Con la llegada del verano las rutas se llenan de animales. La frase puede interpretarse de tres maneras: una literal, una figurada y una tercera que une a ambas. Literal: con la llegada de la primavera, y luego con las agradables temperaturas del verano, gran parte de los animales aumenta su actividad y aprovecha para alimentarse en abundancia, buscar pareja y procrear. Figurada: en su afán por exprimir al máximo sus vacaciones, muchos veraneantes conducen a velocidades y de formas que desafían al sentido común. Figurada y literal: el aumento del tráfico durante las vacaciones hace que la mayor parte de la fauna que está más activa sea atropellada por primates que manejan a velocidades ampliamente superiores a los 60 kilómetros por hora. En este contexto, el lanzamiento de la aplicación ECOrutas por parte de la ONG Ecología y Conservación de la Biodiversidad de Uruguay (Ecobio Uruguay), que permite que mediante un celular inteligente cualquier persona pueda reportar casos de animales atropellados en las carreteras del país, es una excelente noticia.

Atropellados

El abordaje del fenómeno de animales atropellados en las rutas uruguayas se remonta a la década de 1980, cuando se publicaron algunos trabajos que listaban las especies de animales que aparecen muertas como consecuencia de impactos con vehículos. Luego, en 1999, Enrique González y Santiago Claramunt, de la ONG Vida Silvestre, escribieron el artículo “Vertebrados atropellados en carreteras en Uruguay: un estudio piloto”, en el que dieron cuenta de los animales que aparecieron muertos en salidas mensuales durante diez meses en el tramo de la ruta 9 que va desde Pan de Azúcar hasta el Chuy. En aquel trabajo los investigadores relevaron 1.300 animales muertos, pertenecientes a 20 especies. En el conteo que hicieron González y Claramunt, la especie que en mayor medida veía sus días finalizados bajo las ruedas de un vehículo era el zorrillo (Conepatus chinga), con 499 registros, seguida por la comadreja (Didelphis albiventris), con 270 registros, y la liebre (Lepus europaeus), con 61.

En 2015 un grupo de investigadores nucleados en la Facultad de Ciencias de la Universidad d la República formó la ONG Ecobio. Tras obtener financiación, realizó un listado de fauna atropellada en relevamientos bimensuales en los que recorrían las rutas 7, 8, 9, 15, 18, 19, 26 y la interbalnearia. Los resultados les llamaron la atención. “Si tomás los datos obtenidos por Enrique González y la gente de Vida Silvestre a fines de los 90 y los comparás con los nuestros, hay cambios drásticos. En su relevamiento, luego del zorrillo venían la comadreja y la liebre, mientras que en los nuestros esos lugares los ocupan los zorros, ya sea el zorro perro o de monte o el zorro gris”, afirma Felipe Montenegro, biólogo que integra Ecobio y que además pertenece al Departamento de Paleontología del Instituto de Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias y a la Sección Paleontología del Museo Nacional de Historia Natural.

En efecto, en sus trabajos los zorrillos siguen ocupando el primer lugar, con 32% de los atropellamientos, pero los siguen zorros sin identificar (14%), el zorro de campo (Lycalopex gymnocercus, 13%) y el zorro de monte (Cerdocyon thous, 12%). Lejos, con apenas 7%, se ubica la comadreja (aunque suponemos que las comadrejas deben de estar contentas de haber dejado de ocupar ese triste segundo lugar). Para Montenegro, el ascenso de la mortandad de zorros podría tener una explicación: “Hay gente que maneja la hipótesis de que la expansión de la forestación ayudó a la proliferación de los zorros, pero hasta ahora nadie se ha puesto a investigar si efectivamente la forestación tuvo ese efecto. Indudablemente, si las poblaciones de zorros fueran más grandes, la probabilidad de que sean atropellados aumentaría”.

Uno podría pensar que las carreteras son un asesino serial que se vale de una lista alfabética en la que los últimos serán los primeros. No obstante, Montenegro postula una explicación más lógica para que estos mamíferos estén en los primeros puestos en la lista de animales atropellados: “Los carnívoros son bichos que se mueven mucho, ya sea en busca de alimento o de pareja, por lo que abarcan territorios muy amplios. Por lo tanto, no tienen más remedio que atravesar la ruta para conectar un parche de su hábitat con otro”. Ni zorrillos ni zorros figuran en las listas prioritarias de conservación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), porque se consideran especies abundantes en el país. Sin embargo, los integrantes de Ecobio encontraron otros animales que sí lo están, como es margay (Lepardus wiedii), un felino de vistoso pelaje del que registraron cuatro casos en 2015, el coatí (Nasua nasua), con dos casos, y el ciervo más pequeño del país, el guazuvirá (Mzama gouazoibira), con tres casos.

