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Si hay algo que en estas últimas semanas no parecen estar los jóvenes chilenos es sedados. Sin embargo, al igual que en los adolescentes uruguayos, el consumo de tranquilizantes sin prescripción médica viene en aumento en los liceales del país trasandino. Eso es lo que concluye una investigación liderada por Alexander Perlmutter, de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, de Estados Unidos, y del Hospital Hotel-Dieu de la Facultad de Medicina de la Universidad París Descartes, de Francia, y que contó con la participación de investigadores de Chile y Argentina. Los resultados de la investigación fueron publicados recientemente en la revista científica Drug and Alcohol Dependence bajo el nombre “Diferencias de género en el uso de tranquilizantes y estimulantes sin prescripción médica entre estudiantes secundarios de Argentina, Chile y Uruguay”.

¿Por qué estudiar el mal uso de fármacos estimulantes y tranquilizantes?

Como sostienen los autores del artículo, son extensos “los resultados adversos para la salud asociados al uso de tranquilizantes y estimulantes sin prescripción médica en adolescentes”, e incluso señalan que estas “amenazas a la salud psicosocial” asociadas con el uso indebido de estos fármacos en la adolescencia “pueden continuar hasta la edad adulta”. ¿Por qué estudiar lo que pasa con el uso de estos medicamentos no recetados en los jóvenes de Chile, Argentina y Uruguay? Los investigadores señalan que como “la mayor parte de la evidencia sobre el uso no médico de fármacos en adolescentes y los correlatos adversos para la salud proviene de Estados Unidos, Canadá, Europa y Australia”, y que es poco lo que se sabe sobre el consumo de drogas sin prescripción médica en adolescentes de América Latina, se propusieron “llenar esa brecha”.

“Estos tres países son únicos en América Latina porque son demográficamente menos heterogéneos y tienen niveles de vida más altos que otros países latinoamericanos”, declaró a la diaria Alexander Perlmutter. En el trabajo señalan que dadas estas similitudes, “también pueden tener patrones similares de consumo de drogas en adolescentes”. Y allí es donde entra la salud pública: “En América Latina, el uso de medicamentos recetados (tranquilizantes y estimulantes) presenta serias amenazas potenciales para la salud pública, y de incrementarse la prevalencia, preocupa una posible epidemia de drogas del tipo estadounidense con alta mortalidad y costo económico”. Es que en Estados Unidos la adicción a los calmantes opiáceos consumidos sin receta es un tema de salud importante. Perlmutter comenta al respecto: “El uso de tranquilizantes y estimulantes se ha informado en informes nacionales y regionales, pero las tendencias observadas no se describen muy bien en ellos. Esperábamos poder investigar estas tendencias y luego preguntarnos por qué las observamos”.

Citan un informe del Observatorio Chileno de Drogas que muestra que la prevalencia del uso de tranquilizantes sin prescripción médica entre adolescentes en Argentina, Chile y Uruguay “es más alta que en muchos otros países latinoamericanos (rango: 1,1% a 9,3%)” y para dar idea de la magnitud del fenómeno recuerdan que el promedio en Estados Unidos es de 3%. También dan cuenta de que el “Reporte sobre uso de drogas en las Américas”, publicado por Hynes y otros en 2015, arrojó una “prevalencia en adolescentes del uso de tranquilizantes sin prescripción médica en el último año de 2,4% en Argentina (2011), 9,3% en Chile (2013) y 3,1% en Uruguay (2014)”.

En cuanto a buscar posibles diferencias de género en los patrones de uso de estos medicamentos psicoactivos sin receta en adolescentes, Perlmutter explica que la estrategia “se inspiró en el hecho de que las tendencias del consumo no médico adolescente de fármacos se habían estudiado en Estados Unidos y para algunas drogas las tendencias masculinas y femeninas diferían”. También dijo a la diaria que “en Brasil y algunos otros países latinoamericanos existe la hipótesis de que las tendencias difieren según el género en el uso de estimulantes, porque las mujeres usan estos medicamentos de manera no médica con fines de control de peso”. Por todo esto, sostuvo el investigador, “el género es una variable importante para comprender la naturaleza del uso no médico de drogas, aunque no necesariamente desde el punto de vista de la intervención”. En el trabajo los autores señalan que “tal conocimiento será útil para estos países cuando desarrollen sus políticas de uso de sustancias”.

