Universitarios, más que nada hombres, con unipersonales, ocupándose de tareas que en otro tipo de empresas competen a varios cargos, desde la cocción a la venta directa, que es mayoritaria en el sector. Así es el perfil de las cervecerías artesanales nacionales, de acuerdo al diagnóstico encargado por la Asociación de Microcervecerías Artesanales del Uruguay (AMAU) y llevado adelante por el Centro de Informaciones y Estudios del Uruguay (Ciesu-). Innovadores en el tipo de producción o en las variedades que presentan, generadores de turismo y de mano de obra local, disgustados con tener que pagar más impuestos por litro que sus colegas industriales, estos cerveceros aseguran dar más empleo que sus competidoras frente a la misma producción.

El relevamiento -que puede consultarse en www.amau.uy- integra el proyecto “Bienes públicos para el fortalecimiento del sector cervecero artesanal en clave de reactivación económica”, que está siendo ejecutado por el organismo cervecero en el marco de un fondo de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE), mientras que el Ciesu realiza el acompañamiento técnico.

Carlos Lamarca, dueño de Bimba Brüder, de Paysandú, y secretario de la AMAU, puso en contexto el proyecto impulsado por el sindicato: “Es un sector bastante nuevo, las empresas más viejas tienen 12 o 13 años y arrancaron chiquitas, entonces, el sector no tiene informaciones certeras, no tiene estudios. Conversando sobre las dificultades que tenemos al tener que abrir caminos en el mercado, surge la idea de investigar más a fondo las líneas de desarrollo. Ganamos el fondo, ANDE hace un desembolso de más de 2.000.000 de pesos y AMAU coloca una contrapartida del 20% del total. Con esto se hace un diagnóstico para ver dónde está parado el sector, qué cantidad de empresas lo componen, cuáles son las dificultades que tienen, si están o no formalizadas, qué cantidad de litros produce cada una, qué volumen mueven, qué tamaño ocupan en el sector”, explica.

Este documento les va a permitir diseñar un plan estratégico con miras a 2025. “Qué visualizamos y qué se puede facilitar para que el sector tenga un desarrollo sustentable, potente. Estamos trabajando y en breve vamos a tener los primeros borradores”, indicó el cervecero.

Ese plan estratégico, adelanta Alejandro Sosa Sánchez, integrante del Ciesu, va a contar con cinco ejes temáticos: cultura cervecera, profesionalización, cooperación y alianzas estratégicas, regulaciones, y competencia. El experto en desarrollo observa un sector más unido de lo que se percibe, y que por ejemplo, organiza con cierta frecuencia ferias cerveceras.

Actividad paralela

Del relevamiento llamó la atención de Lamarca, para empezar, las características del sector: “Si bien en los últimos años las mujeres se han animado a meterse, está compuesto básicamente por hombres”, subraya, antes de detenerse en el nivel educativo, terciario en casi el 30%. Se trata de profesionales que se volcaron a la fabricación de cerveza como una segunda actividad. El propio Lamarca, que es arquitecto, lo describe como un relax productivo: “Me da la sensación de que están cansados de su profesión y que lo hacen para liberar la mente. No se da en todos los sectores el alto nivel de formación. En mi caso, si bien no es rentable, vivo todavía de la arquitectura, no me he podido desprender, es cierto que buscás un escape en hacer cerveza”.

Otro punto remarcable es la localización de las cervecerías a escala nacional. “Ubicadas la mayor parte en el corredor Colonia-Montevideo-Canelones- Maldonado, ahí está el 75%. La empresa más grande está en Tacuarembó y acá en el norte tenemos algunos emprendimientos de tamaño, pero el grueso de la producción se da en el sur”, detalla. La organización jurídica de los emprendimientos arroja que son casi todas unipersonales. Y un número que aclara los tantos: “Somos el 2,5 % de la venta de cerveza anual en el país. Eso lo confirmamos: los litros que estimábamos que hacíamos y que se venden a nivel formal están en ese entorno”, dijo el fabricante.

A esto hay que sumarle que “el cervecero artesanal prácticamente no terceriza; se ha intentado trabajar con distribuidores, hay algunas empresas que lo hacen, pero la gran mayoría hace la venta de forma directa”.

Otra señal sobre la que se detiene el consultado: el alto nivel de innovación (recetas creativas o renovados procesos de producción) implementada por los colegas.

Una bandeja propia

Actualmente AMAU está compuesta por cerca de 35 cervecerías, y la cifra aproximada responde a las bajas por cierre, a causa de la pandemia, y a las altas frecuentes. La encuesta se basó en unos 75 emprendimientos, aunque el relevamiento en todo Uruguay da unas 150 cervecerías. Lo que define a AMAU, recalca Lamarca, es que las cervecerías que agrupa producen el 85% de la cerveza artesanal formal que se vende en el mercado. Para darse una idea, la integran Cabesas Bier, Mastra y Volcánica, entre otras. Hay unas cuantas reunidas en torno a otra asociación cervecera y una cantidad de microemprendimientos caseros. No obstante, el plan que persiguen los cerveceros ahora derramará datos útiles para todo el colectivo.

Entre los problemas que apuntan a solucionarse, en términos bromatológicos parece encaminarse una habilitación que rija para todo el territorio, y esto atañe a cualquier alimento, no sólo a la cerveza.

Paralelamente, están trabajando con el Cinve (Centro de Investigaciones Económicas), para elaborar un informe sobre el tratamiento impositivo. “Como cerveceros artesanales, al haber nacido bajo un paraguas industrial, con un modelo absolutamente distinto al nuestro, que está monopolizado por multinacionales, caemos, desde el punto de vista del marco laboral, en la misma bolsa”, señaló Lamarca.

Para los artesanales es fundamental poder diferenciarse en términos impositivos. “El sector necesita desarrollarse y pagamos los mismos impuestos que las multinacionales”, fundamenta, mientras ven trancados los apoyos para poder avanzar hacia un subsector.