El problema es que se genera un divorcio entre los temas y problemas de la mayoría de la población y los temas de los que hablan los políticos influenciados por X, porque esos temas están bajo el cobijo de los medios.
El Estado sabía quién era Sebastián Marset antes de otorgársele el pasaporte. Y esto deja entrever que el narcotráfico le torció el brazo al sistema institucional al nivel más alto.