A lo largo de las últimas semanas, miles de pájaros sobrevuelan el remozado Espacio Integrador, ubicado en la esquina de José Salvo y Rivera, en el centro de Juan Lacaze. De tardecita, las aves conforman una nube oscura en el cielo y, de forma sincronizada, vuelan hacia los árboles ubicados en las veredas. Otras eligen viajar más bajo, más cerca de los transeúntes.
Las imágenes impresionantes que conforman -llenas de color, movimiento y sonido- tienen una contrapartida poco deseada: las materias fecales que, con sus fuerte olor, quedan desparramada en calles y vehículos estacionados en esa zona.
Los locatarios dicen que las aves son viejas conocidas. Este año rodean esa plaza, pero antes estuvieron en los árboles de las calles José Salvo y José Rodó. También son frecuentes sus visitas en la plaza Rodó. Para correrlas de esos lugares, años anteriores las autoridades locales resolvieron podar los árboles.
Arturo Bentancor, actual alcalde de Juan Lacaze, explicó que la visita de estos pájaros en esta época del año genera un problema complejo. Recuerda que en el período pasado, en su rol de concejal, participó en comisiones que analizaron el tema. En esas instancias se llegó a decir que las aves que visitaban Juan Lacaze eran estorninos y se plantearon posibles soluciones -que no prosperaron- para evitar su propagación.
De modo particular, Bentancor recuerda la llegada de un especialista en cetrería. El hombre aterrizó en la localidad con su halcón para amedrentar a las bandadas, pero este terminó estresado por la cantidad de aves que debió enfrentar. También se probó con un aparato usado en campos de Argentina; era una máquina que se programaba para emitir ruidos de bombas de estruendo que supuestamente alejaban a las aves, pero no resultó adecuado utilizarla en una ciudad, recuerda Bentancor. Otra alternativa que se manejó en el período pasado para evitar la presencia masiva de aves fue la utilización de un alimento granulado esterilizador.
El alcalde señala que, en caso de utilizar la técnica del podado de árboles para prevenir la presencia de las aves, hay que “revisar” las técnicas que se aplican en el corte de los árboles porque “las conclusiones del análisis del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático-Ciudades, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, que vamos a recibir en poco tiempo, especifica que 60% de los árboles estaban mal podados.
Las visitantes
“Con bastante certeza podría decir que se trata de la golondrina parda grande (Progne tapera)”, afirma el biólogo Rafael Tosi, luego de analizar algunos videos que muestran el paso de esas aves por el centro de Juan Lacaze. “También se escucha algún tordo y puede ser que haya mezclada alguna otra especie de golondrina”, agrega.
“La parda grande” es una de las 12 especies de golondrinas registradas en Uruguay. Es un ave esbelta, con el dorso, espalda, alas, cabeza y nuca marrón. Tiene la panza blanca y un collar característico que forma una V en su pecho sobre el blanco. Su canto es particular: es una llamada de dos sílabas que ayuda a identificarla sobre todo en ambientes boscosos. Estas aves comienzan a llegar a Uruguay a fines de agosto y emprenden la retirada en abril.
“Como casi todas las golondrinas uruguayas, es migratoria dentro de América del Sur. En nuestro invierno migra al centro y al norte de América del Sur, por Brasil. En Uruguay nidifica y se reproduce. Hace su nido en nidos de horneros en desuso”, relata el biólogo.
“Es una especie muy abundante en nuestro territorio; una de las más comunes, sin duda. Se la ve en pareja al principio y luego con los pichones, y esto es lo que parece estar sucediendo” en Juan Lacaze, comenta.
En este punto Tosi ofrece una respuesta al fenómeno que ocurre en el centro de Juan Lacaze. “Luego de reproducirse comienzan a agruparse y forman estas bandadas masivas premigratorias. Es un comportamiento común de esta especie, ya que en el mundo hay evidencia de esto en América del Norte, Europa, Sudáfrica y, por supuesto, América del Sur. En Uruguay, la que forma bandadas más grandes es esta especie”. Tosi ha sido informado de que bandadas de aves similares a las que recorren Juan Lacaze han visitado Tarariras, también en Colonia, y Trinidad, en Flores.
Estas golondrinas tienen preferencia por los plátanos -justamente la especie que domina en el ornato público de esa área de Juan Lacaze- a la hora de buscar un lugar para dormir. Tosi supone que en este tiempo, antes de partir, las aves tratarán de engordar. Son depredadores aéreos insectívoros, lo que significa que se alimentan de insectos al vuelo.
No hay evidencia que explique por qué hacen estas congregaciones. Lo más probable es que decidan agruparse para defenderse de la depredación, explica el biólogo, algo que parece ir en línea con el relato que hizo Bentancor sobre el fracaso que sufrió el halcón que hace un tiempo estuvo en la ciudad.
Tosi prefiere no opinar sobre qué medida sería la más eficiente para controlar estas bandadas que se agrupan en medio de la localidad. No obstante, señaló que sería bueno tener en cuenta el punto de vista de las aves, ya que este comportamiento forma parte del ciclo vital de la especie.
Bentancor cree que en 2021 llegaron menos aves y con mayor retraso que en temporadas anteriores, más allá de que en su oficina reciben quejas por el olor pestilente que dejan las heces, que incluso han provocado problemas respiratorios.
Para respetar el derecho a la vida de las aves, el alcalde maneja la posibilidad de desarrollar plantaciones de árboles alejadas del centro de la ciudad, de modo que ellas cuenten con un lugar que no incomode al resto.
Sin embargo, al igual que ocurrió en años anteriores, la solución elegida para alejar a las golondrinas será nuevamente la poda, a pesar de que ese método no ha resultado efectivo.