Cuando llegó el comunicado “Potencial reacción de las tortuga marinas a las bajas temperaturas en Uruguay”, firmado por las investigadoras Gabriela Vélez-Rubio, de la ONG Karumbé y del Centro Universitario Regional Este de la Universidad de la República (Udelar) y por Romina Trinchín, del Departamento de Ciencias de la Atmósfera de Facultad de Ciencias, Udelar, lo primero que se le viene a la cabeza a uno es que, dado que las tortugas verdes (Chelonia mydas) son animales marinos en peligro de extinción y dado que estamos pasando por un período muy frío del invierno, ambas científicas y la ONG que hace décadas se dedica al rescate, estudio y protección de tortugas, estaban tratando de mitigar un daño provocado por un fenómeno natural, como es la llegada anual del inverno. Pero no. El asunto es mucho más complejo.

Aunque no sea necesario, vale la pena aclararlo: la hipotermia y el invierno son un tema de gran preocupación para nosotros, los seres humanos de este país, que a pesar de que tenemos el derecho a la vivienda y a la salud, aún no hemos logrado evitar la muerte de personas durante esta estación. Tampoco vamos aquí a cometer la tontería de comparar las muertes de personas en situación de calle por hipotermia con pollitos ni tortugas. El asunto es que lo que sucede en nuestras aguas y las tortugas durante el invierno, por mucho que le pese a Donald Trump y a otros negacionistas, es un caso más que evidencia que el cambio climático no sólo es algo real, sino que ya está provocando consecuencias en el planeta. Hecha la aclaración, vayamos al tema.

Uruguay: paraíso juvenil con riesgo de hipotermia

Para las tortugas verdes debe ser difícil aceptar que Uruguay es un país de viejos. Es que estas tortugas, que anidan y nacen mayoritariamente en la Isla Ascensión ‒que queda suspendida en el océano Atlántico en un punto intermedio entre Bahía, en Brasil, y Port-Gentil, en Gabón‒, vienen hasta aquí mientras son juveniles para alimentarse de las nutritivas algas de la costa rocosa de Rocha, Maldonado, Canelones y Montevideo. Claro que no son tontas: vienen durante los meses más cálidos.

“La tortuga verde es la tortuga marina más abundante en aguas costeras de Uruguay”, dicen Vélez y Trinchín en el comunicado. “La temperatura superficial del mar (TSM) óptima para esta especie de tortuga es entre los 18° y 20°C o superior. Por este motivo, durante el invierno parte de los individuos de esta agregación viaja a zonas de aguas más cálidas en Brasil”, agregan. Sin embargo, no todas marchan hacia Santa Catarina, Paraná o San Pablo: “una pequeña proporción de la agregación puede permanecer en aguas costeras uruguayas durante el invierno”.

¿Y qué pasa con estas tortugas infantoadolescentes a las que no las atrae la bossa nova cuando empieza a llegar el frío? “Frente a un descenso gradual de la temperatura, los individuos no migrantes pueden desarrollar un comportamiento de letargo invernal o ‘brumación’, que comienza a desarrollarse cuando la temperatura del mar se encuentra alrededor de los 14°C. Este comportamiento les permite tolerar las bajas temperaturas, permaneciendo en el fondo marino durante largos períodos de tiempo con escasas emersiones para respirar”. En un artículo publicado anteriormente, donde analizaron varamientos por hipotermia de casi una centena de tortugas verdes en Maldonado en 2012, las investigadoras y sus colegas explican que la brumación sería parecida a la hibernación de los mamíferos, con la diferencia de que los reptiles deben desarrollar algunas actividades, como hidratarse, en caso de algunas víboras, o subir a la superficie a respirar, en las tortugas marinas.

Cuando las tortugas se adaptan al frío del agua brumando, algunos oportunistas se aprovechan de su falta de movimiento, que según Gabriela Vélez-Rubio, hace que las tortugas se fondeen a unos diez metros de profundidad. En ocasiones, mejillones, algas y otros organismos se adhieren al caparazón. Pero también puede que el caracol exótico invasor Rapana venosa, sobre todo en Piriápolis y Punta del Este, se suba también al carro. “El peso extra generado por los caracoles y la baja actividad pueden hacer que la tortuga no pueda controlar bien su flotación y en consecuencia aparezcan flotando o varadas en la playa”, dicen entonces en el comunicado. Pero eso no es todo.

