Carlos Caraballo, abogado y escribano de 33 años, fue candidato a diputado del sector Batllistas del Partido Colorado (PC) por Colonia en la última elección nacional. En esa contienda su sector obtuvo unos 3.000 votos, lo que lo dejó por debajo de la postulante de Ciudadanos, Nibia Reish, quien finalmente fue electa diputada colorada por Colonia.

Tras esa elección, que marcó el triunfo del Partido Nacional y de los restantes partidos que integran la coalición de gobierno, y según lo que él había acordado con uno de los referentes de Batllistas, Tabaré Viera, el joven dirigente colorado aspiraba a ocupar “un cargo político” en algún organismo público, según dijo a la diaria.

Sin embargo, “pasada la pandemia y viendo que no aparecía nada, me puse en contacto con Viera y con el propio Julio María Sanguinetti, quien me dijo que no había nada para mí en la coalición”, relató.

“Recién” en octubre de 2023 Caraballo recibió un llamado de Viera, quien ya había asumido como ministro de Turismo tras la renuncia de Germán Cardoso. “Me dijo que tendría un cargo de asesor en el Ministerio de Turismo, y que me esperaba el 23 de octubre para firmar el contrato”, recordó Caraballo.

“Yo creía que iba a ser asesor legal, pero cuando llego al ministerio me atiende Eduardo Sanguinetti [futuro ministro de esa cartera] y me dijo que él era el asesor legal y que yo trabajaría mediante un contrato con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), prestando servicios notariales para el ministerio en el registro de operadores turísticos”.

Tras haber firmado ese contrato, que le garantizaba un ingreso mensual líquido de 100.000 pesos, Caraballo se enteró de que “los cargos de la OEI debían ser designados mediante un proceso de selección, y no a dedo como ocurrió en mi caso”. Además, “según me comentaron mis compañeros de trabajo, mi sueldo había sido inflado”, añadió.

Caraballo reconoció que la asignación de ese trabajo en el Ministerio de Turismo se debió a las voluminosos aportes que realizó su padre, el contador Carlos Caraballo, a la campaña de Batllistas a nivel nacional y departamental. “Mi padre me puso entre la espada y la pared para que agarrara ese cargo, porque, si no lo hacía, me sacaría los clientes particulares que me enviaba desde su estudio, porque yo también trabajaba con él”, comentó Caraballo.

En febrero de este año, “por motivos de salud”, “cansado” por el “menoscabo que me hacían algunos superiores y por los largos traslados diarios” entre Colonia del Sacramento y Montevideo, que implicaban el ejercicio de esa función, Caraballo resolvió renunciar a su cargo en el ministerio.

Esa determinación trajo consigo una sucesión de enfrentamientos familiares y políticos. “En una acalorada discusión que mantuve con mi padre hace pocos meses, él me dijo que había destinado varias decenas de miles de dólares para que yo sea el candidato a diputado por Colonia por el sector Batllistas”, contó.

“Yo creía que era candidato por mis virtudes, pero me enteré que era por plata, porque mi padre repartió decenas de miles de dólares en la campaña política de Batllistas”. “No sé de dónde sacó el dinero, ni tampoco supe qué buscaba con eso”, añadió.

“Yo siempre viví del trabajo como abogado independiente o trabajando para un estudio que tienen mi padre y mi hermano, y al renunciar a la política mi padre dijo que no me daría más trabajo”, comentó.

Ahora Caraballo intenta cobrar la remuneración por los días trabajados en febrero en el ministerio, pero no ha tenido suerte hasta el momento. “Viera me contesta con evasivas cuando le hablo de este tema, porque yo soy un trabajador y preciso cobrar esos días que quedaron pendientes de pago”, dijo

El exdirigente colorado dijo sentirse “herido por los tejes y manejes políticos, porque en este tiempo que trabajé en el Ministerio de Turismo pude ver todo el amiguismo y la colocación de personas a dedo -como también ocurrió en mi caso- que caracterizan a Viera y Sanguinetti”, añadió.

Caraballo también hizo referencia a compensaciones “de 80 y 100.000 pesos que cobran personas de confianza de Viera, entre ellos su secretario y el propio Eduardo Sanguinetti”.

El excandidato a diputado por Colonia también cuestionó la designación de Eduardo Sanguinetti como sucesor de Viera, que “únicamente se comprende por el amiguismo con Viera y porque es sobrino de Julio María”. No obstante, Caraballo opinó que “si hubiera designado a Julio Luis Sanguinetti como ministro, hubiera sido el doble de peor que este nombramiento”.

“La política es sumamente sucia, y yo no seré más candidato a nada”, adelantó Caraballo, quien dijo “seguir sintiéndome colorado, porque me gusta la historia y la filosofía y, por descarte, porque jamás podría ser blanco, frentista o de Cabildo”.