Los ediles Ismael Perrachón e Irene Álvarez (Frente Amplio) presentaron en la Junta Departamental de Colonia un proyecto para prohibir la fumigación aérea y terrestre a 500 y 300 metros, respectivamente, de predios ocupados por viviendas rurales.
Perrachón explicó que la iniciativa surge a partir de lo que sucedió semanas atrás en Riachuelo, donde un productor realizó fumigaciones aéreas a escasos metros de viviendas rurales, tal como denunció Andrés Thompson en diversas notas publicadas en la diaria.
Si bien “no son frecuentes las fumigaciones con avionetas en el departamento de Colonia, la situación que ocurrió en Riachuelo también se ha visto en otros lugares cercanos a Colonia del Sacramento”, dijo Perrachón a la diaria.
Y agregó: “Hace un par de años hubo una situación parecida en la zona de El Caño (al oeste de Colonia de Sacramento); hubo varias denuncias e incluso llegó personal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca a dar charlas a los productores de la zona” para prevenir eventos similares.
Para redactar el proyecto, los ediles frenteamplistas utilizaron el antecedente de la reglamentación nacional que establece la prohibición del uso de plaguicidas en cercanías de escuelas rurales. “La distancia mínima del límite predial es de 500 metros para aplicaciones aéreas y de 300 metros para aplicaciones terrestres mecanizadas (mosquitos)”, indica esa normativa,
El proyecto está a estudio de la comisión de Ganadería de la Junta Departamental, que integra Perrachón. “En las conversaciones que he mantenido con los ediles del Partido Nacional y el Partido Colorado aparecen diferencias sobre las distancias mínimas, que es algo que está para conversar. Los restantes miembros dicen que la distancia es muy grande, y eso algo que también dicen los productores tradicionales, que tienen el discurso de que si no podés fumigar no te dejan trabajar”, argumentó. Y añadió: “Por eso en esta comisión también tengo el trabajo de explicar que hay otra forma de producir sin necesidad de utilizar agroquímicos”.
Perrachón considera que los cambios en la normativa “deben ir por delante de los cambios de mentalidad”. “En general, los productores no tienen una conciencia ambiental muy desarrollada, aunque hay indicios de que existe una preocupación mayor que hace diez años”, resaltó.
El edil frenteamplista también es productor rural, y recuerda que hace tres años dejó de usar insumos químicos y fertilizantes en su establecimiento. “Hace cinco años me puse a investigar en agroecología, y desde hace tres no aplico pesticidas ni fertilizantes, y el sistema productivo marcha bien”, contó.
Perrachón, que forma parte de un grupo de productores asesorado por el Centro Emmanuel, de Colonia Valdense, explicó que el modelo agroecológico “es más tranquilo, porque tenés menos costos y también menos riesgos al tener menor exposición a los productos químicos”.
La transición del modelo con uso de agroquímicos al agroecológico “la realizamos con mucho cuidado y logramos que el margen de ganancia se mantuviera bajando la producción y los costos”.
Perrachón sostiene que detrás de las elecciones de los métodos de producción aparece “un tema filosófico”. “Yo no estoy de acuerdo con los técnicos argentinos que apuntan a la máxima rentabilidad, sobre todo a partir de los cultivos de cobertura, alternando soja, centeno, trigo. Yo sé que no llegaría a las rentabilidades de punta”, indicó. “Yo hago la cuenta al revés: pienso cuánto preciso para vivir y pienso si el sistema me lo puede dar. Otros piensan en sacar la máxima rentabilidad y logran sacar, libre, tres o cuatro veces más que yo”, concluyó.