A pocas horas de haber finalizado el debate presidencial entre Yamandú Orsi, candidato del Frente Amplio (FA), y Álvaro Delgado, del Partido Nacional (PN), el presidente de la coalición de izquierda, Fernando Pereira, se trasladó desde Montevideo hacia el departamento de Colonia para hacer un recorrido por varias localidades junto a legisladores actuales y electos por esa fuerza política. “Venimos a seguir hablando con los vecinos, tratando de convencer a quienes están en duda con el voto para el domingo 24” en el balotaje presidencial, dijo el dirigente frenteamplista a la diaria.
Pereira se mostró confiado sobre un posible triunfo electoral del FA el próximo domingo, que podría determinar el ascenso en el gobierno nacional a la fórmula integrada por Orsi y Carolina Cosse.
En una conversación en la cantina de un club frente a la plaza 25 de Agosto de Colonia del Sacramento, que en varias oportunidades fue interrumpida por simpatizantes frenteamplistas que se detenían a saludarlo, Pereira analizó el desarrollo del actual ciclo electoral y, entre otras cosas, cuestionó al candidato oficialista Álvaro Delgado porque “no sabe nada de educación” y por deslegitimar la vigencia de las ideologías y el diálogo con las organizaciones sociales y sindicales.
A seis días del balotaje, ¿qué balance hacés de este largo período electoral?
Muy positivo, porque es un proceso largo, de más de tres años. Debemos tener un balance autocrítico, pero también valorar las cosas positivas que el FA hizo en el gobierno [2005 a 2020]. Un balance no sólo es mirar lo malo o aquello en lo que te equivocaste, sino también las cosas en las que acertaste. El FA resolvió dos cosas increíbles en este tiempo: hacer su propia autocrítica y luego salir a hablar con 2.000 organizaciones sociales con “El FA te escucha” y como con 200 con la gira por el agro. Una de las preguntas que más nos hacíamos era por qué habíamos perdido en la elección de 2019, y tenemos entre 6.000 y 7.000 respuestas de organizaciones agropecuarias, sindicales, empresariales, ambientales, de derechos humanos, de la cultura, del arte, del deporte. Eso nos hizo bien, porque eso es una autocrítica en movimiento.
Eso es hacer la autocrítica y, al mismo tiempo, someterla a la crítica de la ciudadanía, de quienes se organizan por motivos culturales o culturales. Entonces, de alguna manera, eso fue una enseñanza enorme. En segundo lugar, también hay un balance muy positivo porque hemos hecho una campaña interna muy unitaria, en la que hubo cuatro candidatos en su momento, tres candidatos después, donde ya habíamos decidido que la votación en la interna sería ordenada y todos los candidatos y candidatas, independientemente de sus aspiraciones, iban a aceptar ser vicepresidenta o vicepresidente.
Y eso sucedió: la fórmula de Yamandú Orsi-Carolina Cosse se resolvió en minutos y eso posibilitó que salieran a la cancha. Luego llegamos a la elección de octubre, con 120.000 votos por arriba de la elección anterior. Pero, además, ganamos en 12 departamentos, ganamos la mayoría en el Senado, conquistamos 48 diputados, es decir, es una elección muy buena en cualquier parte del mundo.
Ahora estamos en condiciones de ganar la segunda vuelta electoral. Eso motiva, emociona, cautiva, y creo que tenemos una oportunidad de hacer que en Uruguay otra vez la esperanza vuelva a gobernar, que otra vez la esperanza vaya a las urnas, que la esperanza venza al miedo que cada tanto nos quieren colocar desde la derecha. Que las ideas sigan presentes, que tener ideas sigue siendo apasionante, que podemos hacer discusión, que seguir leyendo sobre filosofía e historia siga siendo apasionante, que construir ideas sea parte de la política nacional es fundamental. Entonces, cuando uno encuentra que parte del discurso de la derecha es que nosotros tenemos ideas, y por representantes de un partido [por Álvaro Delgado] que en su escudo dice “Somos idea”, bueno, parece muy doloroso. Para el PN debe ser muy doloroso que su candidato diga que no hay que tener ideas, que no hay que tener ideología, porque finalmente la ideología es un conjunto de ideas. Bueno, la verdad que es triste.
