El Salón de Actos de la Torre Ejecutiva estaba colmado de autoridades, comenzando por el presidente de la República, Yamandú Orsi, siguiendo por el secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, pasando por ministros, autoridades de diversas instituciones, parlamentarios, e investigadoras e investigadores. El ánimo era en gran medida festivo y había motivos de sobra para ello.

Terminada la discusión presupuestal, signada por la escasez de recursos, el lanzamiento de una nueva línea de financiación para la investigación científica, que se suma a las herramientas actuales de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), sin dudas era una buena noticia que merecía celebrarse. Ya iremos a los detalles del fondo en sí mismo, pero antes abordemos la otra gran razón que marcó el clima del lanzamiento.

El fondo presentado lleva el nombre de Ida Holz. Y si bien hubo discursos que relacionaron la ciencia, la innovación y la sociedad del conocimiento con el desarrollo, la equidad y otras apreciaciones políticas, lo que verdaderamente hizo vibrar a la sala fue la presencia de la propia Ida, ingeniera que fue pionera de la Internet en nuestro país, la región y, por qué no, el mundo.

Con sus 90 años, una trayectoria inmensa a sus espaldas y una lucidez contagiosa, Ida Holz insistió en que no entendía por qué se la distinguía, tanto con el nombre del fondo como con el premio Nova de Honor que le entregaron. Ante un auditorio que la escuchaba con admirado silencio, Ida recordó cuando en 1991, en Río de Janeiro, se rebeló y rechazó que Estados Unidos y Europa impusieran sus autoridades a nivel latinoamericano en la naciente red mundial, reivindicando así a la ciencia y el conocimiento como formas de defender la soberanía.

También recordó que en los últimos años había asesorado en forma honoraria al Plan Ceibal y a la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento de Uruguay (Agesic), y remarcó que si bien las nuevas autoridades no la han convocado, ella estaba allí para servir desde el lugar que pudiera. En todo el lanzamiento, nadie recibió más ovaciones que Ida.

Ahora sí, contemos en qué consiste el Fondo Ida Holz lanzado por la ANII y por qué es importante para la ciencia que se hace en Uruguay.

A cinco años y con 9,3 millones de pesos

Hasta el día de hoy, las herramientas de financiación para la investigación científica más relevantes que ofrecía la ANII eran los fondos María Viñas y Clemente Estable. Si bien el primero está orientado a ciencia aplicada y el segundo a ciencia básica, ambos comparten características: los proyectos de investigación que se presentan deben durar unos años y los montos que entregan rondan los 40.000 dólares. Pues bien, el Fondo Ida Holz está pensando para proyectos que duren cinco años y el monto máximo que cada investigación podrá solicitar es de 9.300 millones de pesos, algo así como 200.000 dólares.

Tal tipo de fondos era un reclamo que la comunidad científica venía haciendo desde hace tiempo. Una financiación para más años permite tener líneas de investigación más estables, laboratorios trabajando durante más tiempo y, lo que es más importante, permite trazarse objetivos más ambiciosos.

Por ahora no está claro con qué periodicidad se llamará al Fondo Ida Holz. Los llamados a los fondos Clemente Estable y María Viñas se hacen todos los años, alternando entre llamados dirigidos a investigadores consolidados (modalidad I) o en proceso de consolidación (modalidad II). Según pudo recoger la diaria, en esta primera convocatoria se espera otorgar financiación a unos 30 proyectos de investigación, lo que implicaría unos 6 millones de dólares, a los que deben sumarse otras partidas para becas de doctorado (hasta dos por proyecto, a 36 meses) y una de posdoctorado (una por proyecto y de hasta 24 meses).

Una duda razonable

Según consta en el sitio de la ANII, debido a que el llamado ya está abierto desde ahora hasta marzo de 2026, podrán presentarse al Fondo Ida Holz proyectos que tengan como responsables (deben tener al menos un/a responsable y un/a corresponsable) a investigadores categorizados en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en las categorías II y III, es decir, las dos más altas. Si bien en el lanzamiento del fondo el espíritu era celebratorio, en una de las ponencias Anabel Fernández, presidenta de Investiga Uy, la Asociación de Investigadores de Investigadoras del Uruguay, llamó la atención sobre este requerimiento.

Dada las inequidades de género en la ciencia, el nivel I del SNI está feminizado. Es decir, se produce dentro del sistema lo que se conoce como la tijera invertida: mientras las investigadoras son más en los niveles iniciales, a medida que avanzamos en las carreras, en los niveles superiores, en este caso, los investigadores II y III, hay supremacía de investigadores hombres. Para la presidenta de Investiga Uy, dejar por fuera del llamado a los investigadores del nivel I implica aumentar las brechas de género que existen en nuestra ciencia. Pero no sólo.

Fernández también hizo notar que tenemos brechas territoriales. La mayoría de los investigadores nivel II y nivel III se concentran en la capital del país, por tanto, las bases del Fondo Ida Holz implicarían limitar las posibilidades de que grandes proyectos de investigación sean presentados por investigadoras e investigadoras radicados fuera de Montevideo. La presidenta de Investiga Uy llamó a subsanar esto a futuro.

“Con ciencia grande no hay país pequeño”, decía el investigador Clemente Estable. Este fondo aporta su granito de arena en esa dirección, más aún, si logra instalarse como un llamado periódico con financiación prevista en el presupuesto de la ANII. Ahora, la verdadera grandeza de nuestra ciencia la comprobaremos cuando se abran los resultados del llamado en el primer semestre del año que viene. Así como año a año los proyectos excelentes de nuestra comunidad científica desbordan la capacidad de financiación de los fondos Viñas y Estable, los proyectos presentados al flamante Fondo Ida Holz seguro nos mostrarán, nuevamente, que podríamos hacer una ciencia más grande de la que nos permitimos.