La cámara se sumerge lentamente y muestra un paisaje submarino colorido y fascinante, hasta que se detiene en el fondo del mar. Allí, robándose todas las miradas, aparece Patricio Estrella.

Parece el comienzo de un capítulo de Bob Esponja, pero es en realidad la filmación en vivo que hace el ROV SuBastian (siglas en inglés de vehículo operado remotamente), apostado en las profundidades del Cañón Mar del Plata en aguas argentinas. Sus imágenes, comentadas en vivo por científicos y científicas argentinos a bordo del buque de investigación Falkor R/V too, del Schmidt Ocean Institute, se han vuelto un éxito inesperado en Argentina en las últimas semanas, con millones de reproducciones.

El personaje que protagoniza el video no es Patricio, el querible compinche de Bob Esponja, sino una estrella de mar del género Hippasteria (probablemente Hippasteria phrygiana), pero el parecido con la estrella de mar más famosa de la cultura pop es evidente, y no sólo para los miles de comentaristas que popularizaron la frase “Patricio culón” en Youtube. Ni siquiera los investigadores argentinos se resistieron a comentar entre risas las “nalgas carnosas” que parecen salir del disco central del animal, sorprendentemente parecidas con las que Patricio muestra en el episodio “Esa no es una dama”, de la temporada 4 de Bob Esponja.

El ROV SuBastian llegará a aguas uruguayas el 20 de agosto y con él la oportunidad para que investigadores e investigadoras de Uruguay suban al buque, como parte de la campaña “Uruguay Sub200: viaje a lo desconocido”.

No sabemos exactamente qué encontrará este robot en las profundidades de nuestras aguas y si sus filmaciones tendrán el mismo eco en el público local, pero ya adelantamos que esta estrella tan parecida a Patricio está en aguas uruguayas. No lo sabemos porque hayamos visto videos tomados aquí por una unidad operada remotamente, sino gracias a los trabajos minuciosos de expertos que no tuvieron la ventaja de contar con esta tecnología. Y esos trabajos ahora fueron rescatados en una publicación liderada por varios especialistas locales.

Los responsables de esta imponente proeza de submarinismo bibliográfico son 16 investigadores de varias instituciones de Uruguay, Argentina y Brasil, que incluyen al Museo Nacional de Historia Natural del Uruguay (MNHN), el Centro Universitario Regional Este (CURE; sedes Rocha y Maldonado) y la Facultad de Ciencias, ambos de la Universidad de la República, la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara), el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de la vecina orilla.

El artículo que publicaron tiene otros vínculos con la campaña oceanográfica más popular de estos días, además de la estrella de Patricio. Varios de sus autores han estado o estarán a borde del buque en representación de Argentina y Uruguay, o son directamente investigadores responsables del proyecto en estos países, por ejemplo, Fabrizio Scarabino, integrante tanto del Departamento Interdisciplinario de Sistemas Costeros y Marinos de la sede Rocha del CURE como del MNHN, y Álvar Carranza, del Departamento de Ecología y Gestión Ambiental de la sede Maldonado del CURE.

Es justamente Fabrizio, junto con Wilson Serra, del MNHN, quienes nos guían por el fantástico y poco conocido mundo de las estrellas de mar en Uruguay.

Bajo la misma estrella

Para Fabrizio, la investigación que rescata los hallazgos de las estrellas de mar en nuestro país tiene también un valor familiar. Fueron sus padres, los biólogos marinos Susana Maytía y Víctor Scarabino, quienes dieron un empujón esencial al conocimiento de las estrellas de mar en Uruguay con sus trabajos en los años 80. Es en reconocimiento a esa labor que su madre, que estudió en profundidad este grupo de animales y se especializó al respecto en la Universidad Libre de Bruselas (Bélgica), es la primera autora del artículo.

Pero la historia del estudio de las estrellas de mar en Uruguay no comienza con ellos ni mucho menos con el ROV SuBastian, por más que haya ayudado a difundir masivamente que estos animales tan carismáticos son parte de la fauna regional.

