El cráneo de Luzia, considerado uno de los restos humanos más antiguos descubiertos en América del Sur, fue recuperado por el equipo de rescatadores que trabaja en el Museo Nacional de Río de Janeiro, que se incendió el 2 de setiembre. La pieza, que tiene unos 12.000 años y fue hallada en 1974 en el estado de Minas Gerais, estaba dentro de una vidriera cuando se produjo el siniestro, y eso la protegió un poco del fuego. Pese a los daños, los especialistas creen que el cráneo podrá ser restaurado en gran parte.

Luzia era, junto con un meteorito de cinco toneladas hallado en 1784, los restos del primer dinosaurio montado en Brasil, el conjunto de momias egipcias comprado por el emperador Pedro I y la colección de arte grecorromano traída a Brasil por la emperatriz Teresa Cristina, una de las joyas del Museo Nacional.

Según la agencia Efe, las autoridades del museo explicaron en una rueda de prensa que los objetos recuperados están siendo almacenados en dos contenedores instalados junto a los escombros del edificio, en donde cuentan con equipos especiales de ventilación y de control de temperatura.

Los encargados del rescate son 47 funcionarios del Museo Nacional, coordinados por diez investigadores. Una donación del gobierno alemán que asciende a 190.000 euros será destinada a la compra de materiales que faciliten las tareas de rescate, como computadoras, lupas y equipos de arqueología.

Hasta el momento, los equipos que trabajan en las tareas de recuperación han logrado rescatar unas 1.500 piezas de las 20.000 que integraban el acervo del mayor museo de Brasil. “El rescate tan sólo está comenzando, pero las piezas encontradas hasta ahora nos dan esperanza y aliento”, afirmó el director del Museo Nacional, Alexander Kellner, en la rueda de prensa en la que se mostró parte de lo rescatado: algunos minerales, cristales y cuarzos, y piezas de las colecciones de arqueología y etnología, como una urna de la etnia marajoara y los muñecos de la cultura karajá fabricados por mujeres indígenas a comienzos del siglo XX y considerados patrimonio inmaterial brasileño. También se recuperaron machetes de piedra y puntas de flecha en metal de culturas indígenas precolombinas, y un vaso antropomorfo peruano también precolombino y que pertenecía a la colección del emperador de Brasil Pedro II.