En diálogo con la diaria, el historiador coloniense Sebastián Rivero Scirgalea estableció que la consolidación del Partido Nacional (PN) en el departamento de Colonia comenzó a cimentarse en las primeras décadas del siglo XX, de la mano de la reforma constitucional que dispuso el voto secreto y de una creciente desilusión de antiguos votantes colorados con los gobiernos de la época al no encontrar eco en las demandas que planteaban, entre otros factores.
Asimismo, y si bien advierte que faltan estudios en profundidad al respecto, el historiador observó que el PN también desplazó al Partido Colorado (PC) en la condición de ser “el partido de las burocracias”, algo que ayudaría a mantener las fidelidades de sus votantes y a perpetuarse en la conducción de los órganos de gobierno departamental.
No obstante, Rivero considera que en la historia del departamento de Colonia “puede señalarse que no hubo fidelidades fuertes, sino que jugaron más los intereses personales y locales”, lo cual “da muestra de un escenario marcado por los cambios y que no puede ser previsto a largo plazo”.
En la segunda mitad del siglo XIX, a instancia del triunfo del caudillo Venancio Flores, el Partido Colorado (PC), al igual que en el resto del país, estableció una hegemonía en el departamento de Colonia, a través de la dominación de las jefaturas políticas, de la Policía y de la Junta Administrativa Económica. ¿Cuáles fueron las corrientes del coloradismo que primaron en esa época y cuál fue el rol del Partido Nacional (PN) en el territorio coloniense?
A partir de 1865, con el triunfo del caudillo Venancio Flores, el PC se impuso en el gobierno del país. En Colonia el partido se estableció de la mano del coronel Felipe Arroyo, quien fuera compadre de armas de Flores, como jefe político. A partir de ese momento, tanto la Jefatura Política y de Policía como la Junta Económico Administrativa estarían dominadas por el PC, variando sus grupos de influencia desde el coloradismo neto o caudillista al santismo, y luego, en las primeras décadas del siglo XX, al batllismo. La oposición del partido blanco no fue relevante, tal vez debido al control de la autoridad estatal por el partido gobernante o por una mayoritaria afinidad de la población departamental hacia el coloradismo. Las cifras de votación muestran una clara preponderancia colorada, pero no aclaran, por la propia estructura electoral, las dudas antedichas. En los comicios de 1887 votaron 1.149 personas. De ellas, 669 sufragaron por el PC, 377 por PN y 58 por el Partido Constitucional. Unos 45 votos se computaron como dudosos. Si consideramos que la población del departamento de Colonia rondaba los 30.000 habitantes, un porcentaje bastante reducido –considerando las diversas limitantes establecidas por la Constitución– concurrió a las urnas. Se hace difícil por esto evaluar las tendencias políticas mayoritarias en la población. Si bien es dable suponer que el oficialismo colorado, que dominaba en este departamento, haya incidido en una mayoría de votos para su colectividad, no podemos saber, a ciencia cierta, si en la población –y sobre todo en la que no participaba en el acto eleccionario– existían mayores simpatías coloradas o blancas, y si esto se traducía, a grandes rasgos, en el conteo de sufragios.
¿En qué momento se registró el cambio de tendencia y comenzó a crecer el PN en el plano electoral en el departamento de Colonia? ¿Cuáles fueron las razones que pesaron para esa transformación?
De 1900 a 1916 el PC, debido a su dominio del departamento, mantuvo su ventaja electoral. Ese año, ante la convocatoria electoral para la conformación de la Asamblea Nacional Constituyente, la perdería y no volvería a recuperarla, pese a algunas buenas votaciones en 1917 y 1932. ¿Qué ocurrió en 1916? Puede suponerse dos variables para este resultado: 1) Que antes de esa fecha existió una silenciosa mayoría nacionalista que no pudo expresarse debido al control colorado del departamento, el cual incidía en las elecciones (en base a métodos como el fraude). 2) Que ciertos grupos, procolorados y batllistas, como los agricultores de las colonias, se volcaron hacia el partido opositor. En 1913, hubo una crisis económica que afectó al país, no recibiendo los agricultores una respuesta completa y adecuada por parte del Estado. El incremento impositivo que se instrumentó para salir de esta crisis también le restó simpatías en el medio rural al oficialismo batllista. Aunque en estas elecciones de 1916, donde aparece por primera vez el voto secreto, se impone el PN por un escaso margen, el PC no pierde su influjo en el departamento de Colonia, siendo uno de los sitios de buena votación oficialista a nivel nacional. José Pedro Barrán y Benjamín Nahum dan algunas claves para entender la situación de Colonia. El voto reformista, que abarcó a batllistas y socialistas, fue un 45,99%, mientras que el conservador –blancos, colorados anticolegialistas y cívicos– fue un 54,01%. Este último tuvo su base en el medio rural o rururbano, alcanzando allí un 54,17%. El voto reformista predominó en los centros obreros, como Juan Lacaze, con fábricas de textil y papel, Carmelo, con un astillero, y Conchillas, con canteras. Esto puede asociarse, asimismo, a un mayor porcentaje de extranjeros, que según el censo de 1908 era de un 21,75 %. Estos datos también se correlacionan con la alfabetización, que en Colonia comprendía un 78,09% de los inscriptos para votar. En síntesis, se puede señalar que Colonia del Sacramento, sitio de burocracias coloradas y batllistas, y los centros obreros apoyaron al reformismo, lugares también alfabetizados y con alto número de extranjeros. La campaña departamental, que también compartía algunos de estos rasgos –extranjerización y alfabetización–, contó con el descontento de los agricultores y tal vez ese hecho inclinó la balanza. Asimismo, como antes señalamos, se hace imposible saber si había en el departamento de Colonia una predisposición previa hacia el partido blanco, la cual se hizo evidente con el voto secreto.
