Hace años desapareció una mano de Carlos Vaz Ferreira y hace pocos días la Intendencia de Montevideo (IM) constató que faltaba un brazo de Albert Einstein. Comunicada el lunes a la opinión pública, la sustracción de ese sector del bronce no es el primer ataque que sufre la escultura del filósofo y el científico, ubicada en la plaza de los Treinta y Tres. “El acto vandálico consistió en la remoción del brazo de la escultura y la pérdida de una de las patas del banco, lo que provocó su inclinación”, detalla la IM, que no hace alusión a sistemas de vigilancia. “Desde el primer momento, personal del Servicio de Obras se hizo presente en el lugar para evaluar la situación y determinar los pasos a seguir. En una primera etapa se trabajará en la estabilización del banco con la reposición de la pata faltante para garantizar su correcta posición”.

Einstein tenía 46 años cuando, durante un viaje por América del Sur, en abril de 1925, visitó Buenos Aires, Río de Janeiro y Montevideo, donde se entrevistó con Vaz Ferreira. En una agenda apretada, que combinó conferencias y reconocimientos, el premio Nobel de Física tuvo tiempo de compartir una caminata por el Centro junto con el autor de Lógica viva y sentarse en un banco de la entonces llamada plaza Artola, hoy plaza de los Treinta y Tres o, popularmente, plaza de los Bomberos. De ese momento quedó registro gráfico: una fotografía fue publicada en Mundo Uruguayo. Aquella imagen inspiró el monumento que fue ahora nuevamente dañado.

Al cumplirse el centenario del Annus Mirabilis de Albert Einstein, en 2005, hubo gran cantidad de conmemoraciones en todo el mundo. Fue entonces que en el Centro de Montevideo se instaló una placa en recuerdo del encuentro del físico alemán con el intelectual uruguayo. Además, se le encomendó un monumento al artista carmelense Velarde Gil, quien con esa obra inauguró una serie de esculturas figurativas a escala real. “La escultura se hizo en un galpón prestado, en la Escuela Superior de Cerámica, por gentileza del señor Jorge de Rosa. El encargue vino a través de Rubens Fernández Tudurí, que era el gestor ante la Intendencia de Montevideo, con Mauricio Rosencof en la Dirección de Cultura. Yo la modelé, Rubens hacía un seguimiento, nos hicimos muy amigos. El modelado gustó mucho, entonces lo pasamos a marmolina”, recuerda el artista. Esa es la versión que todavía se encuentra en el jardín de la Casa de Vaz Ferreira, en el Prado (Carlos Vaz Ferreira 3610 esquina Juan José de Arteaga).

En cuanto a la escultura, fue descubierta en la plaza para las Jornadas del Patrimonio de 2008, ya que estuvieron dedicadas al legado intelectual de Vaz Ferreira. “Se inauguró en la plaza de los Bomberos, pero como no era la obra definitiva, que tenía que hacerse en bronce, se pasó a 18 de Julio y Convención, a la entrada del Bazar de las Migraciones [hoy Centro de Fotografía]. Ahí estuvo unos días y pasó una persona que le rompió la mano a Vaz Ferreira”, cuenta Gil. “Eso fue muy fácil reconstruirlo porque estaba hecha en hormigón. Creo que hice el arreglo ahí mismo, en la calle”, contó.

Recién en 2010, rememora el artista, ya en la administración de Ana Olivera en la IM, se hizo el fundido a bronce y se reinauguró en la plaza, donde el martes permanecía precintada y el miércoles fue retirada.

“En cuanto al brazo de la escultura, su reproducción no es sencilla. Se están considerando diversas opciones, desde contactarse con el escultor hasta la realización de un convenio con la Facultad de Artes para hacer una investigación y reconstrucción precisa de la parte dañada. Esta alternativa ha dado excelentes resultados, aunque requiere tiempo para su correcta ejecución”, señala el comunicado de la IM.

Consultada sobre una posible intervención desde la Universidad de la República, Gabriela Giusti, del Área de Escultura y Volumen en el Espacio, del Instituto de Bellas Artes, de la Facultad de Artes, indicó que ya se hicieron trabajos similares, en bronce, para restituir faltantes en el espacio público. Por ejemplo, recientemente se repuso una de las colas de caballo de La diligencia, de José Belloni, en el Prado. Sin embargo, por el momento no recibieron ningún pedido sobre el monumento de Einstein y Vaz Ferreira. Giusti explicó que normalmente, contando con el original y teniendo al autor, es a él a quien suele recurrirse en primer término, por cuestiones de estética y para cuidar que se logren aleaciones similares, en procura de buenas soldaduras.

“Hoy estamos ante este hecho que no es difícil de reparar, me parece”, opinó Gil, que evaluó que probablemente hayan utilizado una amoladora inalámbrica para separar en pocos minutos el bronce. “Hay que tomar de vuelta la impresión de esa parte del brazo sustraído, hacerlo otra vez en bronce y después soldarlo y llevarlo al lugar”.

Giusti, de la Facultad de Artes, comentó que la apetencia que existe por el bronce y el dinero que puedan obtener a cambio no justifica en ningún caso el perjuicio que significa y todo lo que implica su restitución.

Finalmente, la IM emitió una actualización sobre el tratamiento previsto para la escultura dañada: “Para definir el procedimiento más adecuado se consultó al autor de la obra, el Sr. Velarde Gil, quien considera conveniente la restitución de las partes faltantes, tomando como modelo la pieza original construida en mortero cementicio, ubicada en la Quinta Vaz Ferreira. Se propone realizar los trabajos en colaboración con el fundidor de bronce Sr. Miguel Laborde. Para ello se coordinó con la Fundación que gestiona la Quinta, representada por el Arq. Jorge Schinca, el acceso a la pieza original y la toma de moldes”.

Obra repartida y reunida

La última empresa escultórica de Gil fue dada a conocer hace tres años en Paysandú y es un homenaje al fallecido cantante de Los Iracundos, Eduardo Franco. Fue un proyecto que le llevó más de una década y lo describe como “una colecta internacional”. Otras obras del artista coloniense son una cabeza de Wilson Ferreira Aldunate, una placa que recuerda a Héctor Gutiérrez Ruiz y a Zelmar Michelini, también en bronce, una figura de Pedro Luis Guichón, en la localidad que lleva su apellido, y en Carmelo, un homenaje a Aldo Perrini, asesinado por la dictadura.

“Mi carrera escultórica fue un antes y un después de las imágenes de Einstein con Vaz Ferreira”, asegura desde la casona y parque de esculturas, donde reunió sus originales. Está en el cerro de Carmelo, en una zona histórica de canteras, y ocupa dos hectáreas que, como dice, va “colonizando con esculturas de animales y de personalidades, y hay un homenaje a la mujer también”. Se lo puede visitar; cobra una entrada de 200 pesos para mantenerlo como sitio turístico.

La ambición de Gil es “hacer a Carlos Gardel en tamaño real para Colonia”, en una estampa muy simpática, a propósito de una vez que cantó en la Plaza de Toros.


Fondo Patrimonio en los Barrios

Hasta el 15 de agosto se realizarán reuniones presenciales abiertas al público con el objetivo de difundir las bases, evacuar dudas y brindar asesoramiento para la postulación al Fondo Patrimonio en los Barrios, que busca acompañar acciones colectivas de promoción y difusión de bienes y expresiones culturales barriales, apoyando propuestas inclusivas que alcancen un público amplio.

Las propuestas deben abordar una escala barrial, zonal, municipal o intermunicipal, implementando distintas acciones: encuentros, talleres, celebraciones, investigaciones, publicaciones, actividades o producciones de distinto tipo. También se puede hacer intervenciones directas en el territorio, como la colocación de elementos temporales para ciertos eventos.

Las inscripciones al Fondo estarán habilitadas entre el 1° y el 31 de agosto. Por consultas está disponible el correo electrónico [email protected] o se puede llamar al 1950 4704.