Los primeros estudios de estrellas de mar en Uruguay surgieron de las expediciones pioneras de los buques de Su Majestad Challenger y Gazelle (uno del reinado británico, otro del alemán), que llegaron hace casi 150 años a Uruguay y que, con menos sutileza que la que permite hoy este robot sumergible, cumplieron la proeza técnica de explorar el fondo marino y colectar numerosísimos ejemplares de especies desconocidas para la ciencia.

“Luego de aquellas primeras expediciones se fueron dando varias campañas oceanográficas de otros países. Más allá de algunos esfuerzos nacionales puntuales, en Uruguay comienza a haber un estudio un poco más sistematizado con las exploraciones de hace 40 años del entonces Instituto Nacional de Pesca, que en sus prospecciones encuentra un montón de estrellas de mar y recoge muestras muy interesantes”, cuenta Fabrizio. Dentro del trabajo hecho durante todo ese tiempo se destaca la labor pionera de la bióloga argentina Irene Bernasconi, que reportó 12 especies para aguas uruguayas entre 1937 y 1979.

El problema es que buena parte de lo estudiado en Uruguay sobre este grupo de animales estaba “perdido” en fuentes diversas muy dispersas, de tal modo que hasta ahora se desconocía exactamente el número de especies reportadas en Uruguay y muchos otros datos de los hallazgos.

Para subsanar este bache, los investigadores debieron iniciar “una tarea verdaderamente detectivesca”, como dice Wilson, que los obligó a sumergirse en bibliotecas y repositorios para pescar artículos, capítulos de libros, resúmenes de congresos, tesis y muchos documentos difíciles de hallar. Como ambos remarcan, encontraron cosas “que ni siquiera los especialistas de la región sabían que existían”.

Por ejemplo, descubrieron que el médico Héctor Rosello, antiguo decano de la Facultad de Medicina, mantuvo vivas varias estrellas de mar en su centro de estudios hace más de 100 años, tras colectarlas en Cabo Polonio. Rossello, que fue el fundador del Instituto de Medicina Experimental de la facultad, supo darse cuenta de que eran modelos interesantes para el estudio del desarrollo embrional y realizó varias investigaciones, además de enviar muestras a otros países para que fueran identificadas a nivel de especie.

Especie de estrella de mar aún no identificada, colección del MNHN.

Especie de estrella de mar aún no identificada, colección del MNHN.

Foto: Wilson Serra

Rosello fue incluso promotor de una estación de biología marina en la costa uruguaya, que un siglo después aún espera concretarse, más allá de la presencia y avances que han logrado distintas instituciones en la costa.

Muchas personas asocian las estrellas de mar con imágenes salidas de países caribeños, en las que se lucen en aguas llanas y transparentes, pero este trabajo muestra también la diversidad presente en Uruguay de unos animales que llevan fascinando a la humanidad desde hace miles de años.

Paseo de la fama

Esta fascinación está más que justificada por las muchas características interesantes de las estrellas de mar, que van más allá de su aspecto llamativo (y de sus “nalgas” similares a las de Patricio, como en el caso de Hippasteria phrygiana).

“Son especies muy emblemáticas a nivel marino y con un montón de líneas interesantes: culturales, biológicas y ecológicas”, apunta Fabrizio.

“Mucho de lo que se sabe de principios básicos de ecología se ha estudiado gracias a experimentos con estrellas de mar, muchas de las cuales son grandes depredadoras”, agrega. Su asociación con arrecifes de coral, por ejemplo, ha sido fundamental para analizar estos ecosistemas tan amenazados.

También son capaces de algunas proezas biológicas, al menos desde la perspectiva humana. Pueden regenerarse, pero no sólo del modo en que nosotros asociamos con superhéroes como Wolverine o Deadpool. “Lo impresionante no es que se les corte un brazo y puedan regenerarlo, sino que esa extremidad cortada puede dar origen a otro individuo”, dice Wilson.

Otros aspectos de su sexualidad son también cautivantes. Si bien tienen sexos separados, algunas especies son hermafroditas simultáneas (producen esperma y óvulos) y otras cambian de sexo al crecer.

Se trasladan gracias a los cientos de pies ambulacrales que poseen en la parte inferior de sus brazos, pero como no se desplazan a gran velocidad, ni nadan ni pueden refugiarse en un caparazón, han desarrollado estrategias químicas de defensa. “Son bastante vulnerables, pero en la piel poseen sustancias antimicrobianas, lo que las convierte en laboratorios vivientes”, agrega Fabrizio.

