Hasta el nadador más avezado necesita una soga a la que aferrarse si está vadeando un estuario ancho como mar. Algo así sucede cuando el espectador se enfrenta a cada nuevo festival de Cinemateca. Hay algunos islotes que se conocen de antemano, algún premio prestigioso, algún director que se ha explorado antes, pero en su mayoría son aguas incógnitas. La soga, entonces, se debe tejer con las hebras que se pueden intuir en la programación. Se recurre, así, a ciertos carriles por los cuales atravesar ese viaje, algunos más lógicos (el cine político, el de tal zona del mundo, las películas queer), otros menos (sólo aquellas con nombres de animales o con actrices cuyos apellidos empiezan por determinada letra). En este itinerario se propone aferrarse a la poesía, que pese a algunos fiascos suele ser una amante bien avenida del cine.

Uno de los directores que fundió ambos mundos de manera más armónica fue el soviético Serguéi Paradjanov (Tiflis, 1924). Al festival no llega ninguna retrospectiva de sus películas, sino El escándalo Paradjanov (único pase mañana en Cinemateca 3, a las 15.20), que bien puede usarse como punto de partida en este viaje festival adentro.

La singladura puede continuar el jueves 18, a las 20.30, también en Cinemateca 3, con Lemebel, acerca del mayor ícono del under chileno, el cronista y performer Pedro Lemebel (Santiago, 1952). A la vez rojo y disidente, doble espesor que lo conecta con otro de los films que merecen verse: Verano, sobre la legendaria escena rocker de la Unión Soviética, cuyo espíritu le habría hecho mejor que tanto realismo socialista al hoy añorado Golem del proletariado (viernes 19, a las 19.30 en Life 21).

Si nadar en el mar del festival es complejo, imaginen lo que será un viaje cósmico en una nave sin esperanza. Ese es el vehículo que el cine nórdico propone para llevar a celuloide una de las mayores sagas épicas de la poesía moderna: Aniara, de Harry Martinson (Jämshög, 1904). Algo que, además, se anuncia como “la más elocuente película punk del espacio” es difícil de pasar por alto. Se proyecta el domingo 20 a las 21.00 en la sala Zitarrosa.

Camilo Pessanha (Coimbra, 1897) nunca ganó el Nobel, como sí lo hizo Martinson, pero esta especie de Macedonio Fernández portugués y en verso ganó espesor de mito al escribir una única obra que estuvo rehaciendo toda su vida. Sobre esa atmósfera es que se construye Pe san ie, el poeta de Macao, una película con la que cerrar el viaje (domingo 28, a las 21.45, en Cinemateca 2).