Héctor Cotiño, geógrafo y coordinador de proyecto de Ecobio, advierte que es necesario “tener en cuenta que sobre mamíferos grandes casi no existen estudios poblacionales”. “Es posible que se crea que el lobito de río o el gato montés son muy abundantes en una zona aunque tal vez no sea así. Los estudios poblacionales nos darían insumos para saber en qué medida los atropellamientos podrían estar perjudicando”, agrega. Por otro lado, señala que si bien zorros y zorrillos hoy no son especies a conservar, “a futuro, si se cuenta con un número estandarizado de zorros y zorrillos atropellados, podemos predecir que si se mantiene esa cifra de atropellamientos, en determinada cantidad de años esas especies podrían estar amenazadas”. Como quien dice, tránsito para hoy, hambre para mañana.

Hacer ciencia con el celular

Todos podemos participar en proyectos científicos. Es el caso de lo que propone Ecobio con su proyecto ECOrutas, que corre en la aplicación Epicollect5. He aquí algunos consejos.

1) La aplicación Epicollect5 está disponible para Android y iPhone. Buscala e instalátela.

2) Una vez instalada, vas a tener que cargar el proyecto ECOrutas. Tendrás que abrir la aplicación, marcar la opción “Añadir proyecto” y escribir “ECOrutas” en el buscador. Una vez que cargaste el proyecto, ya estás en condiciones de utilizarlo e integrar la Red de Monitoreo Nacional de Fauna Atropellada.

3) Cuando vayas por la ruta y veas un animal atropellado, detenete y agregá el dato usando el GPS para georreferenciar el registro del animal silvestre atropellado. Luego de poner tu nombre, deberás especificar a qué grupo pertenece el animal atropellado (escogiendo entre mamíferos, aves, anfibios y reptiles).

4) La aplicación te pedirá que especifiques el nombre de la especie. Pero no te hagas drama: si no conocés el nombre científico, podés poner “sin especificar”.

5) La app te permite agregar hasta tres fotos del animal atropellado. Es ideal que las saques junto a un objeto de referencia de tamaño fácilmente reconocible (por ejemplo, una moneda).

6) Luego vas a poder agregar información del entorno mediante una narración en audio o con un video.

7) No hace falta que tengas conexión a internet al encontrar al animal en la ruta. Grabá tus datos y luego, cuando tengas wi-fi o datos, subilos a la base.

8) Hecho. Hiciste ciencia y tu nombre figurará en el registro del animal que encontraste.

Puntos calientes y participación ciudadana

Mientras que los trabajos previos se limitaban a registrar las especies y la cantidad de animales que aparecían atropellados en las rutas, el proyecto de Ecobio busca entender también la ecología del fenómeno. “Una vez que identificamos sitios con alta mortandad, la idea es estudiar las condiciones de esos lugares, si presentan alta biodiversidad o son sitios que, por alguna razón ambiental, llevan a las especies a cruzar la ruta con frecuencia”, dice Coitiño, que prepara su tesis de maestría sobre este tema. Sin embargo, cuando le pregunto si hay algún punto caliente en el que fenómeno de atropellamiento de vertebrados sea más preocupante, no lo duda: “Al analizar la información que hemos recabado encontramos puntos de alta mortandad en la ruta 9, entre Santa Teresa y el Chuy. En lo que resta de enero y durante febrero vamos a colocar cámaras trampa para evaluar si allí hay un sitio de alta biodiversidad o si es un sitio que, por algún motivo, las especies tienen que cruzar la ruta”. Luego señala que hay otro sitio con una mortandad aun más alta: el tramo de la ruta que va desde Rocha hasta La Paloma.

