La Sección 230 es un articulado que forma parte de la Ley de Decencia de las Comunicaciones, vigente en Estados Unidos desde 1996, que durante los últimos 25 años sirvió para que las empresas de internet no tengan responsabilidad penal por lo que se publique en sus plataformas. Durante la campaña electoral de 2020, una de las propuestas de Joe Biden fue implementar una reforma de esta sección.
Cuatro meses después de que el candidato demócrata asumiera la presidencia tras derrotar a Donald Trump (que proponía directamente eliminar la Sección 230), el Congreso se encuentra en pleno debate para la reforma y se tiene, en la otra esquina, a los gigantes de internet: Facebook, Twitter y Google.
Este martes, representantes de las dos redes sociales y de Youtube (que pertenece al grupo Alphabet, que Google integra) acudieron al Comité sobre Privacidad, Tecnología y Derecho del Senado para defender el funcionamiento de sus algoritmos, que, si bien vienen siendo denunciados por expertos en el tema desde hace años, quedaron en el centro de la polémica en los últimos meses, luego del ataque al Capitolio del 6 de enero pasado.
Uno de los objetivos de los algoritmos, en particular los que utilizan Facebook y YouTube, es mantener a los usuarios dentro de la plataforma. Para esto, se necesita mostrar al usuario contenido que le pueda interesar. Diversos estudios externos e incluso algunos realizados dentro de Facebook han demostrado que el sistema de estas empresas recomienda a los usuarios contenido que se aproxima cada vez más a violar las normas autoimpuestas por las plataformas, lo que termina desembocando en que los usuarios entran a una plataforma y se van encontrando cada vez más dentro de una burbuja que estimula la polarización del discurso en primera instancia y, en segunda, el extremismo.
Esto fue lo que quiso explicar Tristan Harris, exempleado de Google especializado en la ética del diseño que hoy se opone al funcionamiento de estas compañías. Para quien ahora preside el Centro para la Tecnología Humana, el modelo de negocio de estos gigantes de internet es “es crear una sociedad adicta, indignada, polarizada, performativa y desinformada”, y haberlos convocado a discutir los cambios en la Sección 230 equivale a “tener a los directores de Exxon, BP y Shell preguntando qué están haciendo para detener responsablemente el cambio climático”.
Sin embargo, los representantes de estas empresas estuvieron presentes y fueron escuchados por los legisladores.
Las empresas
Según recoge Bloomberg, la directora de Asuntos gubernamentales y políticas públicas de Youtube, Alexandra Veitch, señaló que es posible utilizar los algoritmos para promover el contenido confiable y destacó que la plataforma tiene un sistema automatizado que detecta los videos que violan las políticas de la empresa.
Algo similar señaló Monika Bickert, vicepresidenta de política de contenido de Facebook, quien planteó que es gracias a los algoritmos que se implementan que la red social es “más transparente” para los usuarios, argumentando que no es conveniente para la compañía dirigida por Mark Zuckerberg impulsar contenido polarizado, “ni desde el punto de vista económico ni de nuestra reputación”.
En tanto, la jefa de políticas públicas de Twitter, Lauren Colbertson, explicó que esta red social utiliza sus algoritmos y el método de aprendizaje automático de la inteligencia artificial (IA) para reconocer y eliminar contenido potencialmente peligroso, por lo que Twitter es, según afirmó, “un lugar más seguro para la conversación pública”.
Los senadores
Para el senador republicano Ben Sasse, los algoritmos de Facebook, YouTube y Twitter actualmente están encontrándose con actores que los utilizan mal, transformando la convivencia dentro de una plataforma en “cámaras de eco venenosas”.
El demócrata Dick Durbin, en tanto, vinculó la polarización en las redes sociales con el ataque al Capitolio y reclamó a las empresas que hagan un mayor esfuerzo por eliminar el contenido potencialmente peligroso.
Chuck Grassley, senador republicano por Iowa, criticó estas tres plataformas, las acusó de monopólicas y reclamó “analizar el poder y el control que un puñado de empresas tiene sobre la libertad de expresión”, pero por razones bien diferentes a las de los demás legisladores.
Lo que Grassley hizo fue defender la teoría del sesgo de la inteligencia artificial de las redes sociales, un argumento que fue agitado por Donald Trump durante la campaña electoral a través del hashtag #StopTheBias. Esto significa que, supuestamente, el aprendizaje automático de los sistemas implementados por estas plataformas acalla las voces conservadoras.