En la madrugada del 9 de setiembre, Daniela Bronee, su marido, Mauricio Thove, y la pequeña Martina, una sobrina de Mauricio que la pareja había adoptado tras haber quedado huérfana, habían salido de Colonia del Sacramento rumbo a Rosario, donde tomarían un ómnibus de excursión que los llevaría a Salto.
En el kilómetro 144 de la ruta 1, el motor de la camioneta Fiorino en la que viajaban sufrió una rotura de correa. Alejandra Saavera, funcionaria policial amiga de la pareja que viajaría con ellos al litoral, partió desde Rosario hacia ese punto de la ruta 1 para auxiliarlos. Alejandra tardó unos minutos en llegar, quizás media hora, y mientras ella iluminaba el accionar de Mauricio, en la misma senda apareció un automóvil azul, conducido por el edil nacionalista Héctor Curutchet, que los embistió. Curutchet viajaba solo y borracho, tras salir de un local bailable de Colonia del Sacramento.
El saldo del impacto fue terrible: Mauricio murió en el acto; Alejandra sufrió muerte cerebral y falleció pocas horas después; Daniela recibió heridas graves, de las cuales se está recuperando, mientras que Martina recibió heridas leves.
El viernes 29 la jueza letrada de Rosario, Inés Núñez, dispuso la formalización del edil coloniense por dos delitos de homicidio y otros dos por lesiones graves y leves, y dispuso una medida cautelar de prisión domiciliaria con uso de tobillera por 180 días. La fiscal subrogante Claudia Amoedo había requerido la prisión preventiva, con el argumento de que el edil ocupa una posición desde la que puede influir en los testigos de ese siniestro, pero la jueza entendió que esos riesgos estaban parcialmente acreditados y por eso dispuso una medida menos gravosa, que es el arresto domiciliario con dispositivo, con la única excepción de salir a trabajar.
De esa trágica noche, los recuerdos de Daniela llegan hasta el momento en que Alejandra alumbraba a su marido. Después de eso, más nada. “Desperté en el CTI y me enteré de que mi marido estaba muerto, que Alejandra tenía muerte cerebral y que a mi hija le lastimó la cara”, relató la mujer a la diaria. “Ahora estoy deshecha, dolorida, tengo un pulmón pinchado, y no puede ser que este hombre [por Curutchet] esté libre tras el destrozo que hizo”.
Del resto de lo que pasó esa noche Daniela se enteró días después, porque la pequeña Martina le comentó lo que debió atravesar en el lugar del siniestro al lado de Curutchet. “Mi hija se acuerda de todo: él estaba con las manos en los bolsillos y ella le pedía que la ayudara, que hiciera algo. ‘Yo no puedo hacer nada, m’hija’, le dijo él, a lo cual Martina le respondió: ‘Llamá a una ambulancia’”. No ocurrió nada y fueron “unos muchachos de Juan Lacaze que iban a trabajar al frigorífico de Tarariras quienes vieron todo lo que pasaba y llamaron a la ambulancia”, agregó Daniela.
“Este hombre hizo un daño tremendo, que es muy grave, y no puede ser que esté en su casa con una tobillera electrónica. Yo no puedo creer que sea tan mala la Justicia y que el hombre no haya sido enviado a prisión, sólo porque tenga un cargo político. Yo seguiré moviendo las cosas hasta las últimas consecuencias porque a ese hombre yo lo quiero preso”, sostuvo la mujer.
Familias destrozadas
Santiago Dávila es el abogado que representa a las dos familias que se transformaron en víctimas del siniestro de tránsito protagonizado por Curutchet. “Hay dos familias destrozadas por esta situación, y si bien como abogados podemos llegar a entender por qué se le aplicó la pena de prisión domiciliaria, después no esperamos otra cosa que no sea una condena con prisión a Curutchet”, comentó Dávila a la diaria. “Como abogado estoy acostumbrado a las sentencias benévolas que a veces dicta la Justicia, pero al común de la gente esta situación le rompe los ojos porque cree que hay mérito para formalizarlo con prisión preventiva”, agregó.
En la audiencia de formalización del viernes 29, Dávila compartió la postura de la Fiscalía de solicitar la prisión preventiva para Curutchet, ya que “él ocupa un cargo político con posibilidad de ser influyente y vive en el mismo lugar que los testigos del siniestro”. No obstante, la jueza Núñez “encontró una solución para fijar la prisión domiciliaria: que Curutchet fijara domicilio en Montevideo, sin la posibilidad de ir a Juan Lacaze”.
Dávila comentó que en el transcurso de la audiencia de formalización Curutchet mostró “una actitud al menos soberbia con los fiscales, se reía de lo que ellos decían y en más de una oportunidad tuvo que ser frenado por sus abogados”. “No parecía mostrar una actitud de arrepentimiento del hecho que había protagonizado”, añadió.
Para el abogado de las víctimas de ese siniestro “no cabe otra cosa que que Curutchet reciba una condena judicial por doble homicidio y lesiones a título de dolo eventual”, porque si bien “él no quiso provocar ese resultado, al salir a manejar un vehículo con ese grado de consumo de alcohol era altamente previsible que pudiera llegar a pasar lo que finalmente ocurrió”. “Es un hecho incontrovertible que el hombre estaba borracho y que mató a dos personas y lesionó a otras dos”, por lo cual “me desconcertaría mucho y no quedaría conforme si Curutchet no terminara preso, y la gente tampoco entendería mucho esa situación”, concluyó el abogado.