Dentro del género policial existe una variante conocida como whodunnit, referida a aquellos misterios policiales en los que el espectador, junto con algún detective con problemas de relacionamiento, debe descubrir quién es el asesino. Fue perfeccionado por la pluma de Agatha Christie y, en televisión, popularizado por series tan distintas como Columbo (1968), La reportera del crimen (1984), Monk (2002) y toda la familia de CSI. El mismísimo House (2004) no deja de ser un whodunnit, aunque en este caso el culpable siempre sea algún sujeto microscópico y nunca el lupus (siguiendo su broma recurrente). Los whodunnit tradicionales se desarrollan en gigantescas mansiones en las que el dueño de casa aparece muerto en forma enigmática y se nos presentan muchos sospechosos, incluyendo al siempre peligroso mayordomo.

Tan famoso es el formato, que hasta contó con una parodia de lujo. En 1985 el director Jonathan Lynn nos trajo Clue, conocida por nombres como Los siete sospechosos, El castillo del misterio o El juego de la sospecha. Esta comedia estaba basada en el tradicional juego de caja en el que uno debe ir descartando personajes, armas homicidas y habitaciones hasta determinar que (por ejemplo) el asesino fue el Coronel Mostaza, en la biblioteca y con el candelabro. Con un enorme Tim Curry como el mayordomo y un elenco que incluía a Christopher Lloyd, Martin Mull y Michael McKean, nos llevaba por diferentes situaciones de comedia, incluyendo varias muertes. Al final, la verdad nos era revelada, pero con una trampa: había tres finales posibles que se proyectaban en los cines en forma aleatoria. Quienes la vimos por primera vez en televisión disfrutamos de los tres finales, uno a continuación del otro.

En la edición 2019 del Festival Internacional de Cine de Montevideo (Monfic) se exhibió un par de veces una película que homenajea al whodunnit clásico y lo actualiza. ¿Quieren pistas acerca de su identidad? Bueno, si las queridas editoras no apostaron al “copete misterioso”, su nombre debe estar en letras bien grandes, al comienzo de esta nota (o en la ficha de la película).

Solución: era Knives Out (Entre navajas y secretos)

Quizá no conozcan a Rian Johnson de nombre, pero seguramente escucharon hablar de una de sus últimas películas: una humilde pieza de acción y relaciones interpersonales estrenada en 2017 bajo el título de Star Wars: los últimos jedi. Este film es, para muchos, el mejor exponente cinematográfico de la saga creada por George Lucas desde 1980. Y para mí también, claro. Así que una vez que se disiparon las buenas críticas y los fantastillones de dólares (y un par de quejidos en las redes sociales), el director de 45 años quedó en una posición inmejorable para elegir su siguiente proyecto. Costó “apenas” 40 millones de dólares, contó con un reparto estelar y muchísima diversión.

La historia transcurre en una mansión, por supuesto. Allí vive el popular novelista de misterio Harlan Thrombey, interpretado por Christopher Plummer. El resto de la familia, en mayor o menor medida, vive de sus ingresos. Sin embargo, al veterano se le está acabando la paciencia (primero) y la existencia (después), por lo que cuando estos dos eventos se sucedan, tendremos una gran cantidad de sospechosos al alcance de la mano: hijos, yernos, nueras, nietos y hasta la enfermera, interpretados, sin ningún orden particular, por actores como Don Johnson, Jamie Lee Curtis, Michael Shannon, Chris Evans, Toni Collette y Ana de Armas. El encargado de descubrir la verdad entre tantos secretos (y entre tantas navajas) es el mismísimo Daniel Craig. Lo que se nota a kilómetros de distancia es que todos los involucrados se están divirtiendo. Algunos cerca de los roles que nos tienen acostumbrados y otros, como Evans, que disfruta siendo un pelín indeseable después de tantos años obligado a cargar con la perfección de Capitán América.

Con los minutos, la acción comienza a girar entre el detective Benoit Blanc (Craig) y la pobre Marta Cabrera (De Armas), una inmigrante de la que nadie parece recordar su país de origen, aunque se arriesgan varios, incluido el nuestro. La ronda de interrogatorios revela los motivos de casi todos para terminar con la vida de Thrombey, que no era malo pero tampoco bueno y no iba a permitir que dilapidaran su fortuna bien ganada. El director nos intercala las hermosas conversaciones entre los sospechosos y las fuerzas de la ley, con flashbacks a la conflictiva cena previa al crimen.

El guion, también de Johnson, introduce una primera gran revelación bastante temprano en la historia, que sacude el esquema más típico de estos misterios misteriosos. Esto aporta frescura, aunque en pocos minutos hace que todo se transforme de “¿quién será el asesino?” a “¿lograrán atrapar a esa persona?”, con la contra de que la lógica cinematográfica indica que todavía queda al menos una vuelta de tuerca.

El resultado es satisfactorio y, como señaló Guilherme de Alencar Pinto en su pastilla del Monfic, tiene un “final feliz” en tiempos en que se hace tan necesario dejar el cinismo de lado y ver que, al menos en la ficción, el que las hace las paga.

¿Quién lo hizo (antes)?

Otro ejemplo muy entretenido de “misterioso asesinato en la mansión” puede encontrarse en NSNow, de Nuevo Siglo. Se trata de Gosford Park, la película de 2001 en la que Robert Altman juega con el género, también ayudado por una cantidad enorme de talentos de la actuación, principalmente de Reino Unido.

La acción ocurre en 1932, en la vivienda de Sir William McCordle, otro de esos tipos pudientes que gusta de rodearse de potenciales sospechosos. En esta ocasión el futuro occiso es bastante más odioso, aunque cuando muere (bastante adentradas las más de dos horas de película) sólo unos pocos son los potenciales homicidas.

El espectador debe estar atento a las múltiples conversaciones que se intercalan y brindan información, no sólo acerca de la muerte de marras, sino también del funcionamiento de aquella sociedad de clases a la que la película critica en forma nada solapada.

Tampoco hay hallazgos detectivescos notables, pero cualquier obra que reúna a Michael Gambon, Maggie Smith, Stephen Fry, Helen Mirren, Clive Owen, Emily Watson, Richard E Grant, Kelly Macdonald, Charles Dance y Kristin Scott Thomas vale la pena ser vista.

El dato de color: la película le mereció un Óscar para Julian Fellowes en la categoría de mejor guion original. Algunos años más tarde, Fellowes crearía la famosa serie Downton Abbey, que en sus comienzos se manejó como posible spin-off de Gosford Park.

Entre navajas y secretos. Dirigida por Rian Johnson. Con Daniel Craig y Chris Evans. Estados Unidos, 2019. En varias salas.