Los vínculos entre la población de Juan Lacaze y las fuerzas de izquierda que conforman el Frente Amplio (FA) son muy profundos. La fuerte penetración que tuvo la actividad sindical desde mediados del pasado siglo en esa localidad, el crecimiento de corrientes políticas cristianas, y la organización de sectores vinculados al Partido Comunista del Uruguay (PCU), son algunos elementos que deben tenerse en cuenta a la hora de analizar esa relación.
Mediante una extensa entrevista realizada en 2018 al periodista y militante [Luis Udaquiola] (https://ladiaria.com.uy/colonia/articulo/2023/9/fallecio-el-periodista-lacazino-luis-udaquiola/), fallecido en 2023, este artículo pretende hacer foco en la constitución y el devenir del FA en esa localidad coloniense.
Sindicatos e izquierdas
El vínculo entre los trabajadores industriales de Juan Lacaze, los sindicatos y las organizaciones de la izquierda política uruguaya comienzan a principios de la década de 1940 y se mantienen de modo constante a lo largo del siglo XX, incluyendo la etapa de la dictadura militar (1973-1985).
A través de los estudios de las trayectorias de diversos sujetos y del comportamiento electoral de la izquierda en esa localidad pueden advertirse los modos en los que se establecieron relaciones de correspondencia entre las organizaciones de corte clasista y las diferentes opciones políticas, que también permeó en la población menos politizada.
De hecho, puede afirmarse que existe una tradicionalización del voto a las corrientes de izquierda, que ha tenido incidencia en la forma en la que los gobiernos del FA que se sucedieron entre 2005 y 2020 se han relacionado con esa localidad.
Luis Udaquiola nació en 1952 en Juan Lacaze. Era el mayor de los cuatro hijos que tuvo un matrimonio conformado por un obrero papelero y un ama de casa que también cosía “para afuera”, que se trasladó a esta ciudad desde el sur del departamento de Soriano en procura de un empleo industrial que encontró en la Fábrica Nacional de Papel (Fanapel).
En la infancia Luis descubrió que su vocación transitaría por el mundo de los papeles impresos. Luis no sólo demostraba afición por la lectura de diarios, sino que también siendo un niño comenzó a repartirlos en la ciudad.
A mediados de la década de 1960, Luis comenzó la etapa liceal. Allí encontró espacio para el aprendizaje de los cursos curriculares y también para el desarrollo de la militancia sindical y política. “Pienso que la política tuvo que ver con los hermanos Picca y con el colegio salesiano. Nos juntábamos a guitarrear, íbamos a tomar mate, y fueron los primeros contactos con la revolución cubana. Y fue ahí, en la casa de Julio Picca [dirigente textil y político ya fallecido] que a los 15 o 16 años arrancamos con la política. Y ahí surgió la generación de la Juventud Demócrata Cristiana [JDC]”.
En el liceo, Luis era el encargado “de hacer las carteleras, hacía el diseño y armado”, y en tercer año fundó un periódico estudiantil que se imprimía en “el único mimeógrafo del pueblo, que estaba en la Agremiación Obrera Textil [AOT]”. “Ahí ya empezamos a hablar de conexiones, porque el gremio estudiantil estaba conectado con el plenario sindical, además de las relaciones personales que yo tenía con los hermanos Picca”.
A fines de la década de 1960, los vínculos entre los integrantes de los gremios industriales y el liceal de Juan Lacaze “eran perfectos”. “Pero funcionaba más y mejor cuando los gurises teníamos que solidarizarnos con algún conflicto puntual en la fábrica de cola, en la textil o en la papelera que al revés, porque a los adultos, a nuestros padres, a los gremios industriales, les resultaba más difícil involucrarse en cuestiones estudiantiles”.
Los estudiantes del liceo acompañaban a los trabajadores –muchos ellos de sus mismas edades, a quienes conocían de otros espacios, y también a los adultos– en las movilizaciones, en pintadas, en actos callejeros. Además, unos y otros compartían horas en los comités de los distintos grupos políticos de izquierda, que en febrero de 1971 conformarían el FA.
El origen sabalero del FA
En diferentes instancias, veteranos militantes de izquierda de Juan Lacaze han hecho referencia a una suerte de primigenia fundación de un frente de izquierdas en esa ciudad a fines de los años 60. Al ser consultado al respecto, Luis dijo que, más allá de reuniones que se desarrollaron en otros puntos del país con intenciones similares, hay un componente de “verdad” en esa aseveración, y evocó una serie de eventos en los que él estuvo presente.
