El Estado asume una postura claudicante ante el grupo Katoen Natie mediante la suscripción de un acuerdo leonino y claramente contrapuesto al concepto de interés general.
La rebaja del salario de los trabajadores públicos, con su consiguiente impacto en las pasividades, es nuevamente la variable de ajuste plasmada en este presupuesto.
En esa lógica rupturista, acuñadora de la idea de que las políticas desarrolladas por gobiernos anteriores fueron malas, se insertan las reestructuras organizativas y funcionales en los ministerios, el diseño de un nuevo sistema de carrera y la determinación de una nueva escala salarial.