“Ta Mauri, no te hagas más el vivo, ya está, ya se fueron. Parate, dale”, dice Mauricio Roth, empresario y dueño de una quesería en Nueva Helvecia. Tirado en el piso, boca abajo e inmóvil, está Mauricio Arnejo, empleado en la distribuidora Roth. El reloj marcaba las 19.36 del miércoles 10 de junio de 2020.
Unos segundos antes, dos delincuentes habían salido corriendo del lugar. Subieron a un auto encendido que los esperaba en la entrada y se fueron rápidamente. Arnejo estaba muerto de dos disparos en el pecho; Roth recibió cuatros disparos en sus dos piernas.
Bettina Dutter, la jueza de Primer Turno del Juzgado de Rosario, condenó este lunes a dos personas como autores materiales del crimen, con base en la prueba que presentó, tras dos audiencias, la fiscalía a cargo de Sandra Fleitas.
La justicia condenó a BTGR de 22 años de edad -quien dio muerte a Arnejo- a 15 años y tres meses de cárcel como autor penalmente responsable de un delito de homicidio especialmente agravado en calidad de autor y un delito de lesiones personales agravadas en reiteración real en calidad de coautor.
En tanto, a AMDA, de 26 años, lo condenó a 15 años y cuatro meses de cárcel por un delito de homicidio especialmente agravado, un delito de lesiones personales especialmente agravadas y un delito de porte de arma en calidad de autor.
Ya habían sido condenados otros dos hombres: FNMR a 14 años de penitenciaría y SRI a nueve años, que se suma a otra pena que estaba cursando y por la cual había obtenido libertad anticipada. Ambos fueron cómplices del copamiento y homicidio en la quesería.
El maragato Arnejo tenía 41 años; también trabajaba como operador y locutor en radio Del Oeste, que emite desde Nueva Helvecia.
Los testimonios
En su declaración a la justicia, Roth contó cómo se dio el atraco en la distribuidora. Todo duró pocos minutos. El empresario dijo que dos personas entraron por el portón grande del edificio, “uno de ellos grande, el otro más chico”, con bolsas negras en las manos.
“Dispararon un tiro al piso, me levanté de mi silla en la oficina y pensé que era un arma de juguete. Me levanto bien, tranqui, y pregunto '¿Qué pasa acá?”. Luego, según contó Roth, le pegaron un tiro en la pierna izquierda y le dijeron que ponga “todo” en una de las bolsas negras. Los delincuentes se llevaron 80.000 pesos.
Después le dispararon nuevamente, esta vez a la pierna derecha. “Me agacho y veo que el más grande está frente mío, lo agarro, agarro el arma y trato de apuntar al otro compañero de él, que es más chiquito, para ver si le podía tirar un tiro a él”, recordó.
En ese momento le dispararon otros dos tiros, en cada una de sus piernas. Roth se dio por entregado y el camino despejado para lo que venían a buscar: dinero. Unos minutos antes había llegado desde Montevideo el camión del reparto que utilizaban Arnejo y su compañero Daniel Rijo, ambos empleados de Roth.
Arnejo le había entregado el dinero de la recaudación, que Roth todavía tenía en su escritorio. Los empleados estaban afuera, Rijo desinfectando la unidad y Arnejo limpiando el mate en una pileta fuera de la distribuidora. Hasta ese momento no se habían dado cuenta de lo que sucedía dentro del local.
“No me maten. Ahí está todo, llévense todo”, les dijo Roth. Uno de ellos juntó el dinero y su compañero salió del recinto. “Sentí los tiros y no me acuerdo de nada más”, explicó el empresario en la audiencia.
La huida fue fulminante, según contó. “Vamos, vamos”, gritó el que estaba afuera y se dieron a la fuga rápidamente.
Rijo escuchó la voz de auxilio de Roth. Vio cómo le disparaban a Arnejo y se escondió detrás de un ombú, cerca de la entrada al depósito. Luego ayudó a Roth, que logró salir.
¿Cuáles fueron las pistas que siguieron los investigadores?
La fiscalía de Rosario presentó pruebas en las dos audiencias públicas llevadas a cabo la semana pasada en el Juzgado que muestran que los autores del crimen llegaron a Nueva Helvecia y estuvieron en la casa de uno de los delincuentes imputados anteriormente. En la noche, luego del crimen, regresaron a Montevideo.
Videos de cámaras de vigilancia, fotos de peajes, tatuajes y chats entre los condenados fueron piezas claves para los investigadores de la Policía. Con estas pruebas, la fiscal Fleitas pudo mostrar que dos de los imputados, amigos entre sí, intercambiaron mensajes antes y después del homicidio. Hablaban sobre el delito, seguían la investigación policial por los medios de prensa y acordaron cómo pasar a buscar las armas que se usaron en el asalto.
Los dos hombres condenados llegaron a Nueva Helvecia en un automóvil Volkswagen Vento. El rostro de AMDA se observó claramente al pasar por el peaje de La Barra en Santa Lucía, mientras que a VJBM se lo identificó por tatuajes que tiene en ambas manos.
En los allanamientos a cinco viviendas en Montevideo se incautaron seis celulares, un chip, una munición calibre 12. Además fueron detenidas dos mujeres, parejas de ambos imputados.
Del análisis de los celulares surgen diálogos entre los imputados (AMDA) y (SRI) luego de cometidos los delitos. Entre otras cosas, surge que AMDA le pide a SRI que apuntale a FNMR para que no aporte información a los investigadores sobre quiénes estaban presentes en el atraco del 10 de junio. AMDA se compromete a ayudar con 1.000 pesos semanales a los dos delincuentes que están presos.
Las conversaciones telefónicas dejaron en evidencia que antes y después del atraco a la distribuidora, se comunicaron a diario y hablaron de los delitos cometidos, vigilando la investigación por medios de prensa. También surge que acordaron que BTGR y SRI levantaran las armas para el robo en la ciudad de Rosario.
Las armas todavía no han sido localizadas, ya que en el lugar donde las tiraron (un campo cerca de Rosario) la tierra había sido arada. Las parejas de ambos fueron imputadas en 2021 como presuntas autoras de un delito de asociación para delinquir, con un delito de encubrimiento, y la fiscal pidió como medida cautelar la prisión domiciliaria nocturna, que fue adjudicada durante 120 días.