Hablabas de la autocrítica, del análisis interno que hubo en este período, y nombrabas a las organizaciones sociales. ¿Hubo un distanciamiento del FA con ese tipo de movimientos mientras estuvo en el ejercicio del gobierno? ¿Existe esa lectura?
Hubo alejamiento y hubo acercamiento. Hubo las dos cosas. Para empezar, para cualquier organización social razonable, que en un país crezca su producto bruto en 15 años como creció el de Uruguay es enorme, es un paso enorme. Que luego ese crecimiento del producto se vea reflejado en el salario, con crecimiento salarial del 64% en 15 años, cosa que nunca antes se había dado, es impresionante. Que se expandieran la negociación colectiva y las libertades fue impresionante. Que la libertad de expresión nunca haya estado en juego, que Uruguay fuera visto como la democracia más plena de América Latina, que hayamos ganado en nuestro gobierno el grado inversor, pero, al mismo tiempo, sin dejar de priorizar a los que menos tenían, a los que estaban en situación de emergencia, fue impresionante. Pero también a veces hay que gobernar para la gente pero con la gente. Esto implica que cada cambio que el Frente tiene que hacer lo tiene que hacer conversando con sus comités, conversando con las organizaciones territoriales, pudiendo tener un diálogo permanente.
Yo creo que ese aprendizaje lo tenemos los frenteamplistas y lo tienen quienes van a ejercer el gobierno, porque también Yamandú y Carolina participaron en “El FA te escucha”, también leyeron las conclusiones de “El FA te escucha” en su totalidad. También apoyaron esta iniciativa, con lo cual tienen herramientas para saber que hay que gobernar pero también hay que hablar con la gente, con nuestro pueblo, con nuestro pueblo organizado, incluso con los ciudadanos.
Este domingo, en el debate presidencial estuvo planteado el vínculo de los gobernantes con las organizaciones sociales, al menos en dos o tres momentos. En uno de ellos, Orsi le dijo a Delgado que el actual gobierno nunca había recibido a los representantes de la Organización Nacional de Jubilados y Pensionistas del Uruguay.
Nunca los recibieron. Es absurdo que eso haya pasado. Nunca hablaron con los jubilados, no tiene explicación.
Después, en otro momento, cuando se habló de la gobernanza de la educación, Delgado dijo que el actual gobierno había retirado la participación de los sindicatos, cuando en realidad los representantes docentes en los diferentes organismos no eran nombrados por los sindicatos, sino que eran elegidos por todos los integrantes del cuerpo docente mediante voto secreto. En definitiva, parecía un cuestionamiento a las organizaciones sindicales, aunque estas no tenían incidencia directa en esos ámbitos.
Delgado no tiene idea de cómo se gobierna la educación, no tenía ida del tema. Es un dirigente político que no sabe de educación, y quedó claramente demostrado cuando dijo que los sindicatos estaban en el gobierno. Los sindicatos nunca estuvieron en el gobierno de la educación. Los representantes docentes eran elegidos por el voto directo y secreto de todos los docentes, de los que están afiliados a los sindicatos y los que no, y de los que votan al Partido Nacional, al Partido Colorado, al Frente Amplio. ¿O quizá piensan que el 100% de los docentes son frenteamplistas? ¿Tendrán esa mentalidad tan cortita de no saber que eso no es así? Probablemente ahora, molestos con estas actitudes de Delgado, los docentes puedan prestarnos el voto. Pero, claramente, como en cualquier trabajo, hay docentes de todos los partidos, de todas las creencias religiosas.
Delgado no entiende lo que es la participación docente, que no es la de los sindicatos. Y de hecho, Robert Silva, antes de ser presidente del Codicen, estuvo en los ámbitos de gobernanza de la educación gracias al voto de sus compañeros docentes. A ese absurdo llegó Delgado con su desconocimiento.
¿Cuáles son los aspectos más importantes que podrían entrar en juego a partir del resultado de las elecciones del domingo 24?