Las estrellas de mar, igual que cualquier otro organismo vivo, no necesitan justificar su existencia. Como parte de la biodiversidad tienen valor intrínseco, tal cual insiste Fabrizio. Aun así, su importancia en otros aspectos más “prácticos” que a menudo preocupan más a los seres humanos está más que demostrada. Mucha de esa riqueza cultural, biológica y ecológica está presente en nuestras aguas, como deja bien claro este trabajo.

Estrellas entre las estrellas

Hay 42 estrellas de mar reportadas para Uruguay, pertenecientes a 35 géneros y 17 familias. Además, hay otras 22 especies reportadas en aguas de Rio Grande do Sul y de la provincia de Buenos Aires que podrían estar presentes potencialmente en aguas de nuestro país, añade el trabajo.

Para cada caso, el artículo brinda datos precisos de distribución de la especie, señala cómo y dónde se produjeron los registros, y agrega comentarios de interés sobre los hallazgos. Además, agrupa todas las especies en categorías, según el tipo de ambiente en el que se encuentran, su distribución u otras características comunes.

En resumen, la investigación generó una línea de base esencial para estudiar este grupo fascinante de animales, que además llega en el momento justo, ya que la expedición Uruguay Sub200 proveerá probablemente de mucho material nuevo de colecta.

Aunque la estrella similar a Patricio sea muy fotogénica, como ha quedado claro en estos días de viralización submarina, hay otras especies con características o peculiaridades notables dentro de los registros uruguayos. Una de ellas es la rara Perissasterias polyacantha, la estrella de mar más grande de la región, que se creía endémica de aguas sudafricanas hasta que fue hallada aquí en los años 80. Futuros estudios de ADN del material colectado en Uruguay podrían confirmar si se trata efectivamente de la misma especie que está en Sudáfrica.

Para Fabrizio y Wilson, entre estas 42 especies registradas hay que destacar tres que son por ahora endémicas, lo que significa que sólo han sido encontradas en aguas uruguayas y porciones mínimas de aguas próximas. “Una es Pythonaster murrayi, que fue colectada por única vez por el Challenger hace 150 años en una estación a casi 3.500 metros de profundidad y nunca más apareció en ningún otro muestreo”, dice Fabrizio. Lo interesante es que, dentro de pocas semanas, los científicos y científicas de Uruguay explorarán el mismo punto con la ayuda del robot SuBastian.

La segunda endémica es Psilaster herwigi, colectada en una de las campañas del buque alemán Herwig, que ha aparecido en varios puntos del talud uruguayo pero no del lado argentino. La tercera es Dytaster grandis, de color claro, también hallada en las profundidades de la cuenca argentina (en aguas uruguayas).

Es muy probable que el ROV SuBastian encuentre especies nuevas para Uruguay en su exploración en el fondo del mar, pero no hay que sumergirse necesariamente a 3.000 metros para lograr eso. Según Fabrizio y Wilson, hay al menos una veintena de especies no reportadas aún para Uruguay (quizás alguna nueva para la ciencia) en la colección del MNHN, esperando ser trabajadas en detalle.

Especie de estrella de mar aún no identificada, colección del MNHN.

Especie de estrella de mar aún no identificada, colección del MNHN.

Foto: Wilson Serra

Ese es justamente el próximo paso a dar para ampliar el conocimiento de estos animales y, a través de ellos, aprender más sobre el subexplorado fondo marino uruguayo.

¿Están listos, chicos?

Ver las criaturas que aparecen en la transmisión en vivo del ROV SuBastian es sin dudas una experiencia emocionante y una gran forma de acercar al público a la investigación y la cultura marinas, pero los resultados de la expedición dependerán también del análisis posterior, que requiere el trabajo sostenido de taxónomos y otros especialistas.

Cuando el “momento viral” pase, quedarán pendientes tareas menos visibles y menos “glamorosas” pero fundamentales, tanto para el material nuevo como para lo mucho que queda por estudiar.