A través de diferentes trabajos que has publicado hacés referencia al PC como partido oficial. ¿Qué peso tuvo esa condición a la hora de las votaciones?
Lo cierto fue que el PC se constituyó en el partido oficial, estando integrado por empleados públicos o personas allegadas a los intereses estatales. Esto hizo que muchos colorados fueran cambiando de orientación y de “ismo”, según el vaivén de los gobiernos de turno. Este carácter oficial y burocrático que adquirió el PC y el batllismo en el departamento de Colonia no impidió, sin embargo, que perdiera su preminencia en la instancia electoral de 1916. Los funcionarios públicos estaban vinculados al mundo urbano, y hasta 1916, aunque había aumentado su número con relación a 1900, no eran demasiado gravitantes tanto a nivel nacional como departamental. No tuvieron el peso suficiente para mantener el predominio colorado y batllista, ante la fuerza de otros actores sociales como los agricultores y las clases medias, que se encontraban divididas en sus apoyos a las políticas batllistas.
Más cerca en el tiempo, en el proceso electoral de 1958, con el fortalecimiento de la corriente ruralista, el PN consolidó un predominio electoral en Colonia, al menos en las elecciones departamentales. ¿El crecimiento de esa corriente liderada por Benito Nardone fue a expensas de un trasiego importante de personas que anteriormente habían votado al PC?
Esta etapa debe ser mejor estudiada. Tanto a nivel nacional como departamental, faltan muchos estudios sobre el neobatllismo y los colegiados blancos. Por las investigaciones de Roger Geymonat con relación a los valdenses, puede suponerse un trasiego de este tipo. Pero este, vale aclarar, ya se anticipaba con lo ocurrido en 1916. Futuros estudios sobre la conducta política y electoral de los agricultores, sobre todo de los valdenses, de los cuales contamos con las mayores fuentes documentales, podrán aclarar mejor estos cambios. Por ejemplo, Raúl Jacob, en su brevísima historia del Partido Ruralista (el fundado en 1936), refiere cómo los agricultores de Carmelo, en 1937, se acercaban a este movimiento por sus discrepancias con la conducción estatal. La falta de apoyo desde el Estado sin duda inclinó a los agricultores desde posturas reformistas, próximas al batllismo, a otras de signo conservador, tanto sea el ruralismo de la década del 30 como el posterior de los 50, dirigido por Benito Nardone.
Decías que a principios del siglo pasado el PC fue la fuerza política que aglutinó a los empleados públicos. ¿Podemos afirmar que en la segunda parte del siglo XX esa condición la asumió el PN en Colonia?
Puede estimarse que sí. Cabe aclarar que durante el neobatllismo y los colegiados blancos aumentó la burocracia debido al clientelismo. Esto reforzó el papel electoral de la burocracia. Se debe realizar más estudios al respecto, viendo el crecimiento de los empleados municipales y correlacionándolo con conductas electorales. Ver si el ofrecimiento de trabajo jugó de manera explícita u oculta. Ver cómo se producían las campañas de las agrupaciones políticas. Todo un campo de estudio que tanto refiere al sistema político como al state building.
En el siglo XXI el PC ha perdido pie a nivel electoral, y en el departamento de Colonia la competencia ha sido entre el PN y el Frente Amplio (FA). En los últimos ciclos electorales el FA ha sido la fuerza política más votada en Colonia. Sin embargo, en la elección departamental se mantiene una clara ventaja del nacionalismo. Si bien se trata de fenómenos muy recientes, desde la mirada de la historia, ¿qué se puede comentar sobre ese fenómeno?
Visto desde la larga duración puede señalarse un par de cosas, las cuales merecerán estudios pormenorizados: 1) Un arraigo nacionalista en la campaña, al que se fueron sumando los agricultores, quizás por las diversas prédicas ruralistas. A este factor se le agrega, a partir de 1959, el peso de la burocracia como elemento clientelístico. 2) Una buena votación del FA a nivel urbano y de antiguos centros obreros (como Juan Lacaze) que se puede relacionar con el anterior predominio del batllismo. Esto es un hecho señalado a nivel nacional en cuanto el FA vino a ocupar ciertos espacios que antes ostentaba el batllismo. 3) Las diferentes estrategias electorales, desde que las elecciones nacionales no están vinculadas a las departamentales. Una buena votación del FA a nivel nacional no implica un triunfo departamental. Eso prueba una posición estratégica de los electores y quizás los préstamos y traspasos de votos. Esto también lleva a pensar en un escenario muy volátil. Si bien el PN, merced a su dominio burocrático, hoy tiene el control indiscutido del departamento de Colonia, esto se puede alterar si la prédica del FA lograr captar electores poco definidos o que cambian sus adhesiones según sus intereses. Si se ve la historia departamental, puede señalarse que acá no hubo fidelidades fuertes, sino que jugaron más los intereses personales y locales. Esto da muestra de un escenario marcado por los cambios y que no puede ser previsto a largo plazo.