Si nos piden asociar una palabra con otra y leemos “gato”, pensamos en “perro”. Si leemos “silla”, pensamos en “mesa”. Pero si aparece “libertad” o “música”, la relación no es tan directa. Esto, muy probablemente, se debe a que “música” no es un palabra tan estereotipada como “silla”. Por estereotipación se entiende la capacidad que tienen las palabras para evocar siempre una misma palabra. Por otro lado, las palabras tienen otras particularidades que permiten ordenarlas, clasificarlas y asociarlas entre ellas como su acentuación, el número de sílabas o su léxico.

Sociedades de interés

¿Qué nos dice una asociación de palabras? Bastante. De hecho, los lingüistas, psicólogos y otros científicos sociales vienen usándolas desde hace tiempo para investigar, por ejemplo, el desarrollo cognitivo de los niños, la evaluación del riesgo o la percepción social de género. En realidad, lo que usan mayormente son “normas de asociación libre” de palabras, herramientas que primero deben construir con ayuda de nosotros, los humanos, que podemos ser objeto de estudio y en este caso venimos al pelo, porque somos “conectores” por naturaleza.

Además de su utilidad para la investigación, las asociaciones de palabras son muy divertidas porque nos permiten encontrar resultados extraños o que, por lo menos, llaman la atención. Por ejemplo, una investigación muestra que en el Río de la Plata la palabra “cuello” es la segunda más asociada con “distracción”, después de “celular”. También podemos encontrar resultados obvios, aunque 100% contextodependientes, como “Abreu” para “loco” en Uruguay.

Quizá ver la frecuencia con la que una misma palabra es asociada con otras, o las diferencias entre las asociaciones para un mismo término en sus versiones masculina y femenina, resulten más interesantes que cada asociación en sí misma. En Uruguay, para nuestro regocijo y engrandecimiento de la cultura científica nacional, tenemos la suerte de que al menos dos investigadores llevan adelante un proyecto relacionado con este tema. Apodado Lexicón, el proyecto es comandado por Camila Zugarramurdi y Álvaro Cabana, del Centro de Investigación Básica en Psicología (CIBPsi) de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República (Udelar).

Lexicón tiene un objetivo más que interesante: tratar de crear una norma de asociación libre de palabras para el Río de la Plata. De esta manera, pretende contar con una herramienta para conocer un poco más nuestros comportamientos y, eventualmente, comprender mejor cómo funciona la mente humana. O sea, aportar nuestro granito de arena local al conocimiento global sobre la psicología sapiens.

¿Cuál es la palabra que más asociamos cuando leemos cualquier otra palabra? Vayan anotando, que al final les cuento. Esta misma pregunta me hizo Cabana cuando finalmente lo fui a ver, después de hacer el test de Lexicón y pasarme meses viendo sus posteos virtuales. La pregunta, además de divertida, refleja una necesidad de la investigación: buscan las palabras que se asocian con más frecuencia para luego mapearlas y encontrar relaciones. Ante su pregunta respondí: “amor”. Si bien le erré, anduve cerca: “amor” estaba en el top 10 de las palabras más asociadas. Por otro lado, al momento de escribir esta nota. Cabana me comentó que “amor” va escalando hacia el primer puesto.

Foto del artículo '¿Cómo se conectan las palabras en la mente de los rioplatenses?'

El inconsciente léxico

El primero en proponer este tipo de estudio fue nada menos que el señor Sigmund Freud, creador del psicoanálisis. La psicología, me comenta Álvaro, es una ciencia que tiene más de 100 años. Una de las herramientas que utiliza es la psicometría, una forma de medir estados psicológicos. “Es como el termómetro de la psicología”, declara. A su vez, la psicometría utiliza, entre otras herramientas, las normas de asociación libre. Ahí es donde entra Lexicón, que en realidad se inició cuando Cabana trabajaba en el Departamento de Biofísica de la Facultad de Ciencias de la Udelar y tuvo la oportunidad de colectar la primera tanda de palabras, allá por 2009-2010.

La psicología presenta muchos desafíos, porque al estudiar al ser humano se encuentra con muchísimas variables que no siempre se pueden controlar, como la cultura, el idioma, el contexto histórico y social específico de cada persona. Algunas de estas variables afectan particularmente a Lexicón: la escritura y los dialectos. Muchos podemos entrar a la página y escribir con faltas de ortografía o comentar con errores de tipeo, y cada una de estas situaciones debe corregirse y tenerse en cuenta a la hora de analizar los datos. Por ejemplo, distintas palabras pueden designar lo mismo, como “corpiño” y “sostén”, o “bizcochos” y “facturas” en el Río de la Plata, mientras que usamos “banco” para el lugar donde sentarse en una plaza y el banco como entidad financiera.

