La evolución del ser humano es un proceso tan complejo como complicado. Para empezar, los Homo sapiens debieron esperar las mayor parte de sus más de 300.000 años de existencia hasta reconocer que no se trataban de seres especiales sino de unos animales más del que habían recorrido uno de los tantos caminos de la evolución en este planeta, como bien describió en 1859 Charles Darwin en su obra El origen de las especies. El mismo naturalista publicaría en 1871 otro libro fundamental, El origen del hombre, donde incluso iría más allá y propondría al continente africano como la cuna de nuestra especie. Mucho tiempo después, el registro fósil y el trabajo de incontables antropólogos y antropólogas, confirmaría que así fue: los Homo sapiens evolucionamos en África a partir de otras especies del género Homo -como el Homo habilis- que a su vez evolucionaron de otros primates como el Australopitecus.

Sin embargo, trazar la línea que nos lleva desde nuestros ancestros africanos hasta la especie que somos hoy en día es una tarea ardua. Para empezar, habría que abandonar la idea de una línea clara y recta y en su lugar pensar en idas y venidas, en distintas especies de humanos -hoy la única especie de humanos en el planeta somos los Homo sapiens- saliendo en distintas oleadas del continente africano y cruzándose con los descendientes de los exploradores anteriores. Si tras 1859 algunos se escandalizaban porque los humanos descendíamos de los monos, la ciencia ha ido mostrando cada vez con mayor fuerza que no sólo descendemos de primates, sino que encima esos primates no eran muy selectivos a la hora de tener relaciones sexuales.

Como ya señalábamos en una nota anterior, la tradición de los humanos de tener sexo y descendencia con otras especies de humanos se remonta, en Europa, al menos hasta hace unos 600.000 años. Ya los antepasados de los Neandertales (Homo neanderthalis) de los Denisovas (encontrados en Siberia) se habían cruzado con homíninos superarcaicos descendientes de exploradores tempranos que salieron de África. El panorama de qué sucedió en el último millón de años se hace ahora cada vez más intrincado. Y parte de esa complicación es que distintos investigadores, basados en distintas evidencias, cada vez proponen más géneros y especies para el tronco del Pleistoceno Medio y Tardío del Homo.

A los ya conocidos Neandertales, que se sabe campearon por Europa entre hace 300.000 y 40.000 años, hay que sumarle a los Denisovas, descubiertos en Siberia en 2010, al Homo floresiensis, descrito en 2003 a partir de restos de indonesia, o incluso a los Homo naledi, propuestos en 2015 en base a fósiles encontrados en una cueva en Sudáfrica, o el Homo luzonensis, prepuesto en 2019 a partir de restos encontrados en una cueva en Filipinas. Si a esto le sumamos la plasticidad de los humanos de intimar con otras especies de humanos, aquella idea de la línea fácilmente trazable se hace añicos. Sobre este panorama, el último número de junio de la revista Science hace un nuevo aporte para el caótico conocimiento sobre nuestro pasado.

Mandíbula de Homo de Nasher Ramnla.
Foto: Ariel Pokhojaev (Tel Aviv University)

Mandíbula de Homo de Nasher Ramnla. Foto: Ariel Pokhojaev (Tel Aviv University)

Nuevos fósiles, viejos humanos

En dos artículos publicados en la revista internacional se da cuenta de restos de cráneos encontrados en Nesher Ramla, en Israel, que pertenecerían a un grupo humano distinto a los ya conocidos. Los restos -un parietal casi completo, fragmentos de otro parietal, y una mandíbula casi completa con un molar- fueron encontrados además junto a herramientas de piedra, lo que permiten asomarnos a la cultura y la tecnología empleadas por estos compañeros en la aventura de ser humanos. El asunto es que los investigadores, además de describir los materiales fósiles y de piedra encontrados, tiran algunas hipótesis sobre qué lugar ocupan estos humanos en el mapa que tenemos para ese período que va entre los 500.000 y los 40.000 años, momento en que los humanos modernos nos convertimos en los únicos de nuestro género en habitar la Tierra.