“Hay leyendas, pero una cosa es verdad: en todo el país, donde primero prosperó y donde mejores frutos acarreó el ejercicio para conciliar o disimular las diferencias entre marxistas y cristianos fue en Juan Lacaze”, aseguró, y recordó la realización de una reunión en la biblioteca Rodó, con la presencia del dirigente comunista chileno Alejandro Rojas. “Eso lo armó el PCU en setiembre del 70, con el apoyo de la JDC”. “Rojas, aparte de estar en Montevideo, estuvo en Juan Lacaze, y era un acto público”. “El FA se fundó en febrero del 71, pero nosotros en Juan Lacaze ya estábamos cocinando ese pescado mucho antes. Si en setiembre del 70, porque ganó la Unidad Popular en Chile –una cosa tan distante y tan próxima al mismo tiempo–, pudimos llenar la Biblioteca Rodó, es porque ya se venían haciendo cosas. Primero hubo una estrategia, en el 69 o el 70 hubo actividades en el colegio de los curas”, evocó.
A lo largo de la entrevista Udaquiola abundó en eventos y detalles para explicar los posicionamientos políticos que adoptaban decenas de personas que habitaban en la ciudad. “Yo participaba en el plenario sindical por los estudiantes. Era una etapa muy fermental. En Montevideo no funcionaba así; la FEUU [Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay] no participaba en la CNT [Convención Nacional de Trabajadores] salvo en las proclamas como ‘Obreros y estudiantes, unidos y adelante’. En Juan Lacaze dos estudiantes del liceo participaban en el plenario, y ahí también escribí porque había un periódico que había impulsado Walter Cruz, que era textil y estaba alineado al PCU. En aquella época trabajamos mucho juntos para el FA. Esa publicación se llamaba 1º de Mayo, lo que indica claramente que era de corte sindical”.
La primera elección
La elección nacional de 1971 devino en derrotas para el flamente FA a nivel local, departamental y nacional, a pesar de la efervescencia que mostraban los jóvenes más politizados de Juan Lacaze, entre los cuales se encontraba Luis. En la noche de las elecciones de 1971, “por primera vez la derecha” local hizo su irrupción mediante un ataque a un integrante de la juventud cristiana.
“En la noche de las elecciones en Juan Lacaze hubo una ‘marcha democrática’. Había gente rancia de Juan Lacaze que salió a festejar por las calles que el Frente no había ganado. El telón de fondo ya lo sabés: faltaba poco tiempo para el golpe de Estado. Salieron a festejar y nos apedrearon unos bastidores que decían ‘Vote PDC’ que teníamos cerca de la calle Cataluña, porque recorrieron todo el pueblo. Yo llevaba tres días sin dormir y curiosamente no tuve sueño esa noche. Pero como había gente en la calle Cataluña salieron a defender los bastidores, y a Darío Montero le pegaron una pedrada en la cabeza. Fue desagradable”. El testimonio aportado por Luis refleja la existencia de una alta conflictividad entre diversos sectores en los primeros años de la década de 1970 en Juan Lacaze, tal como ocurrió en otros puntos del país.
Un repaso de la prensa de la época permite visualizar que la confrontación no sólo ocurría en el ámbito de las relaciones laborales en las dos grandes empresas, sino también dentro de la AOT y en otras instituciones locales, donde al funcionamiento de las comisiones directivas se trasladaban las posiciones de los diferentes actores acerca del acontecer político en el que estaba inserto el país.
A nivel de las adhesiones político-partidarias, en las elecciones de 1971, en las que participó por primera vez la coalición de izquierdas, en la localidad el triunfo le correspondió al Partido Nacional con 4.012 votos, seguido por el Partido Colorado, con 2.924 votos, mientras que el FA logró 2.144 votos (23%, que superó levemente a la media nacional, de 21,3%).
Resulta difícil enumerar la cantidad de conflictos y ocupaciones de espacios laborales que se registraron en la localidad entre 1968 y1973, cuando se instala la dictadura militar [1973-1985]. Fueron decenas, y esas situaciones no sólo provocaron molestias entre los empresarios que perdían productividad en sus negocios, sino que también generaban divisiones entre los más de 1.000 trabajadores textiles, que no siempre compartían orígenes ni tradiciones político-partidarias.
El nivel de radicalización política en Juan Lacaze fue intenso. Las fuerzas represivas hicieron aparatosos despliegues en la ciudad. La Justicia militar procesó a 49 lacazinos desde 1972; además, hubo seis muertos, cinco de ellos en prisión o por torturas, y tres se encuentran desaparecidos.