En este contexto, el lanzamiento de la aplicación para que cualquiera que tenga un celular pueda aportar datos ayudará a definir más y mejores puntos calientes en todo el territorio. “ECOrutas, funciona como parte de la aplicación Epicollect5, que fue desarrollada por el Imperial College de Londres. Está operativo desde hace dos semanas y nuestra idea es armar una red nacional de monitoreo, que mucha gente participe para monitorear la mortandad de animales en las rutas”, dice con entusiasmo Montenegro. Quienes visiten la página de Ecobio podrán ver un mapa en el que figuran los distintos atropellamientos reportados a la vieja usanza con un formulario online junto al nombre de quien los reportó. “Con la aplicación la idea es pasar el proyecto a una escala mayor y cuyo uso sea más sencillo, ya que con el teléfono cualquiera que vaya por la ruta puede ir cargando los datos”, asegura el biólogo. Su colega Coitiño agrega: “Desde Ecobio pensamos que conservar la fauna es un objetivo que se logra en conjunto con la sociedad. Es esta la que tiene que tomar el tema ambiental como parte de su vida. La aplicación es una buena forma de que la gente se empiece a involucrar y sea parte de un proyecto de conservación”.

El objetivo de todo esto, además de generar conocimiento y de obtener datos sobre la biodiversidad en Uruguay, es también práctico. Para Coitiño, “con la participación de la ciudadanía es posible lograr mayores registros que permitirían desarrollar medidas de mitigación importantes más efectivas”.

¿Cómo ayudar?

Además de reportar animales atropellados, los investigadores piensan en medidas de mitigación, algunas de las cuales, como la aplicación, están al alcance de todos. “Además de levantar un poco la pata del acelerador, que es la medida más simple, hay otras que empiezan a costar más en términos económicos. Una de las más baratas es la colocación de cartelería que indica el cruce de fauna y establece límites de velocidad, como se ha hecho en otros países”, dice Felipe, aunque reconoce, con pena, que “como se ha demostrado en otros países, la cartelería no es muy efectiva porque la gente no hace caso”.

Coitiño agrega que “los pasos de fauna por encima de las carreteras son muy costosos, por lo que en Uruguay serían inviables”. “Pero por lo que hablamos con algunos arquitectos del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, los pasos por debajo podrían ser más viables”, apunta. También adelanta que se han reunido con ingenieros para activar sistemas de detección de animales cruzando, así como de multas por exceso de velocidad, pero para él “lo mejor es siempre apelar a la voluntad de las personas”. Podría pensarse que tal vez la población no empatice demasiado con las principales víctimas de nuestras carreteras, como zorros y zorrillos. No obstante, Montenegro es optimista: “La gente cada vez está más sensiblizada en torno a estos temas, es cada vez más consciente y participa más de las cuestiones ambientales”.

Otro dato a tener en cuenta es que en la mayoría de los casos los atropellamientos de mamíferos ocurren de noche. “La mayoría de los mamíferos más grandes son nocturnos, por lo que la probabilidad de atropellamiento es mayor después de que cae el sol. Sin embargo, en el caso de los reptiles la mayor probabilidad de que sean atropellados es durante el día, ya que salen a posarse sobre el asfalto caliente. Con los anfibios los sitios de alto impacto se producen cuando hay mucha lluvia”. Montenegro dice con un dejo de tristeza: “He visto más animales atropellados que los que he podido ver libres en el campo. Hay especies de las que, en diez años de andar por el monte, no vi ningún ejemplar, pero sí los encontré atropellados en la carretera”.

Bajar un poco la velocidad cuando se conduce de noche por la ruta 9 en los tramos mencionados no estaría nada mal. “Si hubiera carteles sería más sencillo, porque no le vas a pedir a la gente que ande a 50 o 60 kilómetros por hora a lo largo de toda la ruta 9. Pero reducir la velocidad es una buena medida, porque muchas veces uno tiende a esquivar a los animales que cruzan y puede provocar un accidente aun mayor”, reconoce Coitiño. Dado que ahora todos tenemos smartphones, tampoco estaría mal hacerles honor al nombre y usarlos para cosas más inteligentes que compartir videos virales: por ejemplo, bajar la aplicación Epicollect5, instalar ECOrutas y, por lo menos, ayudar a dimensionar la magnitud de problema.

Animales bajo ruedas

Lista de los siete animales más atropellados según la investigación de Ecobio de 2015.

1) Zorrillo (Conepatus chinga): 316, 31,92%.
2) Zorro (sin identificar): 140, 14,14%.
3) Zorro de campo (Lycalopex gymnocercus): 132, 13,33%
4) Zorro de monte (Cerdocyon thous): 123, 12,42%
5) Comadreja (Didelphis albiventris): 74, 7,47%.
6) Mano pelada (Procyon cancrivorus): 31, 3,13%
7) Apereá (Cavia aperea): 26, 2,63%.

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