En el artículo “Un nuevo Homo del Pleistoceno Medio de Nesher Ramla, Israel”, Israel Hershkovitz, del Departamento de Anatomía y Antropología de la Universidad de Tel Aviv de Israel, y una docena de colegas, de entrada plantean el problema que su trabajo creen que viene a solucionar. “Durante mucho tiempo se ha creído que los neandertales se originaron y florecieron en el continente europeo. Sin embargo, estudios morfológicos y genéticos recientes han sugerido que pueden haber recibido una contribución genética de un grupo no europeo aún desconocido” dicen en su artículo publicado en la sección “reportes”, señalando que esos estudios que apuntan “a la existencia de una población aún no identificada africana o del Pleistoceno Medio asiático occidental que contribuyó a la evolución del clado neandertal” son de tanto “dentales, mandibulares, genéticos y demográficos”. Como se imaginarán, ese “grupo no europeo aún desconocido” será justamente el que ellos reportan haber encontrado.

Es así que en su artículo dan cuenta de varios fósiles de humanos que encontraron recientemente en el sitio al aire libre de Nesher Ramla, en Israel, que está datado para el Pleistoceno Medio. Los fósiles humanos -los fósiles son restos de seres vivos o evidencias de su actividad biológica con más de 10.000 años- encontrados por el arqueólogo Yossi Zaidner y sus colegas son un parietal derecho casi completo y cuatro fragmentos de parietal izquierdo, una mandíbula casi completa, que incluso conserva el segundo molar izquierdo y “la mayoría de las raíces aún en su lugar”. Los restos humanos fueron encontrados en el sitio junto a fósiles de animales y herramientas de piedra y, según dicen en la nota, “es muy probable que pertenezcan a un mismo individuo”.

Dado que perfil del yacimiento donde aparecieron todos estos restos tiene una edad de entre 140.000 y 120.000 años medida con distintas técnicas, estos humanos de Nesher Ramla anduvieron haciendo de las suyas entre esas fechas. El asunto era determinara qué humanos pertenecían. Para ello los restos “se describieron y analizaron a fondo” y fueron comparados “con una gran cantidad de fósiles de diferentes períodos, utilizando una combinación de enfoques tradicionales basados en medidas lineares y angulares, así como un método morfométrico geométrico tridimensional”.

Al realizar todo este trabajo, los investigadores señalan que “los análisis cualitativos y cuantitativos exhaustivos de los huesos parietales, la mandíbula y el segundo molar inferior revelaron que este grupo Homo presenta una combinación distintiva de rasgos arcaicos y neandertales”. En otras palabras, algunos de sus rasgos eran similares a los de los neandertales mientras que otros eran similares a humanos anteriores a los neandertales. Por ejemplo, dicen que los parietales gruesos de Nesher Ramla son “similares a los de los especímenes europeos del Homo del Pleistoceno Medio” y que es más grueso que el parietal de los neandertales y la mayoría de los primeros Homo sapiens y es mucho más grueso que el del Homo sapiens moderno”. Esto mismo encuentran en los otros fósiles. Por ejemplo, sobre la mandíbula dicen que muestra “una morfología arcaica junto con algunos rasgos neandertales”.

Tras realizar análisis filogénticos con las distintas características encontradas, la mayoría de ellas más antiguas o primitivas que las de otros Homo de su época, los autores dicen que “la evidencia acumulada de los tres elementos anatómicos analizados (hueso parietal, mandíbula y molar 2) revela una combinación única de características arcaicas y neandertales que respaldan la existencia de una población levantina local en el Pleistoceno medio final”.

Fragmentos de cráneo encontrados en Nasher Ramla.
Foto:  Ariel Pokhojaev (Tel Aviv University)

Fragmentos de cráneo encontrados en Nasher Ramla. Foto: Ariel Pokhojaev (Tel Aviv University)

Dado que estas características anteriores a los neandertales fueron, según reseñan los autores, encontradas en otros fósiles humanos del Levante de hasta 400.000 años, y dado que los Neandertales “no aparecieron en el Oriente Medio antes de los 70.000 años y los humanos modernos tempranos lo hicieron hace unos 180.000 años”, afirman que “Nesher Ramla llena un vacío en este registro, al mostrar una morfología muy heterogénea, pero arcaica”.

Por todo eso se animan a sostener que los fósiles de Nesher Ramla “podrían representar ejemplos sobrevivientes tardíos (140.000 a 120.000 años) de un grupo distintivo del Homo del Pleistoceno Medio del sudoeste asiático, anterior a los neandertales levantinos de Amud, Kebara y Ein Qashish (70.000 a 50.000 años)”. Siendo cautos, los investigadores sugieren llamar a esta población del Plesitoceno Medio del Levante “como el Homo Nesher Ramla”, evitando así tratar de asignar una especie a estos pocos fragmentos encontrados.