“Por debajo de los 14°C las tortugas dejan de alimentarse y se encuentran en una situación de vulnerabilidad, por lo que podríamos encontrar algunas tortugas varadas con síntomas relacionados con la hipotermia”. ¿Cómo se da cuenta uno de que la tortuga verde tiene hipotermia? Primero que nada, porque las tortugas marinas no son de usar la parte arenosa de la playa. Salvo en su isla natal, el resto del tiempo se la pasan en el agua. Pero, además, porque la tortuga está intacta, no presenta heridas, ni rastros de redes de pesca ni de plásticos. Ese estado inconveniente por debajo de los 14°C se agrava cuando la temperatura superficial del mar desciende bruscamente o cuando está por debajo de los 10°C de manera sostenida. Entonces “pueden sufrir hipotermia”, no logrando “nadar con facilidad ni conseguir regular correctamente su flotación, por lo que las olas pueden hacerlas varar en las playas”.

Un año con olas de frío

Las investigadoras reconocen que todos los inviernos se encuentran tortugas verdes con hipotermia, sobre todo en las playas oceánicas. “Pero en algunos inviernos más fríos de lo normal respecto de los valores históricos se han registrado eventos de varamientos masivos”, sostienen citando el de julio de 2012, cuando datos satelitales informaron que la temperatura superficial del mar rondaba los 8°C”.

Con este contexto, sumado a la ola de frío pronosticada para estos días y al hecho de que en julio han registrado algunas tortugas “con signos iniciales de hipotermia y con presencia de Rapana venosa en el departamento de Maldonado”, decidieron iniciar un “sistema de alerta temprana mediante el análisis de datos oceanográficos y la situación meteorológica prevista para poder alertar a la población y a otras instituciones y estar preparados desde Karumbé para recibir a las posibles tortugas que puedan varar en los próximos días”.

Por todo esto dicen: “Alertamos a la población de que se podrían dar condiciones de temperatura crítica para la tortuga verde, pudiéndose dar lugar a la ocurrencia de varamientos en los departamentos costeros”.

Tortugas congeladas y calentamiento global

¿Cómo puede ser que la temperatura del planeta se esté elevando y, al mismo tiempo, las tortugas marinas corran riesgo de morir por hipotermia? ¿Acaso los animales no están adaptados a vivir con las variaciones naturales del clima de los lugares donde viven, siendo lo natural que en Uruguay haya veranos bastante calurosos e inviernos relativamente fríos?

Gabriela Vélez-Rubio pone las cosas en contexto. “Que haya tortugas verdes tan al sur es un fenómeno relativamente reciente”, afirma, y agrega que “recién comenzaron a verse en nuestro país en los años 60. Es como que la tortuga verde viene bajando su límite de distribución”. Pero no es lo único raro: “También hasta hace relativamente poco no encontrábamos con tan alta frecuencia tortugas verdes en zonas tan frías durante el invierno”. Algo está pasando.

Y ese algo, como casi siempre que hay desbarajustes en la naturaleza, somos nosotros. El aumento de la temperatura debido al cambio climático podría explicar que las tortugas verdes hoy vivan más al sur que hace varias décadas atrás. Tal vez las tortugas verdes no se enteraron que el calentamiento global no es una cuestión pareja, y que si bien hay un aumento global de la temperatura, también tenemos sequías e inundaciones, veranos extremadamente calurosos e inviernos crueles, todo mezclado. “Hay suficiente evidencia de que hay una tendencia en el aumento de la temperatura de la superficie del mar, sobre todo en la última década, y esto podría estar relacionados con esta emigración más al sur de las tortugas” sostiene Trinchín.

Salvo por Jair Bolsonaro y por el coronavirus, muchos de nosotros, si no nos costara nada, no dudaríamos ante la idea de pasar el invierno en las playas de Brasil. ¿Pero por qué algunas tortugas verdes juveniles no emigran hacia aguas más cálidas y se quedan durante el invierno? “Esa es la gran pregunta”, dice Vélez-Rubio. “Estamos estudiando a las tortugas que se quedan aquí. Por ejemplo, las que se quedan en Rocha, durante la brumación se llenan de mejillones y de algas. Es como que las tortugas verdes se convierten en rocas, y es un fenómeno interesante que sólo ocurre entre el Sur de Río Grande do Sul y la costa atlántica de Uruguay, y estamos tratando de entender por qué” agrega.