Estudiando encuestas

Para comprender las tendencias en el uso de medicamentos psicoactivos sin receta en adolescentes liceales y observar posibles diferencias de género, los investigadores analizaron los datos obtenidos mediante las encuestas de estudiantes de secundaria de los observatorios nacionales de drogas de Argentina (entre 2007 y 2014), Chile (2007-2015) y Uruguay (2007-2016). Los objetivos eran claros: “Estimar las prevalencias anuales específicas por sexo del uso de tranquilizantes y estimulantes sin prescripción médica” y “probar si las tendencias de uso de tranquilizantes y estimulantes sin prescripción médica de adolescentes varones y mujeres diferían con el tiempo entre los estudiantes de los distintos grados en Argentina, Chile y Uruguay”. Teniendo en cuenta estudios realizados en otros países, los investigadores supusieron que “las niñas tendrían un uso cada vez mayor de tranquilizantes y estimulantes sin prescripción médica en relación a los niños en el tiempo en Argentina, Chile y Uruguay”. Sin embargo, lo que encontraron no fue tan así.

En Argentina, con 328.202 adolescentes encuestados entre 2007 y 2014, de una edad media de 15,1 años, hallaron que “La prevalencia promedio no ajustada del uso de tranquilizantes sin prescripción médica en el último año fue mayor para niñas que para niños (2,6% frente a 2,2%)”, pero que las “tendencias ajustadas no diferían según el sexo”. En el caso del uso de estimulantes sin receta también encontraron que fue “mayor para niñas que para niños (1,6% frente a 1,5%)”, aunque, nuevamente, las tendencias ajustadas tampoco diferían según el sexo.

En Chile, con 136.379 adolescentes encuestados entre 2007 y 2015, de una edad promedio de 15,5 años, los investigadores observaron “mayores aumentos en la prevalencia del uso de tranquilizantes sin prescripción para niñas que niños entre 2007 y 2015”, registrando además un mayor uso para ellas (7,4%) que en ellos (5,1%). A diferencia de Argentina, encontraron que en Chile “la tasa de uso de tranquilizantes sin prescripción médica aumentó para las niñas (3,9% a 10,0%) más rápido que para los niños (3,2% a 6,9%)”. En el caso del uso no médico de estimulantes también fue diferente por sexo (1,4% ellas, frente 1,5% de ellos) y encontraron además que “las tendencias ajustadas aumentaron para las niñas (1,6% a 2,0%) y disminuyeron para los niños (2,0% a 1,3%)”.

En nuestro país, para el que se usaron datos de 32.371 adolescentes encuestados entre 2007 y 2016, con una edad promedio de 15,3 años, encontraron que “la prevalencia promedio del uso de tranquilizantes sin prescripción médica en el último año fue mayor para niñas que para niños (5,4% frente a 2,9%)”, pero no se observaron diferencias en las tendencias de acuerdo al sexo. También encontraron que “el uso de tranquilizantes sin prescripción fue más frecuente en niñas que en niños entre 2007 y 2016; el uso de ambos sexos disminuyó de 2007 a 2014, pero encontraron algo que les llamó la atención: “Ocurrió un aumento repentino del uso de tranquilizantes sin prescripción en Uruguay de 2014 a 2016” para ambos sexos. De todas formas, señalan que encontraron que “una mayor proporción de niñas usaban tranquilizantes sin prescripción médica”. Al respecto de este aumento y del caso chileno, son claros: “Se necesitan explicaciones para estos grandes aumentos”.

Tranquilizantes que inquietan

“Hasta donde sabemos, este estudio fue el primero en modelar tendencias a lo largo del tiempo en el uso de tranquilizantes y estimulantes sin prescripción médica en estos países de América del Sur y cuantificar las diferencias en las tendencias por género”, dicen los autores del trabajo. Cuando le preguntamos a Perlmutter por ese incremento del uso de los tranquilizantes por nuestros liceales registrado en nuestro país en años recientes, el investigador confiesa que aún no tienen “corazonadas sobre ese incremento desmedido”. Luego explica: “Podría ser una aberración o podría ser el comienzo de un aumento sostenido en el uso de tranquilizantes. También existe la posibilidad de que factores metodológicos puedan ser responsables del aumento. Simplemente no lo sabemos”.

