“Un par de siglos atrás, se vivió el esplendor las grandes expediciones científicas –europeas– que recorrían desconocidos territorios en los cinco continentes”, comienza diciendo Marcelo Casacuberta en el texto introductorio de Bitácoras, el libro editado recientemente por Zona Editorial y que recoge sus experiencias junto a De la Raíz Films filmando y fotografiando animales a lo largo y ancho del país. Aquellas bitácoras de los naturalistas cultivaron en Casacuberta y su socio de andanzas audiovisuales, Guillermo Kloetzer, el gusto por explorar. Con la publicación de Bitácoras, Casacuberta se suma a la tradición de naturalistas como Dámaso Antonio Larrañaga, Félix de Azara y Charles Darwin, que dejaron textos y anotaciones tras recorrer distintos rincones de Uruguay.

A los hombros de un gran curioso

Bitácoras no es sólo un libro de fotos sobre fauna, aunque podría serlo dada la calidad de los retratos de animales que contiene. Organizado en capítulos dedicados a ocho paisajes concretos (río, quebrada, pradera, monte, bañado, cerro, laguna y costa oceánica), los textos están escritos como si fueran anotaciones que un naturalista curioso fue recogiendo mientras se adentraba en ellos. De esta manera, gracias a un lenguaje llano y ameno, uno siente que recorre, con la compañía de Casacuberta, el Valle del Lunarejo, los montes del Queguay o la Laguna de Rocha. Pero este guía de la naturaleza no es cualquier persona, sino alguien que tiene una extraordinaria facilidad para cruzarse con todo tipo de animales: de lagartijas a comadrejas, de arañas a tortugas verdes, de comadrejas a diminutas ranitas, los animales van pasando por delante del lector mientras Cascuberta y su socio trabajan.

Las fotos son maravillosas y captan a algunos de los animales más entrañables y conocidos de este territorio, como el carpincho y el tero, y a otros de no tan alto perfil, como el camaleón marrón y la rana monito, e incluso algunos que por pequeños o por estar amenazados no vemos con frecuencia, como los simpáticos gorgojos o el aurinegro dragón. Si bien las fotos valen por sí solas –cada una es acompañada por un pie en el que se aporta un dato valioso sobre el animal o su comportamiento–, es el relato, en apariencia sencillo, el que hace que Bitácoras sea más que una selección de estupendas fotos de animales. Al leer la anotaciones que Casacuberta hace de cada uno de estos ocho paisajes, los lectores vamos viendo cómo distintos animales comparten su hábitat y somos conscientes de la gran biodiversidad que encierran. Por otro lado, uno puede tener una experiencia realmente inmersiva en estos lugares, ya que el libro contiene códigos QR que permiten escuchar cómo suenas esos paisajes gracias a audios que De la Raíz Films registró en ellos.

Libro aventura

Casacuberta reconoce que hoy no se puede pretender encontrar “una naturaleza prístina como la que pudieron contemplar quizás los primeros exploradores de estas tierras”. A pesar de ello –o mejor dicho, justamente por eso–, su trabajo “apunta a conservar con imagen y relato al menos una parte del patrimonio natural”, con la intención de “poder contagiar algo de esa vivencia cautivante que es el encuentro con nuestra fauna y flora”. Si ese era el objetivo, Bitácoras es todo un éxito. Es casi imposible terminar de leerlo sin sentir ganas de ir a esos lugares y cruzar la mirada con alguno de los animales retratados. Y eso es bueno, porque a diferencia de los libros de fauna con fotos increíbles que nos llegan de otras partes del mundo, la mayoría de las fotos que integran Bitácoras fueron tomadas en áreas protegidas que pueden ser visitadas por el público. La biodiversidad está allí afuera. Libros como Bitácoras la retratan de gran manera y, al hacerlo, nos ayudan a valorar la importancia de que siga estando por mucho tiempo más.

Bitácoras. Fotografías y relatos de fauna del Uruguay. Marcelo Casacuberta y De la Raíz Films. Zona Editorial.