Tortuga verde con caracoles Rapana venosa en el caparazón debido a la brumación.
Foto: Karumbé

Tortuga verde con caracoles Rapana venosa en el caparazón debido a la brumación. Foto: Karumbé

Gabriela cuenta que con su colega Romina, especializada en oceanografía física, se preguntaron por qué los quelonios se quedaron más en 2012, año en el que hubo gran cantidad de varamientos por hipotermia. “Al ver las anomalías de temperatura de años anteriores vimos que habían sido muy positivas. Esto quiere decir que esas tortugas venían de unos años en los que los inviernos habían sido, de cierta manera, cálidos” relata. Metiéndose en el caparazón de una tortuga, Vélez-Rubio monologa: “Si estuve bien todo el año pasado, ¿por qué voy a emigrar 1.000 kilómetros? Pasé un poco de frío, pero bajé mi metabolismo y sobreviví, y de esa manera evité invertir energía en migrar 1.000 kilómetros de ida y 1.000 de vuelta”. Al salir del papel de tortuga no migradora, Vélez-Rubio confiesa que aún están por entender por qué sucede esto. “No sabemos por qué algunas tortugas verdes se quedan en nuestras costas durante el invierno, ya que la temperatura no es la más propicia. Estamos buscando indicios que tengan cierta incidencia en esa respuesta comportamental de las tortugas”, comenta perpleja, pero disfrutando el desafío científico.

Uno podría pensar que la no migración que vemos este año podría haber sido pautada entonces por la historia previa del animal. Años con inviernos anómalamente más cálidos, podrían incidir en aplazar la migración de años siguientes. “Por más que tengamos una tendencia de aumento de la temperatura global, eso no quita que puedas tener un invierno frío”, dice Romina. “Hay que tener en cuenta que hay variabilidad en distintas escalas, ya sea entre años, dentro de cada estación, en la escala sinóptica y a su vez diaria”, complementa. Y es que si los humanos le erramos tanto en la predicción del tiempo, poco podemos culpar a las tortugas por pensar que el año que viene será similar al que pasó.

¿Un problema que se agrava?

Vélez-Rubio cuenta que en Karumbé hay una investigadora, Mariana Reyes, que está haciendo una tesis sobre las tortugas que varan llenas de mejillones y algas. “En los últimos 11 años en Karumbé habíamos registrado una media de 20 tortugas varadas con mejillones y algas anualmente. En 2019 tuvimos 120 tortugas. Las algas y mejillones son síntoma de haber pasado todo el invierno realizando brumación en aguas costeras de Rocha”, dispara.

“Eso lo podemos decir porque hay un monitoreo sostenido en el tiempo y de largo plazo gracias a Karumbé”, señala Trinchín. “Si los varamientos masivos de tortugas por hipotermia de 2012 se hubieran dado sin este monitoreo de tortugas varadas desde hace 20 años, hubiera sido más difícil poder sostener una hipótesis como la que planteamos de la hipotermia y las olas de frío”, agrega. De hecho, Vélez-Rubio le preguntó a Trinchin cuál había sido el invierno reciente más frío. Cuando la colega le contestó que el de 2007, fue a revisar la base de datos de Karumbé. “En 2007 la temperatura fue mucho más baja que en 2012. Sin embargo, no vararon más de 100 tortugas por hipotermia como sucedió en Punta del Este en 2012. ¿Por qué, si las condiciones eran peores?”, se pregunta.

Entonces volvemos al inicio: ¿es normal o no que se den estos varamientos por hipotermia? ¿Por qué no pasaban antes? La investigadora tiene una primera respuesta: “Porque no había tortugas. Si varan en Punta del Este más de 100 tortugas, ya fuera 2007 o 1990, alguien las iba a ver”. Este aumento de la cantidad de tortugas podría deberse a dos razones: una es el cambio climático y una extensión hacia el sur de su hábitat. Al mismo tiempo, las investigadoras señalan que en la Isla Ascensión, donde se reproducen las tortugas verdes, se han tomado medidas de protección desde hace tiempo que estarían empezando a mostrar sus resultados. “En números gruesos sabemos que hay más varamientos. En Uruguay tenemos unas 300 tortugas varadas por año, entre individuos vivos y muertos. Pero todavía no hemos hecho el análisis para comparar eso con la cantidad de tortugas que eclosionan en las playas de anidación. Ese aumento de varamientos podría estar explicado en parte porque llegan más individuos, pero también habría que ver si se dan porque los riesgos a los que están expuestos siguen siendo altos o no” explica.

Foto del artículo 'Tortugas verdes: ¿otras víctimas del cambio climático?'

Se viene el frío. ¿Qué hacer?

