Con su espectáculo Identidad, la Orquesta Juvenil del SODRE (OJS) inició su quinta gira internacional, que la llevará por primera vez a Cuba y por tercera vez a Estados Unidos. Bajo la dirección del maestro Ariel Britos y con un repertorio compuesto por tangos sinfónicos y ritmos nativos sudamericanos, más de 50 jóvenes se unirán hoy a las celebraciones por los 500 años de la fundación de La Habana. Luego, la Orquesta se presentará en las óperas Vero Beach (domingo 13) y Naples (sábado 19), del estado de Florida, en el Legends Grand Theater del crucero Celebration (lunes 14 y martes 15), y en el recientemente inaugurado Atchugarry Art Center, de la Fundación Atchugarry (jueves 17).
Antes de viajar, Britos contó a la diaria que a mediados de año un pequeño grupo viajará a España, y que, en 2020, harán una importante gira europea, que los llevará a Alemania, Italia y España. El director admite que estas actividades propician una gran proyección de los estudiantes, ya que “es necesario mostrarles otros escenarios y que ellos puedan experimentarlos. Pero esta es una doble tarea: que conozcan esos otros espacios y que crean que Uruguay puede alcanzar esos niveles”, ya que se trata de importar tecnología y conocimiento, y no de “exportar talentos”. “Estas giras sirven para mostrar que en Uruguay está sucediendo algo en esta materia, fomentar que acepten a nuestros alumnos y poder dotarlos de mayores herramientas. En ese sentido, también hicimos un convenio con Alemania y cada año enviamos a un equipo de docentes para que cuenten con mayores instrumentos pedagógicos”, señala, y si bien reconoce que este es uno de los aspectos más importantes del desarrollo artístico, su mayor prioridad es consolidar el plan académico. Para eso, apuntan a masificar la cantidad de alumnos que ingresan, y este año ampliaron el cupo: compraron más instrumentos e intentan implementar a nivel nacional el plan de Un Niño, Un Instrumento (programa que permite la capacitación de niños y apunta a democratizar el acceso a través del aprendizaje musical y la práctica orquestal y coral).
Piezas únicas
En más de una ocasión, Britos indica que se aspira a que la OJS sea lo más cercana posible a lo que es una orquesta profesional, y un “entrenamiento intensivo para el futuro”. Dentro de ese complejo entramado, hace un tiempo, el director definía el arte de una obra sinfónica como un puzle que “se va armando de a poquito, y que requiere de un tiempo de maceración”. Y esto es lo que se trata de desarrollar en una etapa que considera fermental, para que, luego, en cada concierto se perciba como una única pieza. “Esto es como si fuera una obra impresionista, si uno se acerca ve todos los detalles, pero si se aleja ve realmente todo lo que representa”.
La OJS integra el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles del Uruguay –del que Britos es presidente fundador–, programa que promueve el estudio de la música en coros y orquestas. En la actualidad funcionan 17 centros de formación (ubicados en Canelones, Cerro Largo, Durazno, Flores, Florida, Lavalleja, San José, Soriano, Paysandú y Montevideo), en los que se dictan clases de instrumentos de cuerda (violín, viola, violonchelo, contrabajo), vientos de madera (flauta, oboe, clarinete, fagot), vientos de metal (corno, trompeta, trombón, tuba), percusión y coro.
Para el director de la orquesta, lo importante de este sistema no es que los estudiantes se conviertan en músicos empíricos, sino que reciban todas las herramientas para poder desarrollarse como músicos desde el punto de vista formal, “y no sólo porque tocan un instrumento, sino porque también aprenden otros aspectos teóricos, como solfeo e historia de la música, aspectos implícitos en el trabajo del sistema”. De este modo, cree que esto generó un suceso que “en la historia del país nunca se había dado, y es que apuntamos a un sistema nacional integrado”, lo que, en su momento, implicó que muchos de los estudiantes tuvieran acceso a la formación sin estar obligados a emigrar a la capital.