Con motivo de un nuevo Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra todos los 11 de febrero, la Comisión de Género de la Facultad de Química decidió homenajear a la investigadora y docente María Viñas. Para ello, se encomendó a las investigadoras Mariela Torre, exdecana de esa facultad, y Paola Panizza, asistente del área de Microbiología, la redacción de este artículo. Escrito con base en entrevistas personales y publicaciones, el texto abarca varios aspectos de la inabarcable vida de una científica excepcional.
María Viñas nació en la ciudad de Trinidad, en Flores, el 8 de enero de 1943. Era hija de Alba Sendic y Alberto Viñas. Realizó sus estudios primarios y secundarios en Montevideo, y en 1961 ingresó a la Facultad de Química, donde se graduó como química industrial. Ha sido reconocida por sus actividades como docente e investigadora, así como por su intervención en el cogobierno universitario y su lucha social. También es recordada como una mujer de personalidad muy definida, espíritu emprendedor y de gran capacidad de trabajo.
María: madre en el exilio
Desde estudiante mostró un fuerte compromiso gremial y social. En 1975, durante el régimen militar de facto, fue requerida por su actividad política. Obligada a pasar a la clandestinidad, recibió posteriormente asilo político en la embajada de México, mediante las gestiones del entonces embajador Vicente Muñiz Arroyo, quien coordinó su exilio hacia México. Sin embargo, Viñas puso una condición para su salida del país: viajaría solamente si podía hacerlo junto con sus hijas, Patricia y Paula, de 12 y diez años respectivamente, quienes en ese momento estaban a cargo de su familia. De no ser así, a pesar de los riesgos personales, se quedaría en el país.
El día de su traslado al aeropuerto, llegó al avión escoltada por el embajador Muñiz sin saber aún si sus hijas podrían embarcarse. Afortunadamente, luego de una espera que se hizo eterna, vio subir a las niñas y la familia finalmente pudo exiliarse. Tras una estadía de tres meses en México, se trasladó a la Unión Soviética, donde estudió en el Instituto Mendeleev y obtuvo el título de candidata en Ciencias Técnicas. Nunca se separó de sus hijas y se negó a internarlas en un instituto de formación distante de su hogar, prefiriendo una escuela del barrio donde a los tres meses ya habían aprendido el idioma.
Luego de cuatro años en la Unión Soviética, Viñas volvió a las tierras aztecas y trabajó en la Universidad Nacional Autónoma de México, la UNAM, como investigadora asociada en el área de Ingeniería Ambiental. Recién en marzo de 1985, al volver el régimen democrático a Uruguay, María Viñas pudo retornar a su país y fue restituida en la Universidad de la República.
A pesar de toda la peregrinación de este “trío inseparable”, Viñas siempre estuvo atenta a la formación de sus hijas con mano firme, y hoy ambas son profesionales en el ámbito de las ciencias. Durante toda su vida fue muy agradecida con México y mantuvo el relacionamiento con amigos y colegas hasta el final.
María: docente e investigadora
La carrera docente de María Viñas comenzó en 1965, cuando era aún estudiante y ya madre de una de sus hijas. Como grado 2, y ante la renuncia del profesor titular de su cátedra, tuvo que hacerse cargo del curso de Procesos Unitarios, tarea que llevó adelante hasta su destitución durante la dictadura. Para sobrevivir, formó con otros colegas una empresa que se llamó Proas Ingenieros Consultores, la cual fue exitosa y continuó vigente hasta su retorno a Uruguay.
Al regresar al país continuó su carrera docente hasta llegar a ser profesora titular del Departamento de Ingeniería de Reactores del Instituto de Ingeniería Química de la Facultad de Ingeniería, y enfocó sus esfuerzos en los cambios que se estaban gestando en el área de Ingeniería de Procesos. Viñas trabajó intensamente para incorporar una nueva visión de la disciplina y tuvo especial preocupación por incluir en la formación de sus estudiantes el relacionamiento con los sectores productivos. En ese marco, colaboró con un capítulo titulado “La Universidad y el sector productivo”, en la publicación La Universidad de la República en un tiempo de cambios: críticas y propuestas para la transformación de la educación superior, editada en 1997.
Viñas, además, formó grupos de investigación en la Facultad de Ingeniería, donde desarrolló la mayor parte de su trabajo científico, interaccionando además con varios grupos dentro de la Universidad. Armó equipos de investigación comprometidos que siguieron con sus premisas y con el empuje que ella les había inculcado con el ejemplo. Trabajó en varias líneas de investigación, especialmente relacionadas con el aporte de soluciones para el medioambiente y el sector productivo nacional, hizo más de 50 publicaciones científicas y dirigió más de 20 proyectos.
Por ejemplo, siendo directora del Departamento de Ingeniería de Reactores, en la Facultad de Ingeniería, llevó a cabo estudios sobre los efluentes de lavaderos de lanas. De estos trabajos surgieron publicaciones en revistas internacionales y nacionales arbitradas, así como el desarrollo de tecnologías que fueron aplicadas por las empresas laneras y que le valieron el reconocimiento del sector textil de Iberoamérica.
También investigó sobre aguas residuales de frigoríficos, curtiembres y empresas lácteas, así como tratamientos biológicos de lixiviado de relleno sanitario. Tuvo una especial interacción con la cátedra de Microbiología de la Facultad de Química en el estudio de la caracterización de microorganismos provenientes de distintos reactores, las metodologías para desechar los efluentes y las posibles vías de obtención de productos de valor a partir de ellos.
Fue tan grande su compromiso con la investigación que en los últimos momentos, cuando debió dejar el trabajo a causa de una enfermedad terminal, se tomó el tiempo para traspasar el proyecto que tenía en curso a otros colegas, con el fin de que fuera exitoso y se pudiera cumplir con lo propuesto.
Viñas en el cogobierno universitario
María Viñas fue, desde sus comienzos, una comprometida gremialista. Al volver a Uruguay luego del exilio, constató que había habido grandes cambios en la Universidad, tanto en la investigación como en la enseñanza, y notó una ausencia importante de estructuras gremiales. Ante este panorama, puso todo su esfuerzo en revertir la situación, trabajando activamente en el cogobierno.
Su disposición abierta le permitió tener buen relacionamiento aún con personas de muy diversas ideologías políticas. Llegó a ser secretaria general de la Asociación de Docentes de la Universidad de la República (ADUR), hasta que tuvo un quebranto de salud.
María Viñas falleció a los 60 años de edad, el 2 de marzo de 2003, y deja un ejemplo de mujer notable que luchó por sus ideales, muy activa, productiva y que logró generar compromiso en los diferentes grupos con los que se relacionó.
Además de los reconocimientos científicos que obtuvo, María Viñas fue homenajeada en el país como Mujer Notable con la emisión de un sello de El Correo (2013) y con la resolución del directorio de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, que creó un fondo de investigación aplicada al cual denominó Fondo Profesora María Viñas, en homenaje a su destacada actividad como investigadora.