Desde hace décadas todo tiende a convertirse en un espectáculo a ser contemplado: si algunos deciden vivir al margen o conspirar posibles fugas, otros prefieren jugar a intervenir la función. En 1949, con la fuerza intempestiva de Margarita Xirgu recién exiliada y el tesón de Justino Zavala Muniz (principal impulsor de la fundación de la Comedia Nacional en 1947), se creó la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD; desde 2011 Multidisciplinaria en lugar de Municipal), que este 2019 cumple 70 años. En ese transcurso sucedió de todo. ¿Hoy es un círculo que se cierra, o que vuelve a abrirse? Lo seguro es que el dispositivo no se detiene.

En general, la transmisión del oficio se produce por medio del arte, se aprende de la obra de otro, decía en 2016 el dramaturgo y docente argentino Mauricio Kartun cuando vino a presentar la Tecnicatura Universitaria en Dramaturgia. “Creo que el oficio debe transmitirse mediante el oficio, de oficiante a oficiante. Alguien le cuenta a otro, trata de poner en palabras lo que hace. Se lo muestra, abre de manera generosa su proceso e intenta que el otro pueda tomar de allí lo que necesite”, admitía, y explicaba que ponerlo en palabras, explicárselo al otro, es también explicárselo a uno mismo. Y que, en ese sentido, esta era una formación que, con el tiempo, iba a mostrar su profundidad.

“No hay misterio. Lo vas a aprender una vez que sepas aplicarlo, y acá siempre hay un espacio de reflexión muy profundo”, reconoce Santiago Sanguinetti (actor, dramaturgo y director de la EMAD desde 2016). Cuenta que en un principio la EMAD se creó para formar a los actores que ingresaban a la Comedia Nacional, pero ese objetivo se fue modificando con los años: “Hubo un mojón importante en la década del 60, que es cuando empezó a funcionar el cogobierno. La EMAD es una unidad de la Intendencia de Montevideo [IM] pero cogobernada. Es algo único comparado con otros institutos; el IPA [Instituto de Profesores Artigas], por ejemplo, no tiene cogobierno, y la EMAD lo tiene desde 1968”.

Considera que se trata de una escuela sólida que apoya al bachillerato de arte y expresión de Secundaria, a la vez que ha fortalecido las carreras de Actuación y Diseño Teatral. “La escuela siempre se va a ir adaptando a las nuevas necesidades. Tiene todo para crecer, y debe aceptar lo que es, como hoy puede ser la muy cuestionada restricción de ingreso, que es necesaria por las condiciones materiales de la propia escuela (presupuesto y edificio). Estamos convencidos de que hay que brindar formación personalizada, y con el presupuesto que tenemos queremos ofrecerles lo mejor a los estudiantes. Si hay una intención de ampliar y recibir a 200 estudiantes en vez de 30, que haya cinco o diez veces más de presupuesto, y otro edificio. En eso hay un gran debe de la IM, que a la EMAD no le ha brindado el lugar que se merece. Uno elige dónde poner el énfasis, porque si se quiere más, también se necesita más”.

Planes de tecnicaturas y posgrados

Dice que, para los 70 años, pensaron eventos puntuales que se enmarquen en los festejos, y que respondan a objetivos específicos de la escuela: después de haber ordenado el funcionamiento interno (plan de estudios, reordenamiento del cogobierno), se proponen fortalecer la extensión de las carreras, y por eso se abre la segunda generación de dramaturgia, “que en un momento fue muy discutida, ya que no está siendo fácil de mantener por los docentes de [la Facultad de] Humanidades y Ciencias [de la Educación]: desde la facultad la sostienen dos docentes, [Gustavo] Remedi y [Roger] Mirza, que tienen cargos de dedicación total pero ya tienen toda su carga horaria distribuida en Humanidades. Para ellos, dar clases en la tecnicatura implica un gran esfuerzo, y además forman parte de la comisión de carrera, y son el interlocutor directo con Humanidades. O sea que el peso administrativo es muy fuerte para ellos, y no les estaba dando el cuerpo. Decidieron armar un plan para que, por lo menos, en 2019 la carrera dependiera sólo de la EMAD en términos académicos y eso nos diera un año de margen para negociar otras condiciones de participación con Humanidades”. Este año también se abrieron las inscripciones para la segunda generación del posgrado en Docencia (se firmó un convenio con Secundaria para poder hacer las prácticas) y se inauguró el de Dirección Escénica (ver recuadro).

