No existe evidencia científica suficiente que respalde los beneficios para la salud de los edulcorantes sin azúcar. Tampoco se pueden descartar daños potenciales. Así lo concluyó una revisión de 56 estudios que compararon el consumo de endulzantes sin azúcar y la no ingesta de estos en poblaciones de adultos y niños sanos publicada por The British Medical Journal.

Llevar una vida saludable, equilibrada y más amigable con el ambiente parece una de las prioridades de hoy. En ese sentido, muchos suelen evitar el consumo de alimentos ricos en azúcares, sal o grasas para prevenir el aumento de peso y ciertas enfermedades. Ante la popularidad de los productos sin azúcar, la Organización Mundial de la Salud (OMS) le encargó a un grupo de investigadores europeos, de países como Hungría, Alemania y Francia, un análisis de la bibliografía existente sobre el uso de edulcorantes para incorporar en su guía algunas recomendaciones al respecto.

Los estudios seleccionados cumplían con algunos requisitos: se extendían entre cuatro y siete semanas de exposición a edulcorantes, se descartaron estudios sobre mujeres embarazadas y poblaciones enfermas, pero sí se incluyeron estudios que analizaron aspectos como el peso, el nivel de la glucosa en la sangre, la salud bucal, el cáncer, enfermedades cardiovasculares y renales, el estado de ánimo, el comportamiento y otros efectos adversos como alergias, reacciones en la piel y dolor de cabeza.

Aunque el trabajo fue extenso, los resultados pueden resumirse brevemente porque tanto en adultos como en niños no se encontraron diferencias significativas en cualquiera de los aspectos analizados entre los grupos expuestos al consumo de edulcorantes y los que no. Por lo tanto, los investigadores concluyeron que no existe evidencia suficiente para asegurar que los edulcorantes sin calorías tienen un impacto positivo en la salud, así como no pueden descartarse efectos negativos, por lo que no puede recomendarse su uso en lugar de los azúcares simples como monosacáridos y disacáridos.

Uno de los principales motivos por los que se recurre al uso de edulcorantes sin calorías es la reducción de peso corporal. Sin embargo, las conclusiones a las que llegaron los investigadores demuestran que sustituir la azúcar no garantiza una disminución de peso. Entre las decenas de estudios analizados, solamente un par sugieren que en los individuos con sobrepeso u obesidad que durante el desarrollo del estudio no intentaban bajar de peso, su peso se redujo cerca de dos kilogramos (1,99 específicamente), pero no hubo cambios en individuos de peso normal. Lo mismo sucede en el resto de los aspectos estudiados.

Al respecto, el ingeniero en alimentos del Núcleo Interdisciplinario Alimentación y Bienestar de la Universidad de la República, Gastón Ares, comentó a la diaria que el problema no está entre elegir consumir azúcar o edulcorantes, sino que el problema de los azúcares es consumirlos de forma excesiva. “Nosotros podemos consumir pequeñas cantidad de azúcar y no pasa nada. En realidad, el problema se presenta cuando consumimos mucha cantidad. La OMS establece que deberíamos consumir como máximo unos 50 gramos de azúcar agregado a lo que tienen naturalmente las frutas y otros alimentos”, sostuvo y añadió: “Lo que pasa actualmente es que muchísimos de los productos industrializados que comemos tienen azúcar agregada, además de la que nosotros les agregamos en nuestra casa. Entonces, si consumimos habitualmente una cantidad muy alta de azúcar pero la bajamos un poco agregando edulcorantes, puede tener algún efecto positivo en nuestra dieta total, pero todo depende de cuál sea la dieta”.

Ares señaló que los resultados publicados tienen algunos problemas porque “la mayoría de los estudios que están publicados son de muy mala calidad o tienen un diseño que no permite concluir efectivamente cuál es el riesgo asociado con el consumo de edulcorantes”. “En la revisión se plantean dos de los grandes dilemas: por un lado, la exposición a los edulcorantes en los estudios es bastante corta; la otra gran desventaja es que muchas veces se trabaja con un único edulcorante cuando estamos expuestos a muchos edulcorantes todo el tiempo”. El ingeniero agregó que la gran mayoría de los estudios son financiados por las propias empresas que venden edulcorantes.

A su vez, resaltó que en esta revisión bibliográfica no se consideró un elemento muy importante: cómo reacciona nuestro organismo al consumo de edulcorantes. “Percibimos el gusto dulce porque es una señal de energía y, automáticamente, lo que espera [nuestro cuerpo] es recibir la energía de los azúcares. Los edulcorantes no tienen la energía asociada al gusto dulce. Están empezando a surgir algunos estudios de cómo responde el cerebro a esa confusión que tiene recibir una señal de gusto dulce sin la energía asociada”.

Artículo: “Association between intake of non-sugar sweeteners and health outcomes: systematic review and meta-analyses of randomised and non-randomised controlled trials and observational studies”.

Publicación: The British Medical Journal (01/2019).

Autores: Ingrid Toews, Szimonetta Lohner, Daniela Küllenberg de Gaudry, Harriet Sommer, Joerg Meerpohl.