¿Uno más en la mezcla?

En su trabajo sostienes que la presencia de esta población de Homo Nesher Ramla entre los 420.000 y los 120.000 años “en una zona geográficamente restringida puede haber permitido el mestizaje repetido con poblaciones humanas modernas como la gente de la cueva Misliya, una noción también apoyada por su tradición tecnológica compartida”.

Ahí es donde el trabajo es complementado con el otro artículo publicado en la misma edición de Science, titulado “Comportamiento y cultura del Homo del Pleistoceno Medio hace entre 140.000 y 120.000 años e interacciones con el Homo sapiens” y liderado por Yossi Zaidner, del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Allí Zaidner y sus colegas dicen que los “fósiles humanos recientemente descubiertos en Nesher Ramla proporcionan evidencia de la presencia de un Homo arcaico en el Levante en un contexto del Paleolítico Medio, durante un período en el que se presumía el área estaba habitada solo por Homo sapiens. Esto sugiere un largo período de superposición entre estos dos grupos Homo”.

Al analizar las herramientas de piedra producidas por estos Homo de Nasher Ramla, los investigadores sostienen que estos humanos “dominaron las tecnologías de producción de herramientas de piedra, anteriormente conocidas solo entre Homo sapiens y neandertales”, ya que “los métodos de tallado de Levallois que utilizaron son indistinguibles de los de H. sapiens simultáneos en Asia occidental”.

“La evidencia de Nesher Ramla demuestra que el Homo del Pleistoceno Medio dominó por completo la tecnología avanzada de Levallois que hasta hace poco tiempo estaba relacionada con Homo sapiens o neandertales” prosigue el artículo. “La explicación más parsimoniosa para una similitud tan cercana son las interacciones culturales entre estas dos poblaciones”, afirman en el trabajo, por lo que proponen que los hallazgos del sitio Nesher Ramla “constituyen evidencia de contactos e interacciones entre Homo sapiens” y esta paleopoblación.

Con toda esta información, en el artículo liderado por Hershkovitz se concluye que “El Homo de Nesher Ramla, portador de rasgos neandertales, podría representar la población “fuente” postulada en el modelo demográfico de “fuentes y sumideros”, según el cual Europa Occidental se repobló a través de una serie de migraciones sucesivas”. Dicho sin tanto eufemismo: que el Homo de Nesher Ramla, del Levante asiático, dio lugar a los Neandertales, hasta ahora concebidos como un producto made in Europa.

“Nuestros hallazgos brindan apoyo arqueológico para sostener interacciones culturales cercanas entre diferentes linajes humanos durante el período Paleolítico Medio y sugieren que los contactos entre Homo del Pleistoceno Medio y Homo sapiens ya habían ocurrido antes de 120.000 años” concluyen por su parte Zaidner y sus colegas en su artículo (aunque tanto Zaidener como Hershkovitz firman ambos artículos). Entonces ambos autores dan a entender que es más que probable que los Homo sapiens tuvimos sexo con los Neandertales, con lo Denisovas y también con estos Homo de Nesher Ramla. Claro que para afirmarlo con propiedad, falta evidencia genética.

Hablando de más

Los artículos científicos no siempre dicen todo lo que los investigadores piensan, entre otras cosas, porque lo que comunican en un trabajo debe estar ajustado a la evidencia. Aún así, los artículos publicados por estos investigadores ahora deberán ser analizados por el resto de la comunidad científica y puesto en su debido lugar. Más allá de eso, que es sano y esperable que suceda en la ciencia, los investigadores también hacen apreciaciones sobre sus aportes.

