El Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires (MNBA) es uno de los principales de América Latina, y una cita obligada para los uruguayos interesados en sus cautivantes colecciones y muestras temporales. Convencido de que su pintura no era “una manera de hacer pintura”, sino más bien de ver, de pensar y de sentir, Pedro Figari (1831-1938) recibió el primer reconocimiento artístico en Buenos Aires en 1921, cuando inauguró su primera exposición (y después en París, donde vivió a partir de 1925). El sábado, el pintor volvió a la ciudad que reconoció su singularidad con la muestra Figari: mito y creación, que incluye más de 30 óleos, acuarelas y dibujos, curada por Pablo Thiago Rocca, director del museo Figari (la muestra se realizó en sintonía con el Mercado de Industrias Creativas Argentinas, del que Uruguay es país invitado de honor). La exposición incluye todas las facetas de su obra, incluso la etapa formativa, dialogando con las tradiciones pictóricas de la región y proponiendo un vínculo entre las escuelas plásticas de Uruguay, Brasil y Argentina a través de ocho núcleos temáticos: “La leyenda rioplatina”, “Nocturnos y crepúsculos”, “Corridas de toros y juegos”, “Vida primaria (serie de los Trogloditas)”, “El otro mundo”, “El bajo mundo”, “Crímenes” e “Historia kiria”.

El director del MNBA, Andrés Duprat –quien, además, fue el guionista del film El ciudadano ilustre, de 2016– dijo que en las obras de Figari nos encontramos con “escenas amables que incluyen al espectador en la vida plena de los sectores populares, exenta de la mirada extrañada de quien contempla a figuras sociales que le resultan no asimilables”; por eso, advierte que “su obra reviste un carácter político inmediato, en tanto postula la igualdad del género humano, más allá de razas y clases o identidades”.

Rocca, por su parte, destaca que esta muestra es una nueva oportunidad para acercarse a un “artista inquieto, exuberante, imprevisto, que creó con sus pinceles una sucesión de temas que reflexionan sobre múltiples aspectos de la condición humana”, ya que Figari “realizó series pictóricas que abarcan desde la vida del hombre de las cavernas hasta las ceremonias religiosas contemporáneas, transitando por las corridas de toros y los crímenes pasionales, entre otros, revisando una y otra vez sus procedimientos creativos”.