Seguramente todos hemos visto una imagen así: el baile en la altura de decenas de aves sobre el cielo como un manto celeste homogéneo, el agua calma y la espuma que alcanza la arena. Aves de picos largos, plumaje oscuro en la espalda y claro en el vientre, de patas zancudas y dedos largos. Aves de pequeño, mediano o gran tamaño. Las aves playeras no son las más llamativas por sus colores o belleza, pero en esa escena nos regalan una imagen espectacular, y aunque no lo parezca se trata de uno de los grupos de aves más fascinantes por sus extensas migraciones para descansar, alimentarse y reproducirse.
Hablemos un poco de estas aves. En Uruguay se han identificado 24 especies del orden de los Charadriiformes, principalmente de las familias Charadriidae (chorlos) y Scolopacidae (principalmente playeros). Sus picos largos les ayudan a encontrar el alimento entre el lodo, la arena y el agua; su plumaje las protege de los depredadores; las patas y los dedos largos les permiten caminar fácilmente y con estabilidad sobre superficies blandas. Sus incansables alas las sostienen en el aire alrededor de 20.000 kilómetros desde las playas del Ártico hasta Sudamérica, África y Oceanía, para disfrutar el verano del sur.
Para conocer las especies y cantidades de aves playeras que utilizan el territorio uruguayo se llevará a cabo el Primer Censo de Aves Playeras en Uruguay, que tiene como objetivo la generación de conocimiento científico para impulsar acciones de preservación de estas especies, ya que, como consecuencia de la degradación y pérdida de los ecosistemas que frecuentan, “se ha producido una declinación de la cantidad de aves”, explica Agustina Medina, coordinadora del censo y estudiante de Ciencias Biológicas en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República y miembro de Aves Uruguay.
El censo se hará en simultáneo con Argentina, Brasil, Chile y Perú entre el 18 y 28 de enero, en el marco de una propuesta de la la Red Hemisférica de Reserva para Aves Playeras (RHRAP), que nuclea las reservas de aves playeras en toda América y financiará el proyecto en la región. En Uruguay la Fundación Amigos de las Lagunas Costeras gestionará los recursos financieros.
De San José a Rocha
Para llevar adelante la propuesta se identificaron 28 sitios desde las costa de San José, en playa Penino, hasta la Barra de Chuy, en Rocha. Uruguay cuenta sólo con una reserva de la RHRAP: la Laguna de Rocha, por “contener más del 6 % de la población global del chorlito canela (Tryngites subruficollis)”, lo que convierte este lugar en uno de los “más importantes de la especie a nivel mundial. Además, el sitio se destaca por las importantes concentraciones del chorlo pampa (Pluvialis dominica) y la presencia de otras 20 especies de aves playeras”, según la web de la red. De todas formas, aclara Medina, todos los lugares señalados son representativos por las aves playeras que los frecuentan.
“La idea es ir explorando parcelas de 500 metros e ir anotando la cantidad de aves y especies que utilicen ese territorio. Se tendría que hacer en las primeras horas del día porque es el pico de actividad de las aves, y por tratarse de playas de interés turístico que a media mañana ya están llenas de gente”, comenta la coordinadora.
En Uruguay el censo se centrará en los chorlos y playeros, entre residentes todo el año –como el chorlito de collar y el chorlito dorado común– y migratorios. Otras aves, como gaviotines y gaviotas, se tendrán en cuenta “si queda tiempo”, señala Medina.
La observación se hace con binoculares y luego se registran las especies identificadas en la plataforma E-Bird, una base de datos de observaciones sobre aves que proveen a científicos, investigadores y aficionados datos en tiempo real sobre la distribución y abundancia de estas. De acuerdo a los registros de E-Bird, en Uruguay hay 445 especies de aves. La plataforma fue diseñada como un proyecto de ciencia ciudadana, es decir que cualquier persona la puede utilizar para contribuir con sus avistamientos a generar ciencia que ayude a la conservación de las aves y de sus hábitats. Ese es el camino que sigue este censo.
Censo colaborativo
La pieza fundamental para que todo esto pueda realizarse son los voluntarios observadores. “El esfuerzo será plenamente basado en voluntarios observadores de aves que quieran contribuir con este trabajo”, establece la propuesta en la cuenta de Facebook del proyecto. Medina destacó que hasta el momento se han registrado cerca de 30 personas para colaborar, una cantidad que la sorprendió, al igual que la rapidez con la que gente la empezó a contactar una vez difundida la propuesta. A partir de la cantidad definitiva de voluntarios se organizará el trabajo en los puntos seleccionados y su distribución en el transcurso de los diez días.
No hay requisitos específicos para participar: no es necesario ser científico, ornitólogo ni experto. Simplemente se requiere disfrutar de salir al encuentro de las aves. Además, los viáticos serán financiados por el proyecto. “La idea de este censo es que los ciudadanos se apropien de las aves playeras, que empiecen a darse cuenta de la importancia que tienen y generar un poco de empatía, para que sea más fácil identificar la necesidad de hacer algo para conservarlas y que se genere conciencia sobre el grado de amenaza que está sufriendo este grupo de aves”, añade Medina.
La futura bióloga resalta que si bien no hay requisitos, estas aves son “difíciles de distinguir” porque son bastante parecidas entre especies, y “hay que tener el ojo entrenado”. Por eso el trabajo se desarrollará en subgrupos liderados por un observador con experiencia. Además, se harán talleres para capacitar a los voluntarios sobre las especies que serán censadas, cómo identificarlas y el uso herramientas para facilitar el conteo. El primer taller en Montevideo está pautado para el 23 de enero en el Museo Nacional de Historia Natural. Participará Nathan Senner, investigador en la División de Ciencias Biológicas la Universidad de Montana y responsable de la metodología para censar aves playeras y los atlas de aves playeras de Perú y Chile.
Una vez finalizado el censo, el objetivo es extrapolar los datos a sitios no censados con las mismas características, para “inferir cuáles y cuántas especies usan esos sitios”, cuenta la coordinadora. Además, Medina espera que con los datos recolectados se logre hacer un atlas de aves playeras en Uruguay, como se hizo en Perú y Chile.
Científico por un día
Los interesados en colaborar deben enviar un correo a [email protected] con su nombre, fecha de nacimiento, cédula de identidad, número de celular, experiencia contando aves, localidad de residencia y disponibilidad. Para concurrir al taller, los voluntarios deben registrarse enviando un correo a la misma dirección con el asunto “Taller”. También se organizarán talleres en Rocha y Maldonado que aún no están pautados.