Por ejemplo, Israel Hershkovitz sostuvo en un comunicado de prensa que “el descubrimiento de un nuevo tipo de Homo es de gran importancia científica”, ya que “nos permite dar un nuevo sentido a los fósiles humanos encontrados anteriormente, agregar otra pieza al rompecabezas de la evolución humana y comprender las migraciones de los humanos en el viejo mundo”. Hasta allí bien, pero luego también declaró: “Antes de estos nuevos hallazgos, la mayoría de los investigadores creían que los neandertales eran una 'historia europea', en la que pequeños grupos de neandertales se vieron obligados a migrar hacia el sur para escapar de los glaciares en expansión”, llegando algnos de ellos hasta donde hoy es Israel hace unos 70.000 años. “Los fósiles de Nesher Ramla nos hacen cuestionar esta teoría, ya que sugieren que los antepasados de los neandertales europeos vivieron en el Levante hace 400.000 años, migrando repetidamente hacia el oeste a Europa y hacia el este a Asia. De hecho, nuestros hallazgos implican que los famosos neandertales de Europa occidental son solo los restos de una población mucho más grande que vivía aquí en el Levante, y no al revés”. Sin embargo, si Hershkovitz tiene evidencia como para afirmar algo así, no está toda en el artículo publicado.

Israel Hershkovitz, Marion Prevost, Hila May, Rachel Sarig y Yossi Zaidner.
Foto: Tel Aviv University

Israel Hershkovitz, Marion Prevost, Hila May, Rachel Sarig y Yossi Zaidner. Foto: Tel Aviv University

En un video de divulgación del trabajo de la Universidad de Tel Aviv, Hershkovitz agrega que varios restos humanos encontrados en la región habían sido asignados a Homo sapiens arcaicos, pero que ahora su trabajo sugiere que se trataría de “híbridos entre la población del tipo Nesher Ramla por un lado y los Homo sapiens por otro”. “La gente Nesher Ramla eran la población dominante en el Mediterráneo oriental desde por lo menos medio millón de años hasta unos 100.000 años atrás”.

Yossi Zaidner fue un poco más medido en sus comentarios. “Este es un descubrimiento extraordinario. Nunca habíamos imaginado que junto al Homo sapiens, el Homo arcaico vagaba por la zona tan tarde en la historia de la humanidad”. De ser así, Zaidner tiene razón y es algo que sorprende. Por otro lado afirma que “los hallazgos arqueológicos asociados con fósiles humanos muestran que el Homo de Nesher Ramla poseía tecnologías avanzadas de producción de herramientas de piedra y muy probablemente interactuaba con los Homo sapiens locales”. En el mismo video de divulgación, Zaidner comentaba que “es claro que la evolución humana es mucho más compleja de lo que pensábamos y que el desarrollo humano involucró contactos entre poblaciones humanas distintas”.

Así como los humanos se mezclaron entre ellos, los artículos recientemente publicados sobre estos restos encontrados en Nesher Ramla ahora necesitan ser cotejados por otros investigadores e investigadoras. La ciencia es una narración colectiva. Y al menos en esto de las líneas claras que permiten trazar la evolución del ser humano -y en muchas otras cosas- el camino hacia el consenso está plagado de artículos con afirmaciones grandilocuentes que quedan por el camino. Estos parientes del Pleistoceno Medio bien pueden esperar unos añitos para ver si los aceptamos y dónde en el álbum familiar.

Artículo: “A Middle Pleistocene Homo from Nesher Ramla, Israel”
Publicación: Science (24 de junio, 2021)
Autores: Israel Hershkovitz, Hila May, Rachel Sarig, Ariel Pokhojaev, Dominique Grimaud-Hervé, Emiliano Bruner, Cinzia Fornai, Rolf Quam, Juan Luis Arsuaga, Viktoria Krenn, Maria Martinón-Torres, José Bermúdez, Laura Martín-Francés, Viviane Slon, Lou Albessard-Ball, Amélie Vialet, Tim Schüle, Giorgio Manzi, Antonio Profico, Fabio Di Vincenzo, Gerhard Weber, Yossi Zaidner

Artículo: “Middle Pleistocene Homo behavior and culture at 140,000 to 120,000 years ago and interactions with Homo sapiens”
Publicación: Science (24 de junio, 2021)
Autores: Yossi Zaidner, Laura Centi, Marion Prévost, Norbert Mercier, Christophe Falguères, Gilles Guérin, Hélène Valladas, Maïlys Richard, Asmodée Galy, Christophe Pécheyran, Olivier Tombret, Edwige Pons, Naomi Porat, Ruth Shahack, David Friesem, Reuven Yeshurun, Zohar Turgeman, Amos Frumkin, Gadi Herzlinger, Ravid Ekshtain, Maayan Shemer, Oz Varoner, Rachel Sarig, Hila May, Israel Hershkovitz.