Nuevo posgrado

Guiados por la necesidad de implementar una alternativa a la formación espontánea y autodidacta de los directores, este año la EMAD lanzó el posgrado en Dirección Escénica (con duración de un año). El plantel docente está integrado por Alberto Rivero (Taller de Dirección Escénica I), Laurent Berger (Taller de Dirección Escénica II), Sandra Américo (Laboratorio de Monólogos y Dirección de Actores), Sandino Núñez (Estética y Filosofía Política, “asignaturas propuestas para fortalecer la idea de la reflexión acerca de la propia praxis”), Miguel Grompone (Nuevas Tecnologías, también “una modificación del perfil interno de formación”), Eduardo Guerrero (Iluminación), Paula Villalba (Vestuario) y Gerardo Bugarín (Escenografía).

Incierto pasaje a la Facultad de Artes

Sanguinetti dice que hay un convencimiento de la Escuela Universitaria de Música, el Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes (IENBA), la Licenciatura en Danza y la EMAD para crear una nueva cultura vinculada a la formación artística. Pero esto “va más allá de la inclusión administrativa de la EMAD en la Facultad de Artes [que se espera que se inaugure en los próximos años]; ese es un tema muy complejo que no concita unanimidades dentro de la escuela”. Las rispideces se vinculan a garantías materiales: el cuidado de la matriz pedagógica de la propia escuela, el presupuesto y el edificio, “que es lo más transparente, y hasta ahora no se ha ofrecido una solución que permita pensar que se va hacia un camino de crecimiento y fortalecimiento. De hecho, según el modelo inicial, la EMAD perdería su autonomía pedagógica. [Fernando] Miranda [director del IENBA y uno de los impulsores de la Facultad de Artes] siempre fue muy abierto a que nosotros presentáramos la contrapropuesta que consideráramos, pero el modelo inicial suponía el cierre de la EMAD como tal y la apertura de un instituto de artes escénicas que incluyera actuación, diseño, eventualmente dramaturgia, danza, etcétera. El pasaje del cierre de la EMAD es político y es tremendamente peligroso”, e implica múltiples variantes. Por ejemplo, el director dice que una de las exigencias de los estudiantes era conservar la unidad edilicia, ya que en un momento el departamento de Cultura pensó en volcarse hacia un reordenamiento de distintos edificios.

Comunidad de formación artística

Plantea que, con sus virtudes y defectos, esta es una institución que debate modelos pedagógicos desde hace 70 años, y si bien puede equivocarse, se trata de una propuesta muy estudiada, sobre todo a partir del último plan de estudio (aprobado en 2013, bajo la dirección de Mariana Percovich, actual directora de Cultura de la IM], que es “claramente universitario, creditizado y vinculado a la enseñanza, la investigación y la extensión. En un momento planteamos que si la EMAD conservaba sus condiciones actuales de existencia académica, y se hacía una migración administrativa, no teníamos inconvenientes (sobre todo si lo que se mejora es el sistema de bedelía, los derechos para los estudiantes, la validez del título y la posibilidad de becas internacionales). Pero lo que empezaba a estar en discusión era el modelo pedagógico en sí: las pruebas de ingreso, una formación considerada –por prejuicio– elitista, cuando es una escuela que ofrece una formación técnica y profesional, y ahí ya entraban en tensión dos modelos administrativos, y se hablaba de la refundación de la EMAD. Puede ser positivo crear una institución de ese tipo, pero sin eliminar esta”, señala.

Dice que esta discusión no es novedosa y que no se limita al caso uruguayo: recuerda que el año pasado, en Francia, se generó el mismo debate cuando el Ministerio de Educación y Cultura comenzó a exigirle a las escuelas superiores de arte dramático que organizaran sus titulaciones. “Cuando les exigieron una licenciatura, ellos aclararon que no ofrecían una formación académica sino una técnica y profesional. Entonces, todas las escuelas acordaron generar un plan único, y cada una se asoció con una universidad puntual (por ejemplo, el Conservatorio con la Universidad París 8; la Escuela Nacional de Arte Dramático de París, con otra universidad, etcétera), de modo que aquel estudiante que obtenía su diploma nacional y quería su licenciatura, realizaba una memoria guiada por un tutor universitario en la universidad correspondiente, y ese trabajo validaba su licenciatura. Cuando llegué les pregunté si las universidades no desconfiaban de eso, y ellos dijeron que era todo lo contrario: ‘Imaginate lo que es para París 8 negociar su titulación con el Conservatorio Nacional de Francia, que tiene 400 años de existencia’. Esta podría haber sido una de las alternativas, y desde que llegué, al menos en diálogo con el departamento de Cultura, nunca tuve la posibilidad de generar otras propuestas. Ahora, al estar tan cuestionada esta inclusión de la EMAD desde el cogobierno, naturalmente se explorarán nuevos mecanismos para seguir fortaleciendo una iniciativa que es indudable para todos, como es la creación de una comunidad de formación artística. Y en eso estamos”, dice, convencido de que los estudiantes siempre pueden más que las estructuras administrativas.

La cultura en el proyecto político del FA

Cuando asumió, Sanguinetti planteó que no había que engañarse, que el Frente Amplio (FA) estaba donde estaba en la IM porque la cultura había sido, durante muchísimos años, uno de sus caballitos de batalla, y que ya no lo fuera le resultaba una mala estrategia política. Ahora, poniéndolo en contexto, cree que es necesario ser cuidadoso con lo que se afirma, sobre todo en lo relaciondo con la cultura. Dice que siempre se puede pedir más, pero no se engaña con que el FA –sobre todo en el primer y segundo período de gobierno– generó mucha infraestructura. “Si leés los proyectos de la oposición, dicen que en cultura hay aspectos para mejorar, pero reconocen las mejoras, como los Fondos Concursables. En artes escénicas, el INAE [Instituto Nacional de Artes Escénicas] se está luciendo a nivel nacional. No quisiera que esto se leyera como un descrédito de las actuales autoridades del departamento de Cultura (cuando se creó el INAE y determinados fondos, [Mariana] Percovich era parte del Ministerio de Educación y Cultura), pero creo que ahora el perfil de la IM es otro, y su énfasis no está tan puesto en la cultura sino en esa línea más numérica o material de iluminación, barrido, limpieza, saneamiento. La cultura siempre es generadora de buenas noticias, y a veces hay muchas buenas noticias que no lucen tanto como deberían, en el entendido de una clara opción de entender la cultura por otro lugar, porque a veces se la piensa –y a esto lo reconozco como una falta y una carencia– en el eje 18 de Julio, en una clase determinada, y se pierden de vista otras cosas que la IM debe atender. Y a eso se le ha puesto el énfasis”.

Cree que la Facultad de Artes fue un proyecto muy grande dentro del departamento, y que todo quedó un poco supeditado a eso. “Históricamente, la relación con el departamento tuvo sus acercamientos y alejamientos, pero siempre fue muy directa y transparente: la tensión fue lógica, porque Cultura responde a una necesaria confianza política, y la dirección de la EMAD es producto del cogobierno”.

En cuanto a la escuela, evalúa que está fuerte y en un buen momento para seguir creciendo: “Es lo que decía Heiner Müller acerca del teatro, ‘dejen de decir que el teatro está en crisis porque el teatro es crisis y está bien que así sea’. La EMAD es crisis, y está bien que así sea”.

Inscripciones

Hasta el viernes 8 están abiertas las inscripciones para las carreras de Actuación y Diseño Teatral, la Tecnicatura Universitaria en Dramaturgia, y los posgrados en Dirección Escénica y Docencia de Teatro y Expresión Corporal.

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