Centenares de trabajadores participaron en la movilización que la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) llevó a cabo este miércoles en Colonia del Sacramento, tras la determinación de la cooperativa Calcar de clausurar las actividades industriales que desarrollaba en Tarariras. Esa medida, adoptada la semana pasada, provocó la pérdida de la fuente laboral a 107 personas, quienes se suman al medio centenar que quedó sin trabajo tras el cierre de la planta que esa cooperativa tenía en Carmelo, ocurrido en 2024.

Marcha y acto de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea en Colonia del Sacramento, tras el cierre de Calcar en Tarariras.

Marcha y acto de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea en Colonia del Sacramento, tras el cierre de Calcar en Tarariras.

Foto: Ignacio Dotti

La marcha de trabajadores que llegaron desde distintos puntos del país transitó desde Colonia Shopping, ubicado en la avenida Roosevelt, hasta el palacio municipal, en General Flores.

En la explanada de la comuna coloniense hubo una oratoria que contó con intervenciones de referentes sindicales y que fue seguida de cerca por el intendente Carlos Moreira (Partido Nacional) y el senador Nicolás Viera (Frente Amplio), entre otros.

Un departamento golpeado

Carlos Martínez, dirigente metalúrgico y referente de la organización sindical que aún nuclea a los extrabajadores de Yazaki, comentó que, a pesar de que el departamento de Colonia “aparece con buenos números respecto a producción e ingreso de turistas, que se ha jactado de sus industrias y de su cuenca lechera”, “ahora nos encontramos con empresas que piden créditos y terminan cerrando, con inversiones que optan por irse y dejar tirados a los trabajadores”. “Y, dados los esquemas productivos nacionales y departamentales, aquello que no se invirtió en desarrollo y producción termina siendo desempleo”, lamentó Martínez.

“Hubo gobiernos a los que no le interesó fomentar las industrias” y “ahora las patronales se van y los trabajadores quedan a la deriva”, cuestionó Martínez, y dijo que en algunas situaciones, “gracias a que los trabajadores han ocupado sus lugares de trabajo cuando les deben plata, han podido cobrar los despidos”.

A su turno, y tras la intervención de la referente del sindicato de profesores de Secundaria, Viviana Rodríguez, el dirigente de la Asociación Laboral de Trabajadores de Calcar (Altrac) Mario Álvarez se paró delante del micrófono y pidió que detrás de él se ubicaran sus compañeros de trabajo, algunos de ellos visiblemente emocionados.

Álvarez expresó que la crisis de esa empresa ha provocado que “107 familias y 40 pequeños y medianos productores la estén pasando mal”, y reclamó “empezar a hablar sobre cómo cambiamos la cabeza para traer soluciones”.

En esa línea, Álvarez comentó que “hay empresas distribuidoras interesadas” en continuar operando en la planta de Tarariras, que la FTIL “también tiene proyectos” para “mantener la industria encendida”, pero “hay una parte del actual gobierno nacional que no quiere hacerlo”.

Álvarez cuestionó la idea “de que no hay leche para que funcione la empresa”. “Claro que hay leche, porque Conaprole absorbe casi cinco millones de litros y precisamos 50.000 litros para hacer funcionar a Calcar”, señaló.

Marcha y acto de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea en Colonia del Sacramento, tras el cierre de Calcar en Tarariras.

Marcha y acto de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea en Colonia del Sacramento, tras el cierre de Calcar en Tarariras.

Foto: Ignacio Dotti

Asimismo recordó que, tras el cierre decretado por la empresa, “recibimos 19.000 litros de leche por día, sin cobrar el sueldo, para que esa materia prima no se perdiera”.

“Hay que hacerse cargo de la situación, porque ustedes querían gobernar” y “nosotros somos laburantes y queremos trabajar”, reclamó Álvarez, que es un dirigente sindical cercano al Partido Nacional.

Finalmente, el presidente de la FTIL, Enrique Méndez, comentó que el departamento de Colonia “se ha convertido en el centro de los fuertes golpes que está causando la desindustrialización”, y añadió que el cierre de Calcar “es un golpe en la nuca dado por algunos empresarios irresponsables de tirarse del barco y dejarlo a la deriva”.

Méndez reclamó “mantener la planta industrial encendida para que tenga proyección”. “Estamos colocando proyectos sobre la mesa para que siga adelante, trabajando con producción que quedó en la planta”, dijo Méndez, y reclamó que “se le dé una cuota de apoyo, de esperanza al proyecto, que se entienda que la planta de Tarariras debe seguir abierta”.

El presidente de la FTIL cuestionó al gobierno anterior por no haber controlado los fondos que otorgó el Fondo de Reconversión de la Industria Láctea (FRIL) a Calcar y a Coleme, que también atraviesa una fuerte crisis. “Se utilizó dinero del FRIL por parte de los productores para cobrar dinero; esperamos que también se utilice para pagar a los trabajadores”, expresó Méndez.

Asimismo, el referente del gremio lácteo cuestionó el proceso de concentración “en el sector primario y en el industrial”. “Hay productores que procesan 150 litros de leche y tambos que producen 500.000 litros de leche”, mientras que Conaprole en el sector industrial “concentra el 72% de la producción”, dijo Méndez, y añadió que “el proceso de concentración cada vez mayor de la industria láctea deja colgados del pincel a los trabajadores”, “especialmente en el interior del país”.

Marcha y acto de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea en Colonia del Sacramento, tras el cierre de Calcar en Tarariras.

Marcha y acto de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea en Colonia del Sacramento, tras el cierre de Calcar en Tarariras.

Foto: Ignacio Dotti

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