El 22 de septiembre de 2010, por impulso de su entonces decano, Luis Leopold, y el apoyo del prorrectorado a cargo de Gregory Randall, el Consejo de la Facultad de Psicología creó el Centro de Investigación Básica en Psicología, el Cibpsi, dando un espaldarazo al proyecto liderado por Alejandro Maiche. Esta es una fecha histórica para la ciencia y la sociedad uruguaya. No es una vanidad decirlo.
Sin duda, el estudio de la mente humana, su sustrato y su valor referencial para la conducta en Uruguay no empezaron allí. En las facultades de Ciencias, Medicina e Ingeniería y en el Instituto Clemente Estable, al menos, ya existían en 2010 investigadores y estudiosos de la mente y su sustrato biológico que mucho habían hecho ya por el avance científico de Uruguay en la materia. Lo sabemos por sus muchos méritos y enseñanzas desde sus especialidades, pero también porque han sido desde el principio compañeros y animadores del esfuerzo realizado en el Cibpsi e iniciativas que desde este se impulsaron. Algunos de ellos fueron Ruben Budelli, Ana Silva, Ángel Caputi, Eduardo Migliaro, Anabel Ferreira y Eduardo Mizraji.
Entonces, ¿qué aportó de nuevo el Cibpsi? En el hilo de las ideas antes referidas, destaca su aportación a la psicología universitaria porque representó un esfuerzo organizado e institucional de un conjunto interdisciplinario de investigadores uruguayos –formados dentro y fuera del país– y algunos extranjeros de empujar y profundizar en una rama de la psicología –la psicología cognitiva– y un ambiente interdisciplinario –el de las ciencias cognitivas, con el que no necesariamente se identifican otros estudiosos nacionales de la mente y su sustrato– que ha jugado desde la segunda mitad del siglo XX un papel protagónico a nivel mundial en el estudio de la mente, su sustrato biológico y la conducta.
Sin dejar de ser un centro chico por sus dimensiones en reglamentación, infraestructura, presupuesto y membresía, el Cibpsi incrementó la cantidad de miembros y sus capacidades operativas en sus primeros años de vida. A partir de un núcleo pequeño de investigadores, logró crecer, se diversificó y estableció líneas de investigación como manera de organizar y potenciar las experticias, destrezas e intereses de sus miembros en los más diversos ámbitos y aplicaciones de la cognición humana. Aspectos cognitivos relativos a la alimentación, el lenguaje, la atención, las matemáticas, el desarrollo, la temporalidad, la toma de decisiones, la percepción y la acción son algunos de los rótulos más generales y abarcadores de las líneas de investigación actuales.
El impacto del Cibpsi ha tenido varios frentes. Quizá la distinción más general corresponde a los efectos a la interna de la Facultad de Psicología y a los realizados fuera de ella. Estos últimos corresponden a un universo muy general, tanto universitario como extrauniversitario. A la interna de la Facultad de Psicología, la aparición del Cibpsi amplió y dio un espacio de legitimidad ausente en las tradiciones académicas y abordajes del estudio de las funciones cognitivas, ayudó a estructurar mejor y perfeccionar la enseñanza de las técnicas y métodos de investigación propios de las ciencias empíricas, es decir, mediante el uso de procedimientos cuasi y experimentales –entre otros– y técnicas estadísticas para la visualización y el análisis de datos.
Lo anterior es un asunto no menor en un contexto mundial en el que la enseñanza de grado de la psicología tiene –ya desde hace décadas– un fuerte componente de aprendizaje de herramientas estadísticas. Varios de los docentes investigadores adscriptos al Cibpsi colaboran o coordinan algunos de los cursos obligatorios iniciales del grado en Psicología, lo que, junto con colegas de otras instancias de la facultad, ha fortalecido dichos cursos, los ha renovado, y les ha dado una base para hacer aún mejores esfuerzos, presupuestales sobre todo, para ampliar el grupo docente encargado de cursos iniciales con alta inscripción. La presencia del Cibpsi y su efecto nucleador ha permitido la diversificación de las ofertas de grado avanzadas incluyendo pasantías y seminarios optativos.