“Este patrón de vientos que se está dando ahora también enfría toda el agua del Río de la Plata y de la costa Atlántica. Lo más probable es que la temperatura del agua siga disminuyendo un poco más en los próximos días”, señala Trinchín. “Los datos satelitales muestran que la temperatura en estos días ha estado oscilando entre los 11°C y los 10°C, pero hemos visto que los datos satelitales suavizan un poco los picos en las zonas más costeras, por lo que es bueno contrastarlos con mediciones in situ”, agrega. De hecho, Gabriela dice que el martes midieron la temperatura superficial del mar en Punta del Este y estaba a 9,5°C.

“En el varamiento de 2012, cuando llegó a haber días de 8°C, lo que vimos es que la temperatura se mantuvo en el entorno de los 10° C, con variaciones, pero muy frío, a lo largo de casi un mes. Habrá que ver cómo persiste la temperatura superficial del mar para ver qué sucede”, agrega Romina. “Desde que publicamos el trabajo venimos observando la temperatura. Y este año, con la ola de frío y al ver que las temperaturas empezaban a bajar, usamos lo que sabíamos para estar prevenidos desde Karumbé y alertar a la gente y a las instituciones de que el fenómeno podría volver a suceder y podrían llegar muchos animales a la playa”, complementa Vélez-Rubio.

Si el frío persiste y las tortugas padecen hipotermia, es probable que varen en las playas. “En el caso de una tortuga marina fuera del agua en Uruguay, jamás hay que devolverla al agua, porque no debería por ningún motivo estar en la playa. Las tortugas no se van a asfixiar fuera del agua. Tienen los pulmones en la parte dorsal, por lo que sólo tendrían problemas para respirar cuando están dadas vuelta. Si se las devuelve al mar, con el cansancio que tienen, se pueden terminar ahogando por el estrés de la situación. Si salieron del agua es porque tienen algún problema, como por ejemplo no poder controlar la flotación”, explica Vélez-Rubio.

El principal consejo es que quien encuentre una tortuga en la playa se ponga en contacto con Karumbé y que no le quite nada al animal, ya que eso que hay en el caparazón es información importante para saber más sobre la tortuga. Pese a que pueda costar, hay que tratar de no intervenir hasta no ponerse en contacto con alguien que pueda decirnos lo que está pasando y cuáles son las opciones más convenientes. “Es común que la gente se ponga nerviosa. Y como saben que la tortuga es marina, lo primero que quieran hacer es devolverla al mar. Así que el primer consejo es mantener la calma y contactarse con alguien que sepa aconsejarlos”, dice Gabriela.

Trinchín destaca que en parte el comunicado intenta auxiliar y guiar a las personas que puedan llegar a encontrarse con tortugas varadas debido al frío de las aguas. “También se busca promover lo que se llama ‘la cultura oceánica’. No hay que quedarse sólo en el ‘pobre tortuga’, que capaz que puede sonar superfluo mientras hay gente que se está muriendo de hipotermia. Generar esta sensibilidad con las tortugas lleva a hablar de otros temas, como el cambio climático, sobre especies invasoras, sobre cómo es la vida de estos animales y de todos los que aparecen en su caparazón, sobre la gente que estudia a estos organismos y sobre los océanos. Esto de la cultura oceánica es algo que se está promoviendo desde ONU a nivel internacional para atender las problemáticas del océano global y cómo nos relacionamosn con él”. Están todas y todos avisados.

¿Qué hacer en caso de encontrar una tortuga varada en la playa?

En el comunicado recomiendan estos cuatro pasos en caso de encontrar una tortuga verde (u otra, aunque es mucho más raro) varada o flotando cerca de la costa:

  1. No devolverla al mar.
  2. No retirar ningún elemento asociado a la tortuga.
  3. Comunicarse con Karumbé: Whatsapp (099917811), Facebook (@karumbe.org), Instagram (@karumbeuruguay) o Twitter (karumbeuy).
  4. Intentar trasladarla a un lugar protegido de las bajas temperaturas.

Artículo: “Potencial reacción de las tortugas marinas a las bajas temperaturas en Uruguay”
Publicación: comunicado de Karumbé (julio, 2020)
Autores: Gabriela Vélez-Rubio, Romina Trinchín

Artículo: “Hypothermic Stunning in Juvenile Green Turtles (Chelonia mydas) in Uruguayan Coastal Waters: Learning for Future Events”
Publicación: Chelonian Conservation and Biology (2017)
Autores: Gabriela Vélez-Rubio, Romina Trinchin, Andrés Estrades, Virginia Ferrando, Jesús Tomás.