En ocho minutos y medio de filmación al aire libre quedó registrado un grupo de niños jugando en la Ciudad Vieja, cerca de la escollera, y en el patio de una escuela pública del Cerro, pero también los vecinos que pasan haciendo mandados, la rambla en el horizonte, el movimiento natural de la ciudad. Entre 1965 y 1966, bajo el asesoramiento del musicólogo Lauro Ayestarán, Mario Handler y Eugenio Hintz, cámara al hombro en varias escenas, filman cinco formas del folcore infantil: el rango, la rayuela, San Severín del monte o Los oficios, La farolera y Andelito de Oro.
Se trató de una producción institucional, como recapitula Mariel Balás, quien junto con Lucía Secco trabaja en el Archivo General de la Universidad de la República (AGU), y en 2016 participaron en el proyecto de rescate de esta película en asociación con el Centro Nacional de Documentación Musical Lauro Ayestarán. “El Instituto de Cinematografía de la Universidad de la República funcionó desde la década de 1950 hasta la intervención de 1973 y se hacían películas de difusión de la ciencia (desde el estudio de una bacteria en laboratorio hasta el comportamiento de la mulita). Ayestarán se acerca al instituto para ver si se puede registrar lo que era su estudio de toda la vida, el folclore uruguayo en todas sus dimensiones. Él investiga cómo pasan esos juegos de generación en generación y, por ejemplo, en la transcripción pone ‘La farolera trompezó’, cosas que van quedando, o las mil formas que hay de decir una ronda. En Montevideo se canta con una melodía y en otras partes se dice con otra cadencia”. Esa riqueza de matices es la que puede observarse en la película y en el libro posterior a su recuperación, Juegos y rondas tradicionales del Uruguay, que reúne materiales de los dos acervos involucrados.
Por ofrecimiento de Rosana Carrete, directora del Cabildo, la película se integró a la muestra Archivos familiares, que aborda cómo se construyen las tradiciones desde lo cotidiano, y este fin de semana será la excusa para una serie de actividades en la puerta del museo. Balás y Secco mostrarán cómo se trabaja dentro del archivo: “Vamos a llevar lupa, vamos a hacer que la gente pueda ir mirando los fotogramas, cómo se compone la película en este formato –16 mm blanco y negro–, y después vamos a invitarlos a hacer diapositivas, a dibujarlas y proyectarlas”.
Aprovecharán la ocasión para instalar gigantografías de la película y exhibirla en gran formato. La intención es generar una instancia de diálogo entre los juegos de antes y los de ahora, ya que junto a lo recreativo siempre hay una transmisión de valores: “Por ejemplo”, apunta Balás, “decir ‘te pego un coscorrón’ ahora está muy mal visto. Hay que ver cómo esas cosas van cambiando. Andelito de oro es un tipo que va a buscar a una mujer para casarse. Queremos ver cómo se pueden interpelar las cuestiones de la sociedad hoy, porque en la repetición asumís y replicás sin cuestionarlo ni cuestionarte qué estás diciendo”.
Escribió Ayestarán como complemento al cortometraje: “La primera de ellas, el rango, es expresión de habilidad muscular; la segunda, la rayuela, de competencia deportiva; las otras tres son rondas cantadas con su correspondiente y a veces compleja acción dramática, manifestaciones las cinco que satisfacen de una manera peculiar una necesidad lúdica [...] Pero aunque el juego sea en sí un acto más viejo que la cultura en el hombre, estos juegos concretos que se ven en la película satisfacen esa necesidad lúdica de una manera cultural, es decir, de una manera transmitida por hábito societario, por mecanismos no institucionales, de acuerdo con desplazamientos coreográficos, gestos, letras, músicas anónimas que están por lo general en poder de grupos económicamente desposeídos, y lo que es más capital, porque son supervivencias de antiguos patrimonios culturales que subsisten y penetran como una silenciosa lanzadera por entre la trama de organizadas instituciones actuales: la escuela, el cine comercial, la radio, la televisión, etcétera”.
Para ver cuánto de eso resistió al tiempo, un grupo de investigación del Instituto Superior de Educación Física que se llama Educación, Sociedad y Tiempo Libre, dirigido por Karen Kuhlse e Inés Scarlato, invitará a revisar la relación entre juego y tradición. “Vamos a reavivar y resignificar esos juegos que aparecen en la filmación, porque muchos de ellos han cambiado sus letras o la forma”, adelantó Scarlato. Con ese fin, un equipo de cinco personas va a coordinar varios espacios simultáneos. Dibujarán rayuelas en la calle, llevarán cuerdas, elásticos, bolitas, figuritas, aros, payana; por otro lado, propondrán pintar un mural, intentando que los asistentes cuenten algún juego de su infancia, “esa memoria del jugar que generalmente está asociada a la infancia pero que no es patrimonio de la infancia”.
Recuperación de juegos y rondas en la Ciudad Vieja. Sábado 20 de octubre, de 12.00 a 15.00, en la plaza Matriz, Museo Histórico Cabildo. Para ver el cortometraje de 1967, restaurado en 2016: https://www.youtube.com/watch?v=y8MStXFcrfs. Para conocer el video que el año pasado resultó de la colaboración entre Hornero Migratorio, el AGU y los alumnos y profesores de la escuela 170, ANCAP: www.goethe.de/ins/uy/