“En el MNHN necesitamos urgente gente contratada con formación para asistir en la curación, el inventariado y el registro de todo el material. Estamos al borde de las capacidades humanas de mantener esas colecciones científicas magníficas”, advierte Fabrizio.

Ambos consideran esencial formar gente para el estudio de las estrellas de mar y otros organismos asociados en el fondo marino, pero siempre y cuando haya apoyo institucional para que estos estudios se mantengan en el futuro.

La campaña Uruguay Sub200 probablemente permitirá el trabajo en conjunto con especialistas de la región para analizar el nuevo material, algo que Fabrizio y Wilson consideran fundamental más allá de esta instancia puntual. De hecho, ocurrió en el transcurso de la investigación: la argentina Mariela Romanelli, curadora del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, estuvo una semana en Uruguay trabajando en una familia específica de estrellas de mar, gracias al aporte de la ONG Che-Wirapitá-Mar Azul Uruguayo.

“Tenemos muchas expectativas de lo que pase con esta campaña, que es histórica, pero esto es sólo el comienzo. El barco se irá y quedarán las muestras. Todo eso está muy bien, pero ¿cuáles son las capacidades que tiene Uruguay de muestrear desde un barco científico? Actualmente son mínimas. Esto nos interpela sobre nuestras posibilidades de monitorear a nivel científico nuestras aguas. En ese aspecto necesitamos soberanía”, concluye Fabrizio.

Como ambos aclaran, la expedición Uruguay Sub200 podría ser un buen catalizador para cambiar esta situación en el país. Cuando la estrella parecida a Patricio deje de ser la sensación viral del momento y las cámaras se apaguen, empezará otra película para el resto de los habitantes del fondo marino uruguayo. A cada cual le corresponde preguntarse si no vale la pena anotarse como espectador.

Artículo: Asteroidea (Echinodermata) from Uruguay (SW Atlantic): an annotated checklist and zoogeographic considerations
Publicación: Revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales (julio de 2025)
Autores: Susana Maytía, Fabrizio Scarabino, Mariela Romanelli, Wilson Serra, Martín Brogger, Mariano Martínez, Romina Trinchin, Ariel de León, Gabriela Vélez, Ángel Segura, Leonardo Santos de Souza, Alvar Carranza, Rosario Quintero, Leonardo Ortega, Pablo Penchaszadeh y Alejandro Tablado.

Invitación a un viaje hacia lo desconocido

Este sábado 9, el MNHN celebra que se embarca en la expedición científica Uruguay Sub200: viaje a lo desconocido con una charla a cargo de parte de los y las integrantes del equipo científico que participará en esta expedición de exploración submarina a bordo del buque Falkor (too) del Schmidt Ocean Institute, una institución internacional sin fines de lucro con base en Estados Unidos.

La campaña Uruguay Sub200 tendrá lugar entre el 20 de agosto y el 19 de setiembre, cuando un gran equipo de científicos y científicas de la Universidad de la República (del Centro Universitario Regional del Este y la Facultad de Ciencias), del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable y del MNHN podrá asomarse a las maravillas de nuestro fondo marino gracias a un robot no tripulado y operado a distancia bautizado SuBastian. La expedición no sólo mirará lo que grabe el robot, sino que gracias a él accederá a muestras de distintos organismos, sedimentos y demás componentes del fondo oceánico que, debido a los pocos recursos destinados a nuestra ciencia, no han sido suficientemente explorados. Las muestras colectadas durante la campaña Uruguay Sub200 serán depositadas en las colecciones del MNHN.

“Esta expedición es una oportunidad única para el país y para el museo. No sólo participamos en el descubrimiento de ecosistemas profundos, sino que asumimos la responsabilidad de custodiar y poner a disposición el patrimonio biológico y genético que se colecte, para la ciencia y para las generaciones futuras”, afirma Javier González, director del MNHN.

El sábado investigadoras e investigadores contarán cuáles son sus expectativas, cómo trabajarán en el buque y qué harán con los materiales y ejemplares que se vayan a encontrar.

Charla: Uruguay Sub200: viaje a lo desconocido
Lugar: Museo Nacional de Historia Natural
Dirección: Miguelete 1825
Día: sábado 9 de agosto, 17.00
Entrada: libre