Casi siempre, al ser entrevistado, Cabana destaca la diferencia de asociaciones entre “niño” y “niña”. A partir de los resultados preliminares –que todos podemos visualizar–, concluimos que tenemos a “la niña bonita” marcada a fuego, pues la mayoría de las asociaciones se vinculan con lo femenino, la mujer y el color rosa. Qué novedad. Sin embargo, al buscar “niño” el resultado no arroja “celeste”, ni “fútbol” ni “pelota”, y se asocia más con “infancia”, “nene”, “inocencia” o “bebé”. Esto último sí me llamó la atención. Y me pregunto cuántas imágenes necesitaríamos para decir lo que representan estas palabras.

Otras asociaciones entretenidas van desde las muy estereotipadas (según Lexicón), como “cráneo” y “cabeza”, “añejo” y “viejo”, “amor” y “paz”, hasta otras más complejas, como “condición”, para la que, por un lado, aparecen “requisito” y “reglamento” y, por otro, “enfermedad”, “limitación” y “final”; o “políticos”, que se asocia tanto con “democracia” y “gobierno” como con “malos”, “corruptos”, “mentira” y “poder”. Esto pueden verlo ustedes mismos y testear palabras bien rioplatenses, como “che”, “joder”, “chorros”, “charrúa”, “bárbaro”, “chupetín”, “gil”, “nabo”, “chusmerío” y “golero”.

Foto del artículo '¿Cómo se conectan las palabras en la mente de los rioplatenses?'

Cómo somos

En una entrevista con la diaria, el reconocido investigador y divulgador científico Diego Golombek comentó: “La palabra ‘chiquito’ debe ser de las más usadas en el diccionario uruguayo”. Según los datos de Lexicón, en el ranking de frecuencia de asociaciones está en la posición 94, entre más de 40.000 palabras, con 267 ocurrencias, mientras que “chiquita” aparece en la posición 4.376 con 51 ocurrencias. Así que no parece serlo tanto. Diego se refería a que en Uruguay decimos que somos chiquitos, todo es chico, y nos tiramos abajo. ¿Saben con qué asociamos “chico”? Con “grande”, “pequeño”, “niño”, “amor”, “tierno”, “poco”... Bastante estereotipado, la verdad. Y Uruguay, como palabra asociada “a chiquito” en Lexicón, ¡no aparece!

Todo esto está muy bien, pero ¿qué significan todas estas asociaciones? Lexicón lamentablemente no llega hasta allí. Igual tenemos una pista: al final, las palabras más frecuentes, las que aparecen con mayor frecuencia, se vinculan con lo que más nos importa o lo que se relaciona con nuestro día a día, con la vida misma. Sigan pensado en la que más aparece.

Se sabe, por ejemplo, que el uso de las palabras cambia con algunos factores, como el tiempo, la edad y el sexo, aunque en este último caso para el Río de la Plata por ahora no se detectaron diferencias significativas. Pero ojo, los hombres han participado en el estudio mucho menos que las mujeres, así que no podemos estar del todo seguros. Aquí tenemos un ejemplo maravilloso en el que la biología estaría sesgando la cultura: las mujeres, dicen los que saben, somos más colaborativas. En Lexicón las damas colaboraron nueve veces más que los caballeros. Y por eso, en palabras de Cabana, “necesitamos bastantes valientes varones que jueguen a asociar palabras”.

Hablando de varones y poniéndole un poco de pimienta al año electoral, les dejo los resultados de “senador”: la palabra apareció asociada a “diputado”, “política”, “político”, “gobierno”, y otros resultados menos frecuentes pero que debieran llamar la atención, como “chanta”, “bochorno”, “barriga”, “engaño”, “hipócrita”, “mendigo”, “mentira”, “miedo”, “nariz”, “oportunista” y “pelado”. Me muero de curiosidad por tratar de entender qué relación hay entre “político” y “pelado” [la nota fue escrita antes de las internas en las que una persona calva triunfó en una de las disputas, por lo que habría que ver si la asociación guarda relación con ello]. Quizá estas asociaciones podrían ser de utilidad para quienes organizan las campañas de los candidatos.

Ah, y casi lo olvido: la palabra más asociada de todas, sumando las frecuencias de asociación de las distintas formas en que se designa es... dinero.