El trazado del segundo carril de la ruta 1, desde la radial de Thomas Bell hasta Colonia del Sacramento, que propone llevar adelante el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), afectará a la identidad, a la memoria colectiva, al patrimonio natural y a las edificaciones del pueblo de Riachuelo Arriba.

En primer lugar, por las razones que expondremos, hacemos referencia del tramo comprendido de la radial de Riachuelo hasta el embarcadero de yates. En este tramo se localizan las construcciones más antiguas y emblemáticas, del denominado Riachuelo Arriba, conocido popularmente y en los medios de comunicación como Pueblo Casero, que se edificaron, antes de la construcción e inauguración de la ruta nacional número 1 en 1930. También afectaría a otras casas, como la de la familia Boccagni-Ducassou.

Entre las construcciones afectadas, hacemos referencia a la casa paterna de la familia Casero Bagnasco, primera construcción sobre el antiguo camino, ubicada frente al actual comercio Hermanos Casero, y la casa habitación y panadería “La Nueva Pompeya”. Este comercio, en sus orígenes fue una de las primeras fábricas a vapor de fideos del país, propiedad de Carlos Gregorio Casero Caldero y Adoración Bagnasco y luego panadería y fábrica de galletas desde 1935 hasta 2015.

Durante 80 años, hombres y mujeres de la familia Casero, gestionaron y proveyeron pan a Riachuelo, Semillero, Estanzuela, Santa Ana y Artilleros. La propiedad pertenece hoy, a las cuatro hermanas Casero Soulier.

Foto: archivo familia Casero.

Foto: archivo familia Casero.

Los arrendatarios del comercio, realizan elaboración artesanal de productos panificados. El edificio consta de dos plantas, que comprenden casa habitación, planta industrial con horno a leña, zona de elaboración y ventas y demás dependencias. Un segundo aspecto, tiene relación con las palmeras de la ruta 1, que se encuentran en el tramo entre radial Riachuelo y la entrada a Colonia del Sacramento, que han sido plantadas hace unos 70 años y a juicio de los vecinos, constituyen un valorado patrimonio natural y cultural de la zona.

Lo previsto para la ruta 1, de acuerdo a la información suministrada por la socióloga Andrea Storace, que recorrió la zona, es la siguiente: se construiría una doble vía de la ruta 1 y un camino de servicio. Este camino de servicio obligaría a la demolición, o a una afectación enorme de las edificaciones que perderían su fachada y las características emblemáticas que permiten a los actuales y viejos vecinos de Riachuelo, reconocerlas y enlazarlas con sus vidas y las de las generaciones que los precedieron.

En el caso de las palmeras, se arrancarían y replantarían. ¿Nos preguntamos es viable arrancar palmeras de 70 años y replantarlas y que sobrevivan al estrés ocasionado? No parece haber garantías que muchos de los especímenes resistan y no se sequen.

En un departamento con apenas más de 200 años de fundado, la historia de Riachuelo y los riachuelenses abarca más de 100 años. Riachuelo, estuvo y está integrado por tres agrupaciones pobladas, Pueblo Bertín, Canteras de Riachuelo y Pueblo Casero, hermanados por una identidad que le da características únicas.

Llegaron los valdenses, y se comenzó a explotar las canteras de granito azul y a extraer arena, llegaron sucesivas oleadas de italianos, griegos, españoles, portugueses, búlgaros, húngaros, y muchos más. En 1916 la maestra María Cristina Zerpa funda la escuela 56, en 1928 llega a la escuela Jesualdo Sosa, como maestro. Allí desarrolla la reconocida experiencia pedagógica en la escuela de Canteras de Riachuelo, relatada en su libro Vida de un maestro.

Estas historias constituyen junto con los edificios, y la cultura material que perdura, la memoria colectiva riachuelense. Los recuerdos de los habitantes, recuerdos vividos, se mezclan con las historias relatadas por sus familiares y se integran con la memoria histórica del pueblo. Se convierten en patrimonio colectivo, que ya los vecinos han comenzado a reconocer e intentar preservar.

Preservar y mantener las señales identitarias que emanan de esa memoria colectiva, es responsabilidad de los pueblos, que salvaguardan su patrimonio para disfrute de las nuevas generaciones y tienen el inalienable derecho de ser escuchados por sus autoridades.