Tanto las rutas nacionales como los caminos vecinales, que cruzan de este a oeste el departamento de Colonia, en noviembre y diciembre se ven abarrotadas de camiones, cosechadoras y tractores que se trasladan de un campo a otro, con el fin de levantar cultivos prontos para entregar a las barracas y agropecuarias, entre ellos la cebada y el trigo.
Según los resultados de la Encuesta Agrícola Invierno 2023 realizada por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), a través de Estadísticas Agropecuarias (DIEA), este año en Uruguay hubo una intención de siembra de cultivos de invierno estimada en 644.998 hectáreas, unas 110.000 hectáreas menos que en 2022.
Según fuentes del sector agrícola consultadas por la diaria, en la zona centro y norte del departamento de Colonia el promedio de rendimiento en el cultivo de cebada viene siendo de 5.600 kilos por hectárea, mientra que el del trigo ronda los 5.000 kilos.
En tanto, en la zona este, la cebada promedia los 4.800 kilos por hectárea, y el trigo ronda los 6.200.
En la zona comprendida por Colonia Española, Colonia Valdense y los campos que rodean a Nueva Helvecia, el área cosechada al momento alcanza el 60% en ambos cultivos.
En el paraje Zapicán, al norte de la ciudad neohelvética, bajo la sombra de una anacahuita, Juan Carlos Falero y su equipo de trabajo esperaban la autorización de la ingeniera agrónoma Florencia Díaz, empleada de Agropecuaria Valdense, para dar inicio a la cosecha de cebada en ese lugar.
Luego de recorrer una zona y realizar pruebas de húmedad, la agrónoma autorizó a Falero a comenzar a cosechar las 35 hectáreas de campo, no sin antes “coordinar con el equipo de logística” para que envíen camiones y así cosechar y cargar.
“La tolva que tenemos prendida al tractor es de unos 6.000 kilos”, dice Walter, el chofer del tractor que acompaña la cosecha. Por su parte, Falero agrega que “tenemos otra más grande en otro campo, pero allá también estamos con mucho trabajo”. La coordinación y el contacto permanente es fundamental en este tiempo, dado que la mayoría de los productores y contratistas quieren aprovechar el buen clima para levantar todo lo que esté apto y en condiciones.
La humedad del grano de cebada no está acorde a los requisitos que se aceptan en planta para ser enviados a la maltería. No obstante, ese grano podrá encontrar otros destinos en la cadena de alimentación animal.
Antes de irse, la ingeniera autoriza al capataz de campo a que retire de la estación de servicio el gasoil necesario para la cantidad de hectáreas que tendrá por delante la cosechadora. La tolva está casi llena y la cosechadora también.
Son las 12.30 y el chófer de la máquina que levanta la semilla y deja el rastrojo en el suelo para enfardar se dispone a dar una vuelta más por el área, así la carga del camión resulta “ágil y quizás podamos tenerlo de vuelta en la tardecita para otro viaje”.
La llegada de los camiones a las agropecuarias para la descarga se torna un tanto lenta. Esos choferes y vehículos que recorren caminos y rutas durante toda la jornada aguardan ser llamados para pesar y calar, así los técnicos de laboratorios de las empresas analizan y observan las semillas que llegan en cada camión. Luego de los análisis correspondientes, los camiones siguen su camino para la descarga y así volver al campo a repetir una y otra vez la misma tarea.