En el artículo señalan que “el primer hallazgo importante” de la investigación fue encontrar que las prevalencias de uso de tranquilizantes no recetados fueron más altas para las niñas que para los niños en cada país a lo largo del tiempo” y señalan una posible explicación: “Una razón principal para la alta prevalencia del uso de tranquilizantes sin prescripción entre las adolescentes puede ser la de los altos niveles de uso indicado para los trastornos afectivos y del sueño en la población general de adolescentes y mujeres, en parte porque estos trastornos se diagnostican más en las niñas”. Perlmutter afirma que en la literatura científica encontraron “que el uso de tranquilizantes entre hombres y mujeres adultos en Chile y Uruguay es muy frecuente, y que es más alto en mujeres”. En el artículo se cita un estudio sobre trastornos del sueño en mayores de 40 años de 2008 que encontró que “el uso de sedantes era mucho mayor entre mujeres que [entre] hombres en Montevideo, Uruguay (27% frente a 13%), y Santiago, Chile (31% frente a 11%)”.

Lista de tranquilizantes sin prescripción médica utilizados por liceales en Uruguay | Gloriax, Valium, Lexotan, Aceprax, Diazepan, Clonazepam y Rivotril.

El dato es relevante: “El uso elevado de sedantes entre las mujeres adultas puede influir en los patrones de uso de las adolescentes mediante el aumento de la disponibilidad. Por ejemplo, en Argentina, 67% de las mujeres y 21% de los hombres obtuvieron tranquilizantes recetados para uso no médico de un amigo”, sostienen en el trabajo. “Nos preocupaba la cuestión de cómo los adolescentes obtendrían los tranquilizantes y, dada la literatura sobre el tema, la familia parece ser el conducto más factible”, explica Perlmutter. En este punto es que, para uno, reside la consecuencia práctica más importante del trabajo: nuestros adolescentes serán más propensos a usar fármacos psicoactivos sin receta si pululan por todos los rincones de nuestra casa. “Una mayor disponibilidad en los hogares puede ayudar a disminuir el riesgo percibido de las adolescentes de usar tranquilizantes sin receta”, afirma el artículo, que presenta un ejemplo de Uruguay obtenido por el Observatorio Uruguayo de Drogas en 2016: “Los adolescentes tenían cinco veces más probabilidades de consumir tranquilizantes sin receta si alguien en su hogar los usaba”. La responsabilidad, como en muchas cosas de los adolescentes, es de los adultos.

Cuando le pregunto a Perlmutter si han presentado o tienen pensado presentar estos resultados a actores relevantes de los países estudiados, señala dos cosas. La primera: “Los resultados están disponibles para cualquier persona con acceso a las revistas de Elsevier. Los investigadores de todos los observatorios de drogas de cada país conocen nuestro trabajo” y agrega que Nicolás Rodríguez, de Chile, y Nora Cadenas, de Argentina, trabajan en esas instituciones y son coautores del artículo. La segunda: “Con respecto a la acción política potencial basada en nuestros resultados, lo ideal es que otros participen en la construcción de la base de evidencia, por ejemplo, probando hipótesis sobre el desvío de tranquilizantes dentro de las familias”.

Un poco de alivio

En el caso del uso de fármacos estimulantes usados sin receta por los liceales de Argentina, Chile y Uruguay, el trabajo sí trae cierta tranquilidad. “Nuestro último hallazgo importante fue que el uso de estimulantes sin prescripción médica era bajo y no difería por sexo a lo largo del tiempo en ninguno de los tres países”.

Como hipótesis señalan cambios producidos en Argentina luego de un aumento inusitado de diagnóstico de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en los años 90, que llevó a que en 2005 más de “200 expertos prominentes en el tema criticaran la propagación del diagnóstico del TDAH” y terminaran implementando medidas como la medicación como último recurso o la advertencia que la Organización de las Naciones Unidas le hicieron en 2010 al Ministerio de Salud Pública uruguayo por el alto uso de fármacos como la ritalina y otros usados para el tratamiento del TDAH. “Factores del sistema de salud, culturales y políticos pueden estar impulsando tendencias en el uso no médico de estimulantes en Argentina y Uruguay, mientras que se sabe menos sobre la situación en Chile”, señalan en el artículo.

Artículo: “Sex differences in nonmedical prescription tranquilizer and stimulant use trends among secondary school students in Argentina, Chile, and Uruguay”.

Publicación: Drug and Alcohol Dependence 205 (2019).

Autores: Alexander Perlmutter, Ariadne Rivera, Pía Mauro, Álvaro Castillo, Nicolás Rodríguez, Nora Cadenas, Magdalena Cerdá, Silvia Martins.