Ahora el pueblo uruguayo debe decidir entre dos personas quién es la mejor preparada, la que cuenta con las mejores propuestas, la mayor capacidad de lograr acuerdos, la que cuenta con los mejores equipos.
Estos análisis ponen en evidencia la imperiosa y urgente necesidad de incluir en nuestra agenda política, y en un primerísimo lugar, el indispensable control democrático de los temas centrales de la inteligencia artificial.
Hoy, la situación interna del MAS y la participación de grupos golpistas oportunistas hacen que la situación sea caótica y Bolivia se encuentre desestabilizada y en serio riesgo de un retroceso histórico.
Lacalle anuncia, cerca de terminar su mandato, un acuerdo con el USMCA o T-MEC (ex NAFTA, TLC entre Estados Unidos, Canadá y México). Quizás la “última fantasía” de la política exterior del gobierno de Lacalle.
El gobierno debe corregir los gruesos errores cometidos recientemente y retomar su tradicional posición en la ONU, votando las mociones que se presentan para detener las guerras y promover el alto el fuego.
El mundo que deja el 2023 está marcado por situaciones complejas y acumuladas en pleno e incierto desarrollo y de aún más difícil pronóstico de culminación.
No es comprensible la votación de abstención del gobierno de nuestro país a dos mociones ampliamente mayoritarias de la Asamblea General de la ONU, que se pronunciaban por un alto el fuego por razones humanitarias
Una de las razones del prestigio de Uruguay en el concierto internacional ha sido y es su compromiso en los hechos con la búsqueda y el mantenimiento de la paz mundial. Debemos mantener sin duda esta política.
Uruguay y su sistema político deben actuar con extrema cautela, sin abrir juicios sobre la coyuntura salvo para desear la mejor y más ordenada salida posible para la hermana República.
El progresivo y creciente debilitamiento del multilateralismo y su más antiguo organismo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la ONU, se ha profundizado en los últimos tres años.
Desde los inicios de la guerra, a partir de la invasión, se han levantado voces condenándola, pero aún no habiéndolo hecho, muchas voces han reclamado el diálogo y la búsqueda de una solución pacífica
El endiosamiento del mercado y el achicamiento de los estados tanto a nivel nacional como del multilateralismo a nivel global han resultado un desastre para la humanidad.
El G7 sube mucho la apuesta en el terreno militar. Dotar a Ucrania de una fuerza aérea con aviones de última generación occidentales refuerza la perspectiva de una prolongación del conflicto.
El FA ha recogido lo mejor de la tradición nacional en materia de política exterior y se ha ido adaptando a los cambios relevantes que se están produciendo.
Si la cúpula del gobierno, aunque no sea todo él, persiste en esta actitud, seguirá dañando lo más preciado de nuestro sistema democrático: la confianza del pueblo en las instituciones.
Un clamor por la paz, contra el holocausto nuclear y por el fin de la carrera armamentista podría y debería ser posible. Hagamos de la paz en Ucrania una consigna universal.
Los episodios de espionaje son gravísimos. Todo lo que está ocurriendo en torno a Presidencia es gravísimo. El daño que se está produciendo a la institucionalidad democrática de nuestro país es inmenso.