La comunidad científica y de activistas reaccionaron ante el anuncio de que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, sería premiado en una gala en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York el próximo 14 de mayo y lograron que la institución decidiera no dar lugar al evento.
Si uno es presidente de Brasil puede transferir en el segundo día de su mandato la gestión y regulación de las reservas indígenas del Amazonas de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), relacionada con el Ministerio de Justicia, al Ministerio de Agricultura. Puede decir también que los indígenas que viven en esa selva son “explotados y manipulados por las ONG”. Puede también cancelar la cumbre en su país sobre el Cambio Climático o tener un canciller que afirme que el calentamiento global es un “complot marxista”. También puede congelar la inversión en ciencia, pregonar la homofobia y el racismo. Eso sí: lo que parece que no podría hacer es recibir el premio a hombre del año en una ceremonia en un sitio emblemático de la ciencia de Estados Unidos y todo el continente: el Museo Americano de Historia Natural (AMNH por su sigla en inglés), ubicado junto al Central Park en la ciudad de Nueva York.
Todos los años se realiza en Estados Unidos una gala organizada por la Cámara de Comercio Brasileña-Estadounidense en la que se nombra a una persona del año de cada uno de los dos países. El jueves pasado se supo que este año el evento, que es privado y no tiene nada que ver con la ciencia, sería en el AMHN el próximo 14 de mayo. Las voces en contra no tardaron en hacerse oír.
El Alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, urgió al museo a cancelar el evento, al que calificó de “una chocante contradicción”. Por otra parte, los propios científicos y trabajadores del museo anunciaron que de no cancelarse el evento, no descartan pasar a la acción. “Si el evento tiene lugar renunciaré como investigador afiliado y organizaré un boicot con cada persona que conozco en la antropología. Deberían estar avergonzados” dice la cuenta de twitter de Paige West. “Bolsonaro es lo opuesto a lo que me importa. Tener a alguien así en nuestro lugar de trabajo me eriza la piel” declaró Susan Perkins, curadora de la sección demicrobiología del museo. “Como científico brasilero que trabaja en el museo, me avergüenza que este evento ocurra aquí” sostuvo el biólogo evolutivo Marcelo Gehara. Por su parte, Alexandre Palaoro, del Departamento de Ecología de la Universidad de Sao Pablo, escribió que “como científico brasilero es indignante que un individuo que desprecia tanto la ciencia tanto como él sea honrado por una institución científica. Deben cancelar el evento por respeto a los investigadores de Brasil. Él está, literalmente, echándonos del país”.
La vocera del AMNH, Anne Canty, había anunciado el viernes pasado que “el evento privado y externo en el que el actual presidente de Brasil será honrado, fue agendado en el Museo antes de que el homenajeado estuviera decidido. Estamos profundamente preocupados, y el evento no refleja de ninguna manera la posición del Museo de que es una necesidad urgente conservar la selva amazónica que tiene implicaciones tan profundas para la diversidad biológica, las comunidades indígenas, el cambio climático y la salud futura de nuestro planeta. Estamos explorando nuestras opciones”. Pero las protestas continuaron. En Twitter la consigna “Bolsonaro Out of AMNH” (Bolsonaro afuera del AMNH) instaba a plegarse a la protesta. “El AMNH no se puede esconder tras su estatus de institución sin fines de lucro y eludir su responsabilidad” se sostenía en el hilo.
Tras todas las protestas y manifestaciones de indignación, la cuenta oficial del Museo Americano de Historia Natural anunció este lunes que “Con el respeto mutuo hacia el trabajo y las metas de nuestras organizaciones particulares, de forma conjunta acordamos que el Museo no es la locación óptima para la cena de gala de la Cámara de Comercio Brasileña-Estadounidense. Ese evento tradicional tendrá lugar en otra locación en las fechas y horarios originales”. La ciencia y la conciencia se anotaron una victoria. Mínima, pero ejemplar.