Aunque las remodelaciones no terminaron, el cambio de onda se percibe. Con nueva administración, Living, el boliche que solía acaparar vereda y cruces de Paullier y Prato, maduró otros frentes. “El objetivo de esta nueva etapa es posicionar la marca Living desde lo que fue en su mejor momento –es el bar moderno con más años de Montevideo– con un perfil que apunta más a lo gastronómico: vinos y tapas, además de una carta muy linda de coctelería, tanto de clásicos como de autor. Para fines de mayo la idea es inaugurar una cava en uno de los sótanos y abrirles las puertas a distintas bodegas”, confirma Joaquín Casavalle, quien junto con Fernando Telechea y Sabrina Jueguen le acercaron la propuesta a Igor Santander, dueño del local.

Foto del artículo 'Esquina populosa: con un lavado de cara y de carta, echó a andar el nuevo Living'

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A quienes los llamen atrevidos, en un momento en que bajan muchas cortinas, responde: “Es aprovechar la oportunidad; creemos que se puede rescatar el alma del bar, que es la gente en la barra, la cocina”. “Lo primero que pensé fue de qué forma gestionar dos bares, sabiendo que tengo que cuidar Montevideo al Sur”, explica Casavalle, quien hace dos años reflotó aquel otro centro de reuniones, en Barrio Sur.

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“El armado del equipo fue pensando en lo multidisciplinario, por decirlo de alguna forma: tres perfiles para abarcar todas las necesidades que va a tener el proyecto y sumando a Igor, pensando en que el bar en un futuro va a poder trabajar con el sótano, no solamente para toques sino para actividades culturales, apenas se pueda, quizá el año que viene. El otro sótano va a ser una cava, con un stock importante que estamos armando, para tener un espacio al que la gente pueda bajar y elegir el vino directamente, o que se siente ahí mismo a probar y comer picadas”.

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Gina Corti detrás de la barra asegura tragos como el Living spritz (aperol tropic, jugo de naranja, cordial de mandarina y prosecco, a $ 250), mientras que Eliana Cáceres en la cocina saca un provolone con orégano, granada y cebolla crispy ($ 380), unos mejillones a la provenzal ($ 380), un boniato planchado con queso de cabra, cebolla colorada, castañas y cilantro ($ 340), una entraña con chimichurri sobre chauchas quemadas ($ 350) y un tostón de cebolla caramelizada, tomates asados y rúcula ($ 340) para el tapeo.

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“Le dimos una lavada de cara divina al local, para mostrar un cambio no tan radical pero sí aggiornado al contexto de hoy. La planta baja ya está terminada, quedan algunas luminarias por cambiar. En la decoración nos dio una mano Gastón Izaguirre, que trabaja en interiorismo”, cuenta Casavalle, rodeado ahora de empapelados y objetos de diseño que guardan una marca de época, esos clásicos que siempre encuentran adeptos.

Living (Juan Paullier y Edil Hugo Prato) abre de miércoles a domingo desde las 18.00.