En el panorama de la música popular y sus múltiples sentidos –que se entrecruzan con el orden político, la herencia cultural y la educación– aún sigue pendiente una demanda histórica desde la década de los 90, que tiene que ver con la inclusión “efectiva de las músicas populares en la institución”. Por eso, el próximo lunes, desde las 9.30 a las 21.30 en el auditorio de la Facultad de Artes (18 de Julio 1772), la Escuela Universitaria de Música (EUM) organizará un encuentro para presentar las actividades en torno a las músicas populares que se llevarán a cabo en el segundo semestre.

Desde la institución plantean que el actual plan de estudios –de 2005– propone una serie de cambios hacia una mayor inclusión de las músicas populares, pero que los cambios que se proyectaron aún siguen siendo poco notorios. Entre los invitados se encuentran estudiantes, Nicolás Arnicho, Andrés Bedó (docente de la materia “Práctica de conjunto en música popular”, de la EUM), Rubén Olivera e invitados internacionales, como el compositor e investigador Damián Kees. Habrá mesas de diálogo y conciertos.

Entre las materias disponibles se encuentra “El lenguaje del tango en la guitarra” (a cargo de Julio Cobelli), “La música libre de Hermeto Pascoal: aspectos prácticos y propuestas teóricas”, “Instrumentos de viento y canto con caja en el noroeste argentino”, “Música popular y música culta: intersecciones en la creación, práctica y repertorio”, “La batería de murga como ensamble solista”, “Taller de música latino caribeña”, “Masterclass de dirección coral / Cantando Piazzolla”, “Armonía funcional, recursos de improvisación y ensamble”, y “Tango para todos; seminario de orquesta típica y curso de tango para cuerdas”.

Historias paralelas

Rubén Olivera adelantó a la diaria que su participación del lunes –a las 10.45 hablará sobre las músicas populares en la enseñanza y sus aspectos creativos– retoma el hecho de que, al incluirse a la música popular dentro de un contexto académico, se cruzan dos lógicas: “Cuando los europeos llegaron a América Latina trajeron su lógica del código culto y popular. A partir de entonces, y más allá de las interacciones, se trató de dos historias paralelas que se aprenden de manera distinta, tienen funciones distintas, y también se adquieren de forma diferente”, plantea el cantautor y docente.

Agrega que, como suele ocurrir, cuando hay una demanda por este tipo de informaciones desde el ámbito del mercado se dan respuestas cruzadas. Porque, explica, los estados se esfuerzan en contar con orquestas filarmónicas, pero no por tener orquestas de tango, ya que responden a “distintos conceptos dentro del contexto occidental. El mercado ha tendido a incorporar –por cuestiones comerciales– a la música popular” y así han surgido muchas academias privadas. “A nivel institucional se respondió a esto incorporando experiencias en todo América Latina, pero en general con suerte variada, ya que, aunque cuente con algunas décadas, se trata de una experiencia reciente que muchas veces responde a una enseñanza más técnica. Da como resultado que tal vez haya una academia de tango que enseñe a tocar como Piazzolla, como [Osvaldo] Pugliese, pero de ahí no salen creadores, sino intérpretes especializados en estilos” del pasado.