“Todo surgió en el liceo 17 –le contaba hace algunos años Gustavo Wojciechowski al portal 45 RPM– y, más precisamente, en una rabona. Íbamos caminando por Hocquart unos cuantos amigos, y yo, desganadamente, un poco más atrás. En eso pasa un camión y su conductor me grita: ‘dale, Macachín’, a modo de ‘dale, boludo’. Tal vez por el aspecto más bien larguirucho y excesivamente rubio. Luego, con el tiempo, se fue acortando a Maca”.

Más allá de ese curioso “hallazgo poético” del chofer, que terminó acuñando la forma en que casi todos conocemos al poeta, performer, diseñador gráfico, editor y activista cultural Gustavo Wojciechowski, lo cierto es que, así como su apodo parece surgir directamente de sus características físicas, Maca es un creador en el que la materialidad de la palabra muchas veces es un detonante de su creación poética, o a la inversa, y es capaz de combinar algunos elementos gráficos en un formato que podemos llamar “poético”.

Maca nació en Montevideo en 1956, y en 1978 diseñó su primera carátula de libro. Desde ese momento el vínculo entre el diseño gráfico, la literatura y la música popular se reúnen en el trabajo de un creador con una “singular inventiva”, al decir de Nelson Di Maggio. Esa inventiva para el diseño gráfico se puede rastrear en carátulas de discos como El viento en la cara, de Fernando Cabrera (1984), Miscelánea negra, de Ruben Rada (1997), o en afiches como el del espectáculo Memoria para armar, de Rubén Olivera (2017).

Foto del artículo 'Tan necesario como la leche: Maca (Gustavo Wojciechowski)'

Al comienzo de los años 80 integró Ediciones de Uno junto con Héctor Bardanca, Luis Bravo y Agamenón Castrillón, entre otros. Ese colectivo inquieto, heterodoxo, al que le gustaba presentarse tanto en salas convencionales como en cooperativas de Nuevo París, publica libros de poesía, edita revistas y “manojos” que distribuye a partir de sistemas de suscripción con la consigna “sacar la poesía a la calle”, ya que “La poesía es tan necesaria como la leche / bébala usted y désela a sus hijos”, como firmaban Castrillón y el propio Maca.

Algunos aspectos del trabajo de Ediciones de Uno reviven en la Editorial Yaugurú, fundada por Maca en 2004 “como respuesta a la necesidad de atender la creación desde un lugar no estandarizado ni homogéneo”. Los libros, plaquetas y CD que edita Yaugurú escapan a la lógica de diseño estandarizado en “colecciones” que reúnen bajo una misma estética a creadores diversos. En la editorial Yaugurú cada obra vale como un objeto en sí mismo, cada libro se diseña según lo que el contenido sugiere, y no según una etiqueta en la que hay que fundirlo. Un caso particularmente bello de esa forma de trabajo es Abisinia entre otras cosas que pude haber escrito y hoy ya no recuerdo (2009), que Wojciechowski publica bajo el heterónimo Witold Borcich, y en el que reúne en hojas sueltas textos poéticos y reflexiones en una carpeta de cartón ilustrada.

Pero Maca también se destaca como docente, labor que ejerce en la ORT desde 1996 en materias vinculadas a la tipografía y el diseño editorial. El artista plástico Marcos Ibarra complementa: “Es uno de los tipos más calificados para hablar de diseño y enseñar. Sabe todo sobre tipografías y asuntos de ese tenor”. De algunos talleres extracurriculares de tipografía surgen obras como la serie Doblette, en la que podemos detectar cómo lo poético y lo gráfico son puestos en relación biyectiva.

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Con los años, Gustavo Wojciechowski tiene una estampa más cercana a la de Ramón del Valle Inclán o Francisco de Quevedo que a la que vio el chofer de un camión hace varias décadas. Pero el aspecto humano trasciende su “diseño”. Para Ibarra, “es un loco entrañable y sano, con una filosofía de vida clara, humanista, solidaria. Un gran valor con mente abierta y una sensibilidad que explican sus capacidades creativas. ¿No tiene defectos? La verdad es que no lo sé, y ojalá los tenga, porque si no tendré que reevaluar mis conceptos, ya que no me agrada la pura pureza sin mácula (mácula en Maca es pureza porosa, parece), quizá su terquedad de polaco o su afición a Peñarol puedan ser defectos de cierta gravedad...”.

Para noviembre el Museo Nacional de Artes Visuales tiene planificada la exposición Gustavo Wojciechowski. Tapas (1979-2019). Allí se recogerán 40 años de trabajo en el diseño de carátulas de libros, discos y revistas de un creador talentoso y singular. Tan necesario como la leche.