El Cibpsi ha colaborado también en el aumento de docentes con dedicación total, con formación doctoral, en ampliar los horizontes de internacionalización de los contactos académicos con figuras internacionales de primer nivel o prometedoras a futuro y la profundización o generación de alternativas interdisciplinarias poco presentes o ausentes en la Facultad de Psicología al momento de creación del centro. Por ejemplo, con el ámbito de la ingeniería, la lingüística, la biología, la ciencia de datos y las matemáticas.
Desde la perspectiva extrafacultad, el Cibpsi ha colaborado en la emergencia de las ciencias cognitivas uruguayas y el crecimiento de los esfuerzos y espacios dedicados al estudio de la cognición y sus actividades de relevancia social, tales como la educación, la salud, la inclusión o la alimentación. El entorno del estudio de la cognición en 2010 no es el mismo de hoy. Hay más actores. Hay esfuerzos nacionales que, por fortuna, se acompasaron en el tiempo con la creación del Cibpsi. Particularmente, el Plan Ceibal y las ceibalitas han sido una plataforma que al Cibpsi, como a tantos otros, le ha permitido proyectar su esfuerzo a un alcance social muy amplio, en ocasiones, nacional. Ajeno al Plan Ceibal, pero como ejemplo del alcance nacional, está el caso de los estudios realizados por Gastón Ares y su equipo para definir el etiquetado de alimentos procesados.
Iniciativas, organizaciones y plataformas como el Núcleo Interdisciplinario de Ciencias Cognitivas, la Latin American School for Education, Cognitive and Neural Sciences, el Centro de Investigación en Cognición para la Enseñanza y el Aprendizaje (Cicea), la Maestría en Ciencias Cognitivas, la Sociedad Uruguaya de Ciencias Cognitivas y del Comportamiento, el Laboratorio de Psicología Experimental del Cenur sede Salto y el laboratorio de registro de la conducta mediante señales de video en el Cicea son quizá los casos más emblemáticos que dan cuenta del impacto del Cibpsi en diferentes planos y organizaciones.
Para cualquier equipo y espacio investigador, las publicaciones arbitradas son una cara joya a alcanzar y un hito necesario. Muchos factores, no sólo la calidad del texto producido, definen la aceptación de un manuscrito. Su ausencia esconde esfuerzos, de suyo meritorios y suficientes para la identidad de un investigador, que enlentecen la consolidación de equipos, la obtención de fondos y afectan el entusiasmo. Felizmente, este inicio de año ha representado una explosión sin precedente de publicaciones nacionales e internacionales por parte de investigadores del centro. Esas publicaciones son resultado del espacio común que se ha creado entre el Cibpsi y otros espacios –como el Cicea– que han surgido de este. Este hecho es para nosotros una evidencia más de las posibilidades y el potencial de estructuras transversales a las facultades de la Universidad de la República (Udelar). El Cibpsi ha sabido serlo con la participación –en proyectos y en su dirección– de investigadores de las facultades de Psicología, Humanidades, Ingeniería, Química, Ciencias y Medicina.
Con alegría vemos que hay iniciativas que se llevaron adelante por primera vez desde nuestro entorno en Uruguay. Por ejemplo, los primeros estudios cognitivos con resonancia magnética funcional, con el apoyo del Centro Uruguayo de Imagenología Molecular, los estudios de electroencefalografía con un equipo de 64 canales o los estudios empíricos del procesamiento mental de la lengua de señas uruguaya con medios experimentales. Hay temas y abordajes científicos –novedosos y otras veces no tanto– que llegaron a Uruguay de la mano de nuestros colaboradores, nuestros estudiantes, y han permitido formar poco a poco una nueva generación de científicos cognitivos provenientes de diversas disciplinas.
Esta nueva generación se está formando dentro y fuera del país y tiene la oportunidad de alcanzar una experticia más robusta que la de que quienes iniciamos hace ya mas de diez años esta aventura. Esperamos que, particularmente a quienes se forman fuera del país y quieran regresar a hacer su trayectoria en Uruguay, la Udelar, sus servicios y sus colectivos, sepan verlos como una riqueza para el país. Lamentamos profundamente cuando algunos ven a esos colegas que impulsamos a formarse fuera del país como advenedizos por no haber apostado por una trayectoria local en su formación o desempeño.
Quizá lo que más agradecemos desde la interna de nuestra pertenencia al Cibpsi –y sin asumirnos como los únicos a quienes les ha pasado– es la oportunidad de haber construido un espacio abierto a hacerse preguntas sobre el funcionamiento de la mente, su sustrato biológico y su relación con el comportamiento en un entorno interdisciplinario novedoso. Tampoco es exagerado decir que compartimos la fascinación por encontrar respuestas a las preguntas de investigación que nos hacemos y proyectarlas con las labores de enseñanza y extensión universitaria que acompañan y resultan enriquecidas por la primera. Es decir, investigamos y proyectamos los logros y aprendizajes de esfuerzo en la enseñanza de grado, posgrado y en actividades de extensión implícitas o explícitas en nuestros proyectos.
Sí, respecto del horizonte de las ciencias cognitivas uruguayas, nos falta incorporar a los antropólogos y los estudiosos de la educación para hacer a aquellas más equilibradas y completas. También nos falta la convivencia con los semióticos para entender los alcances de los enfoques novedosos en la noción de representación de las ciencias cognitivas. Pero confiamos en que de forma abierta y dinámica incorporaremos las diferentes visiones que componen hoy en día a las ciencias cognitivas en el mundo. Eso es posible porque compartimos el empuje a favor de insertar a la ciencia y la academia uruguaya en el entorno internacional, sin ser excluyente del regional, pero sí haciendo de lado visiones que consideran apropiado optar por una cosa u otra. Estas visiones, usualmente acompañadas de una autoexclusión que ideologiza la convivencia entre disciplinas, métodos y técnicas investigadoras, destruyen el delicado tejido necesario para una actividad que valga la pena.
Después de diez años hay elementos de un nuevo ciclo entre nosotros. También hay un entorno de transformación de la Udelar a través del nuevo Estatuto del personal docente y un Estado que se ha empeñado en hacer recortes presupuestales implícitos o explícitos a la ciencia y la investigación. Este escenario atraviesa a toda la Universidad y no somos la excepción. A la luz de los logros y el entusiasmo que aún nos impulsa, esperamos encontrar caminos para, al menos, mantener nuestras capacidades y proyección. Los resultados ilustrados en párrafos anteriores son elocuentes de lo mucho que se ha podido hacer en materia de investigación, enseñanza y extensión con la incorporación al centro –por resoluciones vigentes del consejo de la Facultad de Psicología– de docentes de alta dedicación, la contratación de cargos por proyecto y la dotación de cargos propios del centro para el apoyo a los investigadores en labores de gestión administrativa, de los laboratorios y apoyo informático general y especializado. Esta trayectoria, su sustento y nuestro quehacer diario dan argumentos para que se nos considere como unidad académica en las definiciones estatutarias del Estatuto del personal docente de la Udelar.
Nos es grato compartir la alegría y reflexiones sobre estos diez años de actividad cotidiana. Tenemos claro que el horizonte de lo que está por hacerse es amplio, requiere apoyo, entusiasmo y un esfuerzo organizado. Este esfuerzo vale más allá de que seamos nosotros u otros los protagonistas.
Roberto Aguirre, actual director del Cibpsi, es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México, y tiene un doctorado en Psicología del Lenguaje y de la Percepción por la Universidad Autónoma de Barcelona, España.