El retorno democrático
En 1985, bajo la presidencia de Julio María Sanguinetti (Partido Colorado), los trabajadores recuperaron el derecho a participar en la vida sindical, que había sido vetado durante el régimen cívico-militar. En Juan Lacaze, los obreros papeleros y textiles retomaron la actividad de los gremios Cuopyc y AOT, respectivamente. Ya en 1985, ambos sindicatos declararon sendas huelgas generales, medida sindical que habían desarrollado previo al golpe de Estado.
Durante las presidencias del nacionalista Luis Alberto Lacalle (1990-1995) y la posterior de Sanguinetti (1995-2000) se consolidaron y profundizaron la apertura comercial, el ajuste estructural y la desregulación laboral, ya que el Estado se retiró de la negociación salarial colectiva e interrumpió el desarrollo de los Consejos de Salarios. Entre 1989 y 1999 la industria redujo drásticamente su participación en el producto interno bruto. El textil fue uno de los sectores más afectados, ya que el valor bruto producido cayó a un 30% mientras el personal ocupado pasó de 46.914 personas en 1990 a 22.156 en 1998.
Las principales industrias lacazinas también sufrieron cambios muy profundos. En 1990, Fanapel, tras un prolongado conflicto, despidió a 117 trabajadores de los 700 que tenía en su planilla, lo cual debilitó fuertemente al sindicato, e inició un proceso de flexibilización de las relaciones laborales. En tanto, Campomar & Soulas cerró sus puertas en 1993, y a ella le siguieron las experiencias de la paraestatal Agolan (1994-2013) y la Cooperativa Textil Puerto Sauce (2014-2017). La industria papelera cerró definitivamente sus puertas en 2017.
En paralelo, en cada una de las elecciones que se han sucedido, los niveles de votación en Juan Lacaze a las corrientes de izquierda han sido los más altos del país, superando el 60% en la segunda vuelta de la última elección nacional.
“Los gobiernos compañeros”
La llegada del FA al gobierno nacional en 2005 despertó ilusiones en la población lacazina, donde esa fuerza política ha sido la más votada desde las elecciones de 1989 en adelante. En las elecciones presidenciales de 2005, 2009, 2014 y 2019, más del 60% de la población local votó las sucesivas candidaturas de Tabaré Vázquez, José Mujica, nuevamente Vázquez y Daniel Martínez. El crecimiento del FA ha sido vertiginoso en Juan Lacaze, y los niveles de votación son similares a los registrados en enclaves obreros capitalinos como el Cerro o La Teja.
Además, durante los últimos períodos de gobierno departamental, el único municipio coloniense gobernado por el FA ha sido el de esa localidad. Ese nivel tan alto de adhesión, sumado al reconocimiento público que diferentes actores han efectuado durante el transcurso del tiempo sobre la “importancia” de Juan Lacaze para el FA, generó expectativas entre sus habitantes acerca de la radicación de nuevas fuentes laborales. Entre los sabaleros existe la sensación que en esa localidad “nada cambió para mejor en los gobiernos del FA” y que, por el contrario, al perderse puestos de empleo en las industrias papelera y textil, la situación fue empeorando.
Para Udaquiola, la “conexión” entre la población lacazina y el FA tiene raíces en el devenir histórico de la ciudad. “Por su trayectoria industrial y sindical, como respuesta a la patronal, la sociedad de Juan Lacaze siempre ha estado próxima a las posturas progresistas, de izquierda, para decirlo políticamente”.
En ese sentido, Udaquiola establecía líneas de comunicación entre las diferentes conducciones que han tenido los sindicatos locales con los diversos sectores de la izquierda uruguaya, lo cual también explica el ascenso que en términos electorales tuvo el FA desde su creación en la excomarca industrial. En ese contexto, Udaquiola creía que al desaparecer la actividad de los sindicatos industriales tradicionales –papelero y textil– surgirían interrogantes acerca de cómo será el transcurrir de la actividad gremial obrero, así como los vínculos del FA con la localidad.
Luis lamentaba que, a pesar de la existencia de “una conexión casi perfecta” que el FA desarrolló con Juan Lacaze, una vez obtenido el gobierno nacional “no supo ver” el ocaso del modelo industrial que había fundado a la localidad. “Me parece que el FA no supo ver que el mundo industrial algún día se iba a terminar”, señaló.
La existencia de lazos tan intensos entre esa fuerza política y Juan Lacaze, según Udaquiola, hubiera ameritado, entre otras cosas, que los gobiernos frentamplistas hubiesan “ayudado”, en forma temprana, a vislumbrar alternativas para la creación de alternativas de desarrollo económico local. Nada de eso aconteció, al menos con cierta dosis de continuidad, bajo los gobiernos del FA, y tampoco bajo el signo de la autodenominada coalición republicana, cuyos integrantes reconocen tener muchas dificultades para captar a los electores sabaleros.