una composición notoriamente diferente en cuanto a las cantidades y tamaños de renacuajos y peces nativos. Esto podría tener implicancias en todo el ecosistema”, señala Gobel.
Al comienzo mencionamos la motivación de los científicos de plantearse más preguntas y encontrar respuestas. Gobel dice que a partir de los estudios que han realizado se quedaron con más preguntas, y lo que la anima a seguir sumergida en estas investigaciones es la inquietud de contestarlas. Ahora, está la curiosidad de saber las razones específicas de por qué la invasión de ranas toro produce estos efectos en la abundancia y tamaño de las especies. La bióloga adelantó que una explicación posible puede ser la depredación tanto de ranas toro adultas como de renacuajos, y añadió que el efecto “positivo” sobre los peces no implica que sea beneficioso para el sistema en su totalidad. Mientras que la invasión de la rana toro en nuestro país está en una etapa temprana, la investigación sobre esta invasión está en una etapa muy avanzada.
Artículo: “Changes in aquatic communities recently invaded by a top predator: evidence of American bullfrogs in Aceguá, Uruguay”
Publicación: Aquatic Science (11/2018)
Autores: Noelia Gobel, Gabriel Laufer, Sofía Cortizas
Artículo: “Detección con participación ciudadana de una nueva población feral de rana toro (Lithobates catesbeianus) en un área protegida en Uruguay”
Publicación: Revista Latinoamericana de Herpetología (11/2018)
Autores: Gabriel Laufer, Noelia Gobel, Nadia Kacevas, Ignacio Lado.