Ayer, a los 97 años, falleció Doris Day, una de las estrellas más queridas del viejo Hollywood, que compartió elenco con actores como Clark Gable, Frank Sinatra y James Stewart. Como definió Paul McCartney –cuando la entrevistó por el lanzamiento de su disco My Heart (2011)–, Day se convirtió en el amor de las fuerzas armadas con “Sentimental Journey”, su primer éxito como vocalista del grupo Les Brown & His Band of Renown, que lanzó a principios de 1945 y rápidamente se posicionó como el tema más escuchado por los ex combatientes de la Segunda Guerra Mundial, además de haber sido el puntapié inicial de su carrera en el cine (al año siguiente firmó un contrato con Columbia Records y pasó a ser la cantante mejor paga del mundo). En 1953 rodó un taquillero musical, Calamity Jane (traducida como “Doris Day en el Oeste”), en el que interpretó la canción “Secret Love”, que le valió el premio Oscar a mejor canción de ese año.

Así, desde mediados de los 50 obtuvo papeles cada vez más importantes y fue reconocida por sus condiciones actorales para la comedia. Luego de una serie de títulos, en 1955 interpretó a la cantante de jazz Ruth Etting en Quiéreme o déjame, el cual siempre consideró su mejor papel, y con el que se lució al lado de Kirk Douglas y Lauren Bacall. Uno de sus grandes hits fue el protagónico –con James Stewart, uno de sus partenaires, junto a Rock Hudson y Gable– El hombre que sabía demasiado (1956), la remake en color que Alfred Hitchcock hizo en Estados Unidos a partir de su film británico anterior (en blanco y negro), en el que Day además cantó “¿Qué será, será?”, con la que volvió a ganar un Oscar a mejor canción.

Después le siguió una de las comedias románticas más famosas a cargo de la dupla Hudson-Day, Confidencias a medianoche (1959; le valió una nominación al Oscar como actriz principal), y en 1968 se retiró definitivamente del cine, golpeada por la muerte de su marido, que, antes de fallecer y sin consultarla, había cerrado un acuerdo para que ella tuviera su propia serie televisiva, The Doris Day Show, que contó con cinco temporadas y que contribuyó a pagar las enormes deudas que él le había dejado luego de una serie de malas inversiones.

Antes de llegar a la pantalla, la actriz tuvo un corto e intenso recorrido: su padre era un inmigrante alemán que tocaba el órgano en la iglesia local, y ella decía que había heredado su oído. A los 14 años, cuando decidió probarse en Hollywood como bailarina, sufrió un accidente de tránsito que le truncó el sueño, y estuvo dos años en cama para recuperarse. En esa época, uno de sus entretenimientos era escuchar la radio, y así empezó a imitar a Ella Fitzgerald. Mucho tiempo después, admitía que había logrado su estilo “tratando de captar las formas sutiles en que Ella sombreaba su voz, la forma casual pero limpia en que decía las palabras”.