Hay dos proyectos de país claramente diferenciados. Ayer hubo debate entre un proyecto de país que es claramente conservador, que claramente, cuando tiene un problema y no lo sabe resolver, no encuentra una respuesta y entonces atina a nombrar al Frente Amplio por algo que ellos tuvieron cinco años para resolver y no pudieron hacerlo. Por ejemplo, pasaron la vida criticando la reforma tributaria que encabezó Danilo Astori, y no la cambiaron. Pasaron la vida criticando las transferencias monetarias, y no las cambiaron. Pasaron la vida criticando políticas del FA que claramente eran muy favorables y no pudieron tocar porque la gente las defendió, como el Plan Ceibal. Sin embargo, otra política, como el Sistema Nacional de Cuidados, la dejaron congelar, la dejaron venir abajo, a pesar de que la precisan los padres y madres con niños con discapacidad que no tienen con quién dejar a los niños o los adultos mayores.
Entonces, claramente vimos un candidato a presidente que habló de la economía, del desarrollo, del crecimiento, de la distribución, de la educación y de la salud, de cómo atender las situaciones de discapacidad. Enfrente hubo otro candidato a presidente que se dedicó a nombrar al FA cuando en realidad uno puede sentirse orgulloso en muchos aspectos por los gobiernos del FA.
Entonces, cuando uno piensa en esos gobiernos del FA, debemos decir que nos encontramos con 40% de pobreza y lo dejamos en 8%. ¿Cómo no enorgullecernos? Encontramos un país con más del 50% de pobreza infantil y lo dejamos en 17%. ¿Cómo no entender que ahí colocamos muchos recursos? Encontramos dos departamentos en Uruguay donde la gente podía recibir formación en una carrera terciaria o universitaria, y hoy hay en 14. Le entregamos a cada niño una computadora y construimos el Plan Ceibal, y hubo internet en las escuelas, en los liceos, en las rutas y en las plazas. ¿Cómo no nos va a importar si trajimos un cable transoceánico y tenemos la internet más potente de América Latina? ¿Cómo no sentir orgullo en haber generado las normas laborales más profundas del continente? De ser el primer país que votó el convenio colectivo del trabajo referido al trabajo doméstico y esa situación posibilitó que en Uruguay sus convenios colectivos fueran mejores incluso que el convenio.
¿Cómo no vamos a tener orgullo de colocar ocho horas al trabajo rural en Uruguay? Entonces, claro que sentimos mucho orgullo de lo que hicieron Tabaré y Mujica, pero ahora la gente espera cosas nuevas. Entonces, Orsi no se dedicó a mirar ese pasado, sino que se dedicó a proyectar el futuro.
En caso de que gane en la segunda vuelta, ¿qué debería hacer Delgado para gobernar, teniendo en cuenta que no tendrá el control de lo que ocurra en el Parlamento?
Uruguay es democrático. Uruguay va a decidir un presidente. Yo creo que con lo que vimos este domingo y con lo que hemos visto en la campaña, va a ganar Orsi. Pero siempre hay una posibilidad de que esto no suceda. Y en ese caso el FA va a negociar. Ellos tienen una actitud poco negociadora, porque nos tratan de maduristas. El senador Sebastián da Silva y Pedro Bordaberry pusieron en redes sociales que quieren una patria sin izquierda, a pesar de que son cientos de miles los uruguayos que se identifican con nuestro modelo. ¿Quieren volver al siglo XVIII? ¿Eso es lo que quieren? Las sociedades que verdaderamente han tenido mayores niveles de igualdad social tienen empresarios fuertes y sindicatos fuertes.
Precisamente, en el ámbito de los Consejos de Salarios, al momento de discutir salarios, los representantes del gobierno, en forma abrumadora, votaron junto a los empresarios.
En los Consejos de Salarios los representantes del gobierno votaron con los patrones nueve veces de cada diez y, además, la mitad de los convenios que fueron acordados de forma bipartita ellos no los votaron. O sea, no votaste un aumento salarial del que después decís que es tu logro. ¿Cómo va a ser tu logro si votaste en contra, como gobierno, casi en la mitad de los convenios colectivos que estaban por encima de la pauta